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Capítulo treinta y ocho

| B A T T L E F I E L D |

El cielo de Wakanda estaba teñido de un gris tormentoso, presagio de la batalla que se avecinaba. En el corazón del reino, las fuerzas de la resistencia se preparaban para enfrentar a los ejércitos de Thanos. El campo de batalla estaba lleno de una energía contenida, una mezcla de tensión y esperanza mientras los soldados de Wakanda se alineaban en formación, listos para defender su hogar. Steve Rogers y Bucky Barnes se encontraban en el centro de esta escena, rodeados de sus compañeros y preparados para enfrentar lo que estaba por venir.

Steve se ajustó el escudo en su brazo, el metal frío en contraste con el calor de su determinación. A su lado, Bucky se preparaba con su brazo de vibranio, su mirada fija en el horizonte, donde el ejército de Thanos avanzaba como una marea oscura.

-¿Estamos listos, Steve? -preguntó Bucky, su voz firme pero con un matiz de tensión apenas perceptible.

Steve asintió, mirando el vasto ejército de las huestes de Thanos que se acercaban. El suelo temblaba bajo el peso de sus enemigos, y el rugido distante de la batalla se mezclaba con el sonido de la tecnología avanzada de Wakanda que se preparaba para el combate.

-Sí. Sabemos lo que tenemos que hacer -respondió Steve, su voz cargada de determinación-. Vamos a defender Wakanda y asegurarnos de que este lugar siga siendo un refugio para todos.

Bucky no respondió con palabras, pero sus ojos encontraron los de Steve en un entendimiento silencioso. Habían pasado por tanto juntos, y ahora estaban al borde de una nueva guerra, enfrentando lo que podría ser su mayor desafío.

Los gritos de guerra llenaron el aire cuando las tropas de Thanos comenzaron a avanzar hacia las líneas de Wakanda. La batalla estalló con una violencia implacable. Steve y Bucky se lanzaron al frente, luchando codo con codo como habían hecho tantas veces antes.

Steve corrió hacia el enemigo, su escudo girando en un patrón letal, bloqueando y desarmando a los adversarios con precisión. Cada movimiento era una combinación de fuerza y técnica, su cuerpo moviéndose con una fluidez que solo los años de entrenamiento y experiencia podían brindar. A su lado, Bucky avanzaba con una furia contenida, su brazo de vibranio rompiendo escudos y lanzando enemigos por el aire.

Los dos amigos se movían en una danza sincronizada de combate, una coreografía de ataques y defensas que solo ellos podían ejecutar con tanta perfección. Steve lanzó su escudo, derribando a varios enemigos a la vez, mientras Bucky se abría camino con su brazo de vibranio, su fuerza imparable aplastando a quienes se interponían en su camino.

-¡Atrás, Steve! -gritó Bucky, señalando una horda de enemigos que se acercaban con una formación imponente.

Steve giró, lanzando su escudo con precisión. El metal voló con una fuerza implacable, golpeando a los enemigos y abriendo un camino a través de sus filas. Bucky aprovechó la apertura, avanzando con un ataque furioso que dejó una estela de destrucción a su paso.

En medio del caos de la batalla, Steve y Bucky se encontraron en una breve pausa, sus miradas encontrándose en un momento de calma en el torbellino de la guerra.

El combate continuó, y el estrépito de la batalla se hizo aún más intenso. Steve y Bucky luchaban sin descanso, cada uno empujando sus límites para mantener a raya a las fuerzas de Thanos. La lucha era implacable, una guerra sin fin en la que cada momento estaba cargado de peligro.

Bucky se movió a través de las filas enemigas con una furia salvaje, su brazo de vibranio destrozando armaduras y enviando enemigos volando. Steve, con su escudo a la vanguardia, se encargaba de bloquear ataques y encontrar momentos de vulnerabilidad en el ejército enemigo.

En un momento de caos, Steve vio a Bucky enfrentándose a un grupo de enemigos que parecía estar abrumándolo. Sin pensarlo, Steve corrió hacia él, empujando a sus oponentes y creando una brecha en la línea enemiga para permitirle a Bucky un respiro.

-¡Buck, mantén la formación! -gritó Steve mientras sus movimientos sincronizados eliminaban a los enemigos a su alrededor.

-¡Gracias, Steve! -respondió Bucky, su respiración entrecortada pero su espíritu intacto.

Juntos, lucharon con una determinación inquebrantable. Cada golpe que recibían, cada enemigo que derrotaban, estaba cargado de una fuerza que iba más allá del combate físico. Era la fuerza de una amistad forjada en las llamas de la guerra, de una lealtad que se había mantenido firme a lo largo de los años.

A medida que la batalla se acercaba a su clímax, el rostro de Thanos se hizo más visible, su presencia una sombra sobre el campo de batalla. Los soldados de Wakanda estaban exhaustos, pero la llegada de sus refuerzos mantenía viva la esperanza. Steve y Bucky luchaban con una furia renovada, sabiendo que el destino de todos dependía de su capacidad para mantenerse en pie.

Finalmente, en el fragor de la batalla, Steve vio a Thanos avanzando hacia el centro del conflicto, su figura oscura una amenaza inminente. Sabía que la verdadera prueba estaba por llegar, una prueba que decidiría el curso de la guerra.

-Buck, esto aún no ha terminado -dijo Steve, su voz cargada de una intensidad que reflejaba la gravedad del momento.

-Lo sé -respondió Bucky, su mirada fija en Thanos.

(...)

Steve Rogers, herido y agotado, había estado al frente de la batalla, luchando con una determinación feroz. Su escudo, una extensión de su voluntad, estaba abollado y rasgado por los combates, y su cuerpo estaba cubierto de heridas y sangre. La presencia de Thanos era una sombra ominosa, una amenaza de la cual Steve había intentado proteger a Wakanda con toda su fuerza.

De repente, un destello de luz brilló en el cielo, y Thor descendió con su martillo, su llegada era una mezcla de esperanza y desesperación. La intensidad del combate se había transformado en un momento de sorpresa, y Thanos, momentáneamente distraído por la presencia de Thor, había dejado un breve respiro en el campo de batalla.

Steve, tambaleándose, trató de recuperar la vista del enemigo, pero el caos de la batalla y el destello cegador de la llegada de Thor habían borrado momentáneamente de su vista al titán.

Fue en ese instante de confusión y desesperación que el silencio se apoderó del campo de batalla. El ruido de la batalla se desvaneció como un eco lejano, dejando solo un vacío profundo que llenaba el espacio con una sensación ominosa.

Steve, con el cuerpo temblando y el aliento entrecortado, intentó enfocarse en la figura del titán. Pero en lugar de ver a Thanos, vio a Bucky delante de él. Su amigo estaba allí, emergiendo de entre los restos de la batalla, su rostro serio y su mirada fija en Steve con una intensidad inquebrantable.

-Buck... -susurró Steve, su voz temblando de agotamiento y dolor.

Bucky no respondió con palabras. En lugar de eso, sus ojos reflejaban una tristeza y una resignación que Steve nunca había visto antes. Su presencia era un ancla en medio del torbellino, un punto de calma en el caos que los rodeaba.

-¿Qué está pasando? -preguntó Steve, su voz llena de una desesperada confusión.

Bucky dio un paso hacia él, pero antes de que pudiera avanzar más, el aire alrededor de él comenzó a distorsionarse, como si fuera arena llevada por el viento. Su figura se desvaneció lentamente, borrándose de la vista de Steve con una lentitud angustiosa.

-Buck... ¡No! -exclamó Steve, extendiendo su mano hacia él con una desesperación que ni siquiera él sabía que sentía.

La imagen de Bucky se disolvió en el aire, su forma volviéndose cada vez más tenue hasta que finalmente se desintegró en la nada. Steve quedó solo, mirando el vacío donde su amigo había estado momentos antes.

El silencio se volvió más profundo, como si el universo mismo estuviera conteniendo el aliento. La realidad del momento se asentó sobre Steve con una pesadez implacable, y el dolor en su cuerpo y alma se intensificó.

OMEGA | B. Barnes | S. Rogers Donde viven las historias. Descúbrelo ahora