Capítulo 7: Hermano

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Cuando llegaron a la India, Gen ya estaba en sus últimas semanas de gestación. Se instalaron en un lugar seguro y después iniciaron un recorrido para buscar la estatua de Sai Nanami, el hermano mayor de Ryusui; el cual en cuanto vio a su hermano trató de huir, dejando a todos confundidos. Una vez calmado, mantener una conversación con él no fue difícil; de esa manera regresaron al barco, donde se encerró en la habitación previamente asignada para que descansara.

Ya era de noche, Gen se encontraba en la cubierta del barco, mirando hacia el nuevo país al que habían llegado, pensando en todo lo sucedido en el día con los hermanos Nanami.

«Qué triste que se lleven así, incluso  cuando ha pasado tanto tiempo», pensó Gen.
—¿Qué haces aquí? —Senku se acercó a él—. Deberías ir a dormir.
—Es raro que tú lo digas —contestó, mirando con una sonrisa al recién llegado.
—Mañana será un largo día de trabajo, es importante dormir las horas adecuadas.
—Podrías repetir eso más seguido. —Senku soltó un suspiro y rascó su oreja.
—Solo… vamos… —insistió.
—¿Oh, qué pasó, Senku-chan? ¿Será que quieres pasar tiempo conmigo? —El nombrado se sonrojó y miró con frustración a su pareja.
—Pues sí. —Las mejillas de Gen se pusieron rojas tras esa respuesta; iba a burlarse un poco más de Senku, cuando una patada dentro de su vientre lo hizo callar.
—El bebé está de tu lado —comentó, soltando una risita. Senku sonrió y se agachó para quedar frente al abultado vientre de Gen.
—Me alegra que me apoyes, pero no golpees tanto a tu padre. —Senku le habló a su hijo y después llevó sus manos al vientre para acariciarlo, sintiendo al bebé dando patadas—. No seas así, necesito a Gen con fuerza para hacerlo trabajar.
—Qué cruel…
—Hoy tiene mucha energía. 
—Debe estar ansioso por ya nacer y conocerte.
—Ya falta muy poco.

Senku continuó hablándole a su hijo y acariciando el vientre de Gen, el cual solo podía sonreír al ver a su querido Senku tan entusiasmado por la próxima llegada de su nuevo bebé.

Al día siguiente, Sai sorprendió a todos con sus habilidades en programación, emocionando a Senku, quien inició nuevos planes para crear un ordenador en el mundo de piedra.

—No quiero ser grosero, pero es algo que llevo preguntándome desde ayer. —Sai se acercó a Chelsea, hablándole en voz baja—. ¿Él tiene algún problema de salud? —preguntó, mirando hacia Gen—. Si no fuera hombre juraría que está embarazado.
—Es que sí está embarazado.
—¿Eh?

Chelsea le explicó todo lo sucedido con la petrificación y los embarazos en hombres, contando también sobre la relación amorosa entre Senku y Gen, y sobre la hija que tenían en Japón.

—Así que ellos están casados —comentó Sai.
—No, casados no —contestó Gen, dándole un susto con su aparición repentina—. Aunque este será nuestro segundo hijo —contó, acariciando su vientre—. ¿Quieres tocar? Está despierto. —Sai lo miró con sorpresa y asintió con su cabeza, llevó con suavidad sus manos al vientre de Gen y lo acarició.
—Está pateando… —No pudo evitar emocionarse—. ¿Cuánto falta para que nazca?
—Muy poco, no me sorprendería si naciera esta misma semana.
—¿Saben qué será?
—No, pero Senku-chan dice que por la forma de mi vientre será niño, y yo le creo, mi cuerpo era diferente cuando estuve embarazado de una niña.
—Espero que pronto puedas ver de nuevo a tu hija.

Gen sonrió, no le desagradaba Sai, pero quería entender su problema con Ryusui, no le gustaba que se llevaran mal cuando eran la única familia que tenían entre sí; pensó en sus dos hijos y lo terrible que sería si no pudieran llevarse bien.

Con el paso de los días, todos continuaron trabajando, fundando la ciudad de las matemáticas, a la vez que se comunicaban con las demás ciudades donde se encontraban sus aliados, para seguir con la creación desde cero de un ordenador. Senku tenía su atención fijada en todos sus trabajos; hasta que un 08 de octubre llegó el momento de que Gen diera a luz a su segundo hijo.

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