15. Hermana

43 3 3
                                    

De verdad os juro que no me esperaba que nadie quisiese a Mateo. O sea, es un tremendo hijo de la gran puta.

—Guau

—¿Te sorprende que me gusten los hombres?

—No, me sorprende que te guste Mateo.

—Ya, me gusta sufrir bastante.

—Ya te estoy viendo.

Veo como vuelve a mirar a donde está Gonzalo con un grupo de chicas comiéndose la boca de dos de ellas. Sam ya parece estar bastante borracho por como habla pero aun así sigue bebiendo del ron que le he dado.

—Creo que es suficiente. —Le digo quitándole el ron.

—¿Y tú por quién intentas olvidar? — Pregunta sin prestar atención a lo que le he dicho quitando mis manos de su copa y volviendo a beber.

—Mi ex. —Tomo un trago grande después de soltar esta carga.

Con mis amigas no me puedo poner así por qué me regañan. Se ponen a decir que soy una masoquista enorme por no olvidar a ese imbécil. Pero no es mi culpa yo quiero dejar de amarlo, pero le extraño.

—¿Quién es? —Pregunta intrigado.

—No lo vas a conocer, no es de Madrid.

—¿Y no hay nadie de Madrid al que hayas echado el ojo?

Me paro a pensar y estoy a punto de decir que no pero recuerdo a Seo-jun y enseguida me sonrojo.

—Sí que hay uno —Dice con un tono burlón al ver mis mejillas sonrojadas

—No, además tiene novia.

—O sea que tú ex es un capullo y el que te mola tiene novia.

—Que no me gusta nadie

—Hazte un trío.

—Si esos son tus consejos no seas psicólogo.

El empieza a reír y yo al verle a si me provoca una risita. Cuando de repente con una determinación en sus ojos que no había visto antes se levantó. Al principio se tambaleó un poco, pero rápidamente recobró el equilibrio y, con una sonrisa traviesa, se acercó a mí y me dijo:

—Mira, el que me gusta se lía con todos y tú ex es un capullo. ¡No tiene sentido seguir preocupándose por ellos! Esta noche es para disfrutar, para liberarse y hacer lo que nos venga en gana. Así que, ¡anímate y líate con quien quieras! Esta fiesta es nuestra y nadie va a decirnos qué hacer.

—No creo que... —Sam agarra el alcohol que faltaba por beberme y me lo lleva a la boca para que beba— A la mierda con todo y todos. Está fiesta es nuestra.

La música retumbaba en mis oídos mientras el alcohol hacía efecto. Las luces de colores parecían bailar junto con nosotros. Me dejé llevar por la energía de la fiesta, sintiendo una libertad que no había experimentado en mucho tiempo. Sam, eufórico por haberme convencido, me agarró de la mano y me llevó al centro de la sala.

—¡Vamos, esta noche es nuestra!— gritó, y yo me reí, dejándome llevar por la locura del momento.

Pronto me encontré hablando y riendo con personas que apenas conocía. La sensación de camaradería era palpable, y el ambiente vibraba con una energía eléctrica. Me crucé con Sam coqueteando descaradamente con otra persona, y cuando termina de comérselo se acerca a mí y me da un empujoncito dentro de un grupo de chicos.

—¡Tu turno!

Con el corazón latiendo rápido, me acerqué, dispuesta a disfrutar de la noche sin remordimientos. Nos reímos, bailamos y, antes de darme cuenta mientras bailaba con uno de los chicos vi a Seo-jun con su novia mirándome. Cuando veo que ambos se acercan a mí me empiezo a echar para atrás chocando con alguien. Y ese alguien no era más y menos Mateo.

Amor verdadero, nunca cumplidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora