Capitulo 11

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Digamos que lo que paso después de que dijera si a ser su novia, no es algo que me gusta compartir por todos lados a excepción de mis amigas si es que por casualidad, llegaran a preguntar. Simplemente voy a decir, que despertar al lado de Oscar, envuelto en una sabana y encima desnudo definitivamente es mi nuevo pasatiempo favorito.

A penas había despertado fui directo al baño, para darme una ducha, lo único que me coloque fue la ropa interior y una camisa celeste de Oscar, olía a su colonia y eso me volvía loca. Lo observe dormir por un tiempo mientras debatía si debía despertarlo ahora o preparaba el desayuno y lo dejaba dormir un poquito más.
Al final me decidí por la segunda opción y me dirigí hacia la cocina.

Aclaremos que no pude llegar a dejar la habitación+ porque Oscar se despertó, de un salto se puso los boxers y vino directo hacia mi, acorralándome contra la puerta de la habitación.

― ¿A dónde pensabas ir? ―El aire se me había cortado de repente, tenerlo tan pegado hacia mi me volvía loca y me sacaba de mis casillas.

―A ha..hacer el desayuno. ―Su nariz estaba en mi clavícula, la sentía fría y eso me hizo erizarme de pies a cabeza.

Me giro y quede frente a frente con Oscar, nos miramos un largo rato, en silencio, un silencio placentero no como un silencio incomodo, era un lindo momento que aproveche para grabarme cada facción de su cara en mi memoria. Empezando por sus ojos, bajando por su nariz y pómulos, pasando por sus labios los cuales me quede observando un largo rato, eran carnosos y suaves. Para terminar pase por su pera y mandíbula.

Baje la mirada a su pecho y me planto un beso en la cabeza, descanse mis manos en su cuello y me quede un rato respirando el olor tan masculino mezclado con una de sus tantas colonias. Un olor que deleitaba mi olfato.

―Te quiero. ―Solté de la nada, algo que se me escapo y sin pensarlo. Pero era verdad, lo quería y mucho.
―Te quiero como nunca he querido a alguien, eres una persona con la cual puedo compartir momentos de alegría como de tristeza, me haces sentir cómoda como si estuviera con mi propia familia. Te considero como si fueras de mi propia familia.

Ya no estaba mas apoyada en su pecho, lo estaba mirando a sus azulados ojos al igual que el, los míos.

―Yo también te quiero, te quiero por cómo eres, lo que me haces sentir y me doy cuenta que haría cualquier cosa por ti, hasta daría mi vida. ―Beso mis labios tiernamente haciendo que el mundo de mariposas que estaba en mi estomago, comenzaran a danzar todas juntas. Fue un beso dulce, tierno, el cual nos sirvió para decirnos todo lo que queríamos y necesitábamos. No eran necesarias las palabras, con ese beso todo estaba dicho.

Gire la llave que estaba adentro de la cerradura e ingrese a la casa. Estaba casi segura que me iban a regañar o al menos preguntarme por qué había llegado al otro día a casa y no a la noche como habíamos acordado, respire hondo unos segundos y exhale rápido haciendo que mi pecho se desinflara como un globo en menos de segundos.

La verdad es que si me decían algo o me regañaban no me lo iba a tomar mal porque estaban en lo correcto, había desobedecido y llegado al otro día no unas horas más tarde. Simplemente espero, rezo y suplico porque no se enojen con Oscar, que no le digan nada porque la verdad había sido mi culpa, el me había dicho de traerme a casa y le dije que no, obviamente quería quedarme con él, pasar tiempo junto a él, sentís sus brazos alrededor mío mientras tenia recostado mi cabeza en su pecho.
Es una sensación que me relaja, me pone bien, me hace sentirme mejor si me sentía mal juraría por mi vida que un abrazo de Oscar cambiaría mi humor en segundos.

― ¿Alli eres tú? ―Me mordí el labio.

Sin duda estaba nerviosa y tenía miedo por lo que me podrían llegar a decir. Me sentía una niña que había robado un dulce.

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⏰ Last updated: Aug 24, 2019 ⏰

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360° en segundos (Oscar Enestad)Where stories live. Discover now