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El resto de la semana nos relacionamos de manera algo tirante

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El resto de la semana nos relacionamos de manera algo tirante. No me ha pedido perdón por los métodos poco convencionales de interrogatorio pero sé que el darme un atisbo de su pasado ha sido su forma de explicarse; casi de disculparse. Al menos eso quiero creer.

-No sé cómo hemos acumulado tantas cajas, de verdad. Nunca acabaré de acostumbrarme a las mudanzas.

La voz de Bella al otro lado del teléfono me hace sentir mejor de lo que me he sentido en días, es bueno saber que mi familia sigue ahí, igual que siempre.

-Deberías decirle a Alice que deje de comprarle ropa a Nessie.

Ella resopla ante el apodo que todos usamos menos ella.

-Díselo tú, no quiero morir otra vez, gracias. –escucho un pequeño alboroto al otro lado de la línea hasta que la voz de Bella es sustituida por otra mucho más dulce e inocente.

-¡Papi!

No puedo evitar soltar una pequeña risa de felicidad ante la voz de mi hija.

-Nessie, ¿cómo estás pequeñaja? ¿Te gusta Canadá?

-Sí, hay muchos osos, tío Emmett está feliz. Pero a Jake no le gusta tanto frío.

-Jake es un quejica. –replico con diversión. –Cuéntame todo lo que me estoy perdiendo por allí.

Y Renesmee lo hace, una explicación detallada de toda la mudanza, de los nuevos muebles que su abuela a comprado o de cómo Rose y Alice hicieron una noche de chicas con ella, sesión de peluquería incluida.

-¿Has pillado a muchos malos? ¿Cuándo volverás?

-Aún no he capturado a ninguno, cielo. –dejo vagar la vista por la habitación, las cortinas corridas impiden que la luz solar entre. Me siento atrapado y poco útil en estos momentos pero me trago esa sensación para mantener el optimismo en mi voz. –No sé cuándo volveré pero estaré en casa en cuanto acabe.

-¿Traerás al mago? ¿Crees que podría sacarme algo de una chistera?

Justo en ese instante la puerta se abre, dando paso a Malfoy que apenas hace un gesto de saludo con la cabeza.

-No lo sé pero le preguntaré. –veo cómo Malfoy deja un nuevo expediente en la mesa, mis ojos se enfocan en el sello del ministerio de magia americano. Se enciende un cigarrillo con movimientos lentos y el aroma mentolado llena la habitación. –Tengo que irme ya, cielo. Pórtate bien, ¿vale?

-Te quiero mucho, papi.

Se me encoge el corazón. La echo de menos tanto que duele.

-Te quiero mucho, cariño. –consigo que mi voz no tiemble ante la atenta mirada grisácea y cuelgo el teléfono

-¿Llamada familiar? –rompe el silencio, apoyado en el borde de la mesa para mirarme con una mano apoyada en el borde de madera y la otra sosteniendo el cigarrillo. Asiento desde el borde de la cama. –¿Echas de menos a tu mujer?

Colaboración. | Draco Malfoy x Edward Cullen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora