04

121 12 3
                                    

Capítulo 4

Briana.



Subí las escaleras del avión privado del Barça acompañada de Sarah mientras mi padre iba delante de nosotras. Al entrar, vi que algunos futbolistas y técnicos ya estaban allí sentados o colocando sus maletas. Vi a João y unos cuantos más sentados en los sitios del fondo, así que aproveché para sentarme al principio, junto a la ventana. Mi padre se sentó en otro lugar, dejando a Sarah sentarse a mi lado.

─Voy a dormir ─le avisé, poniéndome la capucha de la sudadera ya que en los aviones siempre hacía fresquito. Me apoyé en la ventana y cerré los ojos.

Iba a ser un vuelo largo y lo empezábamos a medianoche para llegar por la mañana a Riad, Arabia Saudita, para jugar el partido contra Osasuna.

Dormí bastante tiempo, al menos dos horas seguidas. Todavía faltaban otras tres horas, pero algo era algo.

Miré a mi alrededor; había demasiado silencio y estaba todo oscuro, solo se veían unas luces cálidas en la parte superior y las de emergencia. Sarah estaba a mi lado, leyendo un libro. Me moví un poco y ella me miró.

─¿No vas a dormir? ─dije en un tono bajo.

─He dormido media hora, pero me he desvelado y me he puesto a leer. Luego intentaré dormir un poco más.

─¿Qué hora es?

─Son las cuatro de la mañana, llegaremos a las siete más o menos.

─¿Todavía faltan tres horas? ¿Y qué hago yo ahora? Ya he dormido todo lo que podía dormir.

Sarah sonrió y cerró su libro.

─Podemos hablar un rato o ver una película.

─Vale, pero antes voy al baño.

Sarah asintió y me dejó dirigirme al baño. Era un baño común, es decir, que podían entrar tanto chicas como chicos, pero era bastante grande y limpio. Ventajas de viajar con un club millonario.

Hice mis necesidades y, cuando estaba tirando de la cadena, alguien tocó a la puerta.

─Está ocupado ─dije lo suficientemente alto.

Me lavé las manos y un poco la cara porque tenía cara de haber dormido veinte horas seguidas. Luego, abrí la puerta y me tembló el pulso al ver a João mirándome.

─¿Qué haces aquí?

Se notaba que me acababa de despertar. ¿Quién en este mundo pregunta eso?

─Ir al baño ─me contestó de lo más tranquilo─. Y si me dejases pasar, lo haría.

Suspiré y él me miró con curiosidad.

—─Pensaba que no vendrías a los viajes.

─¿Y eso por qué? Si ya lo sabías, ¿no?

─Creía que no te atreverías, la verdad.

─Ni que fuese un reto de supervivencia.

Él se cruzó de brazos, mirándome serio. Pensé que me iba a decir algo más, pero lo único que soltó fueron palabras secas.

─Déjame pasar, Briana.

Tenía ganas de insultarle hasta quedarme sin voz y sin ideas para insultos nuevos. Me daba rabia, mucha rabia, que mi nombre sonase tan bien al salir de esos labios. Me aparté, tragando en seco, y él cerró la puerta en mi cara. Empezábamos bien las vacaciones...

『••』


Si creía que el calor de Barcelona era sofocante, el de Riad era casi insoportable. Apenas bajamos del avión, una ráfaga de aire caliente me golpeó, mareándome. Llevaba puesta la sudadera que usé en el avión y, sin nada debajo, me tocaba soportar los treinta y seis grados.

En la recepción del hotel, la multitud era inmensa. Los fans gritaban los nombres de los futbolistas, lo que me provocó un dolor de cabeza. Algunos eran extremadamente ruidosos.

─¿Vas a bajar del autobús? ─me sorprendió la voz de João detrás de mí, con su mochila al hombro y un aspecto cansado.

─¿Por qué hay tanta gente? ─pregunté haciendo una mueca mientras miraba hacia fuera.

─¿Nunca has visto a tanta gente junta o qué? ─Lamine, que era muy joven y a quien conocí en el avión, me miró con diversión. Mi padre me lo había presentado porque iba a participar en la campaña de las nuevas camisetas.

─Sí, pero es que...

─¿Vas a bajar o no? ─repitió João.

Lo miré seria y volví a mirar hacia afuera.

─¿Me van a hacer fotos con estas pintas?

─Si no bajas ya, todos esos de afuera empezarán a entrar en el autobús y te atacarán ─dijo Lamine riéndose.

─No son zombies, idiota.

─Me encanta lo simpática que eres siempre ─dijo João rodando los ojos─. Hagas lo que hagas, te van a mirar igual.

─¿Y eso por qué? Vosotros sois los futbolistas.

─Porque estás con nosotros ─intervino Gavi, aparentemente perdiendo la paciencia─. Pensarán que eres la novia de alguno de nosotros, harán algún rumor y ya está. Lo de siempre.

─¿Qué? Pero si vosotros... ─no pude terminar la frase ya que João pasó a mi lado, esquivándome, y salió del autobús sin mirarme.

Me apresuré a bajarme también, intentando mantener la normalidad. La gente gritaba como loca el nombre de João, pero él los ignoró con cara de asco. Otros, como Lamine y Fermín se detuvieron a saludar a algunos fans.

Seguí a João hasta entrar en el lujoso hotel, dejando a los fans atrás. El aire acondicionado del vestíbulo fue un alivio inmediato, contrastando con el sofocante calor de afuera.

 El aire acondicionado del vestíbulo fue un alivio inmediato, contrastando con el sofocante calor de afuera

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

👎🏼👍🏼?

Pasado | João FélixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora