Capitulo 2: Besos y Caricias

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El sol de la tarde caía suavemente sobre el campo de fútbol, bañando todo con una cálida luz dorada. Lynn, con su cabello castaño ligeramente alborotado y su energía inagotable, practicaba tiros a la portería mientras Riley la observaba desde la línea lateral. Lynn era la mejor amiga de Riley, siempre llena de vida y dispuesta a escuchar.

—¡Mira esto! —gritó Lynn, lanzando un potente disparo que fue directo a la esquina de la red— ¡Gooooool! ¿Viste eso?

Riley aplaudió, tratando de concentrarse en los logros de su amiga y no en el torbellino de emociones que sentía por dentro. Lynn corrió hacia ella, respirando agitada pero con una sonrisa amplia en el rostro.

—Estás increíble, Lynn —dijo Riley con una sonrisa que intentaba ocultar su nerviosismo.

—Gracias —respondió Lynn, tomando un sorbo de agua antes de sentarse en el césped junto a Riley—¿Y tú? ¿Cómo te va con las matemáticas y la vida en general?

Riley sintió un nudo en el estómago. Sabía que no podía seguir evitando el tema por mucho tiempo. Sus pensamientos volvieron a Val, a los intensos momentos que habían compartido en el aula.

—Bueno... —empezó Riley, tratando de sonar casual—Las matemáticas son difíciles como siempre, pero Val me está ayudando.

Lynn levantó una ceja, detectando algo inusual en el tono de Riley.

—¿Val? —preguntó, su tono curioso—¿Te refieres a la maestra Val?

Riley asintió, sintiendo que su corazón comenzaba a latir más rápido.

—Sí, ella misma. Es muy buena explicando... y también es muy amable.

Lynn frunció el ceño, dejando de lado la botella de agua.

—Espera un momento, ¿me estás diciendo que te estás acercando a Val? —preguntó con un tono de incredulidad—¿Qué tan cerca?

Riley tragó saliva, sintiéndose atrapada.

—Lynn, no es lo que piensas... —empezó, pero Lynn la interrumpió.

—Riley, ¿me estás diciendo que te has metido con alguien mayor, y para colmo, con tu maestra? —exclamó Lynn, sus ojos abiertos de par en par antes de soltar una carcajada— ¡No puedo creerlo!

Riley bajó la mirada, sintiéndose avergonzada.

—Ni siquiera sé cómo pasó... —dijo en voz baja— Simplemente... sucedió.

Lynn se rió de nuevo, sacudiendo la cabeza.

—¡Es increíble! —dijo con un tono burlón— Riley, te has liado con tu maestra. ¡Qué cliché de película!

Riley respiró hondo, tratando de mantener la calma.

—Lynn, sé que parece una locura, pero... no es tan grave—intentó explicar, aunque sabía que sus palabras sonaban débiles.

Lynn le dio un codazo juguetón.

—Oh, claro. La típica historia de amor prohibido. —dijo con una sonrisa burlona—

Riley sonrió débilmente—Muchas Gracias por tu ayuda, Lynn —respondió algo sarcástica

...

La casa de Val era una muestra de elegancia moderna, con grandes ventanales que dejaban entrar la luz natural y muebles minimalistas que realzaban la amplitud del espacio. Val estaba sentada en su cómodo sofá de cuero blanco, con una copa de vino en la mano, esperando a su mejor amiga, Dani. El sonido de la puerta del refrigerador abriéndose y cerrándose indicaba que Dani ya se había acomodado.

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