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24.Pesadillas

Delly

Abro los ojos casi automáticamente. La habitación está oscura, solo se puede ver la luz de la luna entrar por la ventana, a mi lado noto que Paul se mueve de un lado para otro, sacude su cabeza, al principio no lo entiendo; después me doy cuenta de algo, debe estar teniendo una pesadilla. Me debato entre si despertarlo o dejar que termine esa pesadilla, finalmente cuando he decidido moverlo un poco para despertarlo, él se levanta de golpe hasta quedar sentado en la cama. Me apresuro a encender la lámpara que está a mi lado colocado en la mesita de noche, él me está dando la espalda, pero me acomodo a su lado sentándome de la misma manera.

—¿Fue una pesadilla?—le pregunto pero tanto para mí como para él, suena a afirmación.

—Sí—murmura—Ya regreso —dice antes de salir de las mantas para dirigirse hacia la ventana la cual abre rápidamente para salir al balcón.

Un recuerdo viene a mi mente cuando lo veo desde ahí dándome la espalda. Una vez lo encontré en ese mismo lugar, a esta misma hora, cuando yo tampoco podía dormir.

¿Tendrá pesadillas desde siempre?
Eso tiene una respuesta y para mí ya es muy clara, sí. Ahora… ¿debería tratar de averiguar de qué son?

Salgo de la cama para ir hacia la ventana, ahí me quedo parada un rato mientras lo observó, está recargado con ambas manos, dándome la espalda.

—Hace frío. Deberías entrar —digo frotándome las manos en los brazos. El frío está que quema los huesos, es invierno, no podría esperar menos.

—Entra ya—me ordena con voz preocupante.

—No, hasta que también tú lo hagas.—digo.

Me mira y en su rostro puedo ver la sombra de una sonrisa que no le llega a los ojos.

—Entremos.—se acerca para que me adelante a entrar, así lo hago. Cierra la ventana como al principio mientras que yo me apresuro a meterme entre las mantas ya que el frío está insoportable tanto a fuera como a dentro.

Cuando los dos estamos ya en la cama, el sigue sentado observando a la nada. Quiero preguntar de que son las pesadillas pero decido que es mejor guardar silencio, siempre es mejor cuando la otra parte no está dispuesta a hablar.

Ya me lo contara el mismo.

Con eso me convenzo a mi misma.

—¿No me vas a preguntar de que son las pesadillas?—pregunta su voz en medio de la oscuridad.

—¿Quieres contarme?—le respondo con otra pregunta.

Escucho como suelta una risita.

—¿Podría ser después?—pregunta dubitativo.

—Siempre y cuando quieras—murmuro pegando mi cabeza a su hombro.

—¿No estabas durmiendo?

—Sí, eso hacia, pero mis ojos se abrieron solos.—confieso.

—¿Por qué?

—No lo sé, quizás una señal—digo casi a manera de broma.

—Desde que una mujer desconocida te da una carta ya crees en esas cosas de señales y lazos que nos unen—se burla.

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⏰ Última actualización: Jul 24 ⏰

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