Pedro Pablo¹

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Cuando mi tía nos comentó a toda la familia que iba a casarse, todos reaccionamos sorprendidos, preguntándonos en qué momento ella consiguió pareja.

Nadie la cuestionó al respecto, porque ella podía hacer su vida como quisiera, pero no había duda en que todo era muy extraño. El hombre de nombre Esteban parecía alguien bien posicionado. Era divorciado, con tres hijos que vivían en España, y presidente de una empresa millonaria. Obtuvo la aprobación de mi abuela y mi mamá de inmediato. Nandy era la más emocionada, ayudando a organizar todo lo posible junto a mi tía.

Todos asistimos a la boda, pero nadie de la familia de él se hizo presente. Algo era muy extraño, pero no tenía las herramientas suficientes para investigar al respecto.

Con ello, pasó un año, en el que finalmente conoceríamos a los hijos de Esteban.

Gala era la mayor, amable y linda, con una personalidad radiante. Bosco era el del medio, guapo, más alto que yo, a veces tosco y un poco clasista. Y, finalmente, Eder era el menor, un niño muy amable, curioso, alegre y resplandeciente.

Sin embargo, algo caracterizaba a los dos mayores.

Miraban con odio a su padre.

Trataban de disimularlo, pero a veces era muy evidente. No me gustaba tener que notar esto, pero, si ese odio existía, tal vez era porque la separación de esa familia no había sido pacífica. Era una teoría, pero tal vez mi tía Paz tuvo algo que ver en eso.

Mientras pensaba al respecto, un mensaje llega a mi celular, causando que la pantalla se encienda y dirija mi mirada hacia ella. Era un mensaje de Instagram de... ¿Bosco Villa de Cortés?

Tomo mi celular con rapidez, admirando los mensajes recién llegados. Quería disculparse, pero me dijo Pepe Toño antes. Realmente no lo entiendo.

Cinco minutos después, luego de reflexionar, solo podía concluir que era una broma de su parte. Me parecía imposible que se viniera a disculpar de la nada.

Sin embargo, luego juró que era verdad, y no tuve otra opción que creerle.

Una sonrisa invade mi rostro y mis mejillas reaccionan en un leve sonrojo. Me habló bonito (se disculpó), comenzamos un juego extraño y me dijo buenas noches. El día no pudo terminar mejor.

Y el día siguiente comenzó mucho mejor, porque la mamá de Bosco nos invitó a patinar con ellos en un parque, y fui el más feliz en hablarle, aunque no dejara de ser un tosco.

—No voy a soltarte.

No tenía planeado decirle eso último, pero se me salió de repente. Realmente, si iba a caerse, me caería con él.

El hermano menor de Bosco llega, y los tres patinamos tomados de las manos. Me gustaba verlo más tranquilo, confiando en ambos para seguir patinando, aún cuando tiene el peligro de caerse si no tenemos cuidado.

Era como arriesgarse a amar a alguien, ¿no? Estar tranquilos, amar con todas tus fuerzas y arriesgarte en salir herido si ese amor no es recíproco. Duele, pero las heridas sanan, tal cual como las que ocurren si caemos al suelo.

—Tengo miedo, Pedro Toño —susurra hacia mi, apretando mi mano y con la mandíbula temblorosa. Supongo que no quería que su hermano le descubriera.

—Todo está bien, tranquilo.

—Nunca he patinado en mi vida.

—Imagina que estás, no sé, patinando en un río congelado de camino al polo norte.

Una carcajada de él me enternece. Hasta su hermano lo miró sorprendido. No sé por qué reaccionó de esa forma a mi comentario, pero, me gustaba verlo así.

—Tienes una linda sonrisa, Mosco.

—Ya párale con el Mosco, ¿quieres?

Estaba embelesado con su sonrisa, sus ojos resplandecientes y su semblante tranquilo, que no noto la piedra en mi camino, perdiendo el equilibrio.

Todo pasó muy rápido. Siento una mano detrás de mi cabeza, pero mi cuerpo recibió el impacto. Mis ojos se encuentran con los de Bosco, quien estaba encima de mi. No dudó en reaccionar a salvarme. Todo parecía reducirse a nosotros, en un momento muy de película romántica.

—¿Estás bien?

—Si. Gracias por salvarme, Bosco.

No puedo dejar de mirarlo, y luego, a sus labios. Quería besarlo.

—¿Ya se van a levantar?

Sin embargo, la pregunta de Eder desaparece cualquier pensamiento en mí, y ambos nos levantamos con rapidez, tratando de evitar nuestras miradas y alejarnos lo más posible.

Bosco se aleja con su hermano, y yo solo puedo observarlo desde lo lejos. Mi cabeza dolía un poco pero, gracias a él, el daño fue menor. Esbozo una sonrisa, y llevo mis manos a mi rostro, tratando de contener mis emociones lo más posible.

Acaso, ¿me está empezando a gustar Bosco?

...

Siempre tarde, nunca temprano, ¿cuando voy a aprender?

Quería hacer Bosco² porque amo a mi hijo cuando es dramático, pero este cap es importante para lo que se viene en la trama jeje

Ya más de 200 lectura, wow, gracias por todo el apoyo, lxs amo
Gracias por leer 🫂

La lista de cosas extrañas de Eder.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora