No Se Amaban

¿Amor o Enamoramiento?

         "El enamoramiento llega de repente arrasando con todo a su paso, sin importarle nada ni nadie. El amor, en cambio, tiene un caminar lento para instalarse en tu alma, haciendo a ese ser un complemento de ti... y, lo mejor de todo, te hace feliz. Si el amor se cuida bien (tal como una flor que debes regar a diario), no tendría motivos para morir." (Ginger)

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«Witch, One on One», era el bar de moda en el Callejón Diagon, una versión mejorada de los bares a los que habitualmente acostumbraban frecuentar magos y brujas del mundo mágico. Luego de la guerra y, con el correr de los años, muchas cosas habían cambiado: una de esas era que dicho mundo ya no era tan atávico y paternalista como ella lo conoció de adolescente. Existía ahora una Primera Ministra de Magia, con una ayudante directa, llamada «Encargada de Asuntos Internos», cargo recientemente asumido por su antigua amiga, Hermione Granger.

En efecto, muchas cosas habían cambiado y, ese lugar, no era la excepción. Era realmente fuera de todo canon mágico forjado hasta ese momento: resultaba ser tan mágico, que parecía muggle...

Inspiró profundo y bebió un pequeño sorbo de un trago extraño que el mago de la barra le había ofrecido. Le dijo que las mujeres muggles lo consumían bastante: era presentado en una copa de boca ancha con sal adherida por la orilla que, al probarlo, sus papilas gustativas se inundaban de un sabor ácido y delicioso, que al instante se esparcía por todos sus sentidos: Tequila Margarita, nada más y nada menos. Algo tan convencional para los muggles, como novedoso para ellos. Era el trago de moda y, por lo mismo, la tasca, plenamente iluminada, con sutil música ambiental, copas de distintos colores y tamaños, en cristales delicados y elaborados especialmente para el bar, la hacían parecer como un lugar de ensueño, digno de cual mago o bruja de élite, siendo la zona de encuentro propicia para tratar asuntos de negocios o simplemente para tener una amena conversación con amigos o compañeros de trabajo.

Cerró los ojos con el propósito de descansarlos por algunos segundos, respirar pausado y calmar los nervios. Bebió otro sorbo, mientras que con una mano tamborileaba sobre la mesa. Miró por la ventana y afuera advirtió un hervidero de gente que iba y venía por el transitado callejón. Eran recién las diez de la mañana y afuera estaba atestado de personas para comprar los útiles escolares. Sí, era finales de agosto y por ende, pronto los niños ingresarían a Hogwarts. Rio con algo de nostalgia al pensar que ella aún no tenía hijos; que al terminar su noviazgo con Harry Potter (hacía unos cuatro años) no había vuelto a tener una relación seria que la invitara a formar un hogar... hasta ahora, o al menos eso creía...

Otro suspiro, mientras inconscientemente calculaba el tiempo que había pasado desde la guerra: doce años.

Doce años en los que había estudiado, trabajado y seguido estudiando. Era medimaga con varias especializaciones. Fue una de las mejores de San Mungo. Tanto, que algunos hospitales mágicos de Estados Unidos le habían solicitado que se trasladara hacia ese país, específicamente a los lugares en donde realizó algunos cursos de perfecciona-miento. Pero ella sentía que debía respetar sus raíces y, sobre todo, mantenerse en una tierra por la cual había luchado, no siendo protagonista, pero sentía que su lucha, si bien fue un poco anónima a ratos, resultó bien dada pues al fin de cuentas entre todos lograron derrotar al mago que intentó arrebatarles la libertad y sus vidas.

Ginny Weasley, ahora llegando a los treinta, sentía que su mundo, tan bien constituido: con trabajo, una familia extensa a quien visitar y uno que otro amigo, se veía amenazado por la decisión que había tomado, sabiendo perfectamente que además afectaría a muchas personas... Decisión que ya había comenzado a dar sus primeros frutos. Pues a pesar de lo bien evaluada que estaba en San Mungo, ya no trabajaba allí.