Capitulo 08: La Orden

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Furia helada barría cada una de sus extremidades, no simplemente se sentía con ganas de asesinar a alguien, iba mucho más allá, era un impulso demoledor que comenzaba a apuñalar cada pensamiento conciente o inconciente y todos terminaban en un único lugar, allí donde todas las emociones violentas se agolpaban, al maldito ser que despertaba lo peor de él... Remian quería asesinarlo, no necesitaba más palabras.

Lo siguió hasta la casa en la que vivían, una pequeña cabaña a las afueras de la cuidad, no necesitaban auto por lo que podían vivir donde se les diera la gana.

Aporreó la puerta por mero formalismo, ciertas actitudes no desaparecen de un día para otro. Cuando Alastor abrió la maldita puerta, Remian ingresó dispuesto a partirlo en dos, quería hacerlo, necesitaba hacerlo sólo que el olor en la habitación lo noqueó... «Azael», ella había estado con él.

Sus ojos se volvieron rojos al instante y si antes había experimentado una emoción violenta, ésta iba mucho más allá.

― No es como si hubieses respondiendo por más que te llamara ―se disculpó al momento.

No, claro que él no hubiera ido, estaba demasiado ocupado descargándose entre las piernas de una prostituta.

― ¡Jodido hijo de puta! ―gruñó enterrando su puño en su cara. A la mierda con eso de que no podría pegarle, lo había soportado por meses, meses en lo que el bastado se comportaba como todo un dolor de huevos, y ahora que por fin ella lo buscaba, simplemente no le decía nada, y no lo hacía porque lo había "obligado" a estar con aquella mujer y descubrir que se siente y cuán adictivo podía llegar a ser... Quería matarlo. No tenía otra elección.

― Dije que te diría ―soltó sonriendo ―. Pero no puede encontrarte... asumo que te divertiste esta noche ―escupió la última palabra con la boca llena de sangre.

Remian se sentía demasiado ido como para que sus pullas lo afectasen, el olor de ella lo mareaba, porque sabía que había estado allí.

― Vino por mero formalismo, no hizo nada de lo que te imaginas que hacemos nosotros, simplemente me aviso que me necesitaría y luego se fue, no es una chica de muchas frases, no cuando te sintió venir...

Eso hizo que se calmara, lo suficiente por lo menos para dejar de ver todo rojo, pero lo que Alastor dijo apuñaló su amor propio, - ella lo había sentido volver y había escapado... –.

― Cuando ella se alimenta simplemente se deja ir, yo te diré dónde está una vez que ella esté saciada, no la querrás molestar antes.

Todos los músculos de Remian rugieron a la vez y antes de volver a atacarlo Alastor levantó las manos en son de paz.

― Hazlo Remian, hazlo y manda por tierra todo el tiempo que pediste a mi lado, estás cerca, no lo desperdicies ahora.


***


Alice despertó con el llamado insistente de Magnolia, bien, ni siquiera había amanecido y por lo que podía notar era urgente, salió de entre las sabanas conteniendo un bostezo y se acercó a la puerta al momento el alma se le fue al piso, Magnolia que era de por sí de aspecto frágil y ceniciento se veía mucho más anciana que antes. La Bruja la miró como si entendiese algo que ella aún no sabía y la sacó de la habitación a los tirones. Bajaron las escaleras y al llegar al último piso Alice divisó una figura que reconocería en cualquier lugar.

― ¿Qué demonios te sucedió? ―preguntó dejando de respirar.

Adam tenía la mitad dela ropa manchada en sangre, un importante corte en los labios del lado derecho en conjunto con un ojo completamente morado. Estaba genial, y Gerard no se quedaba atrás.

Saga Ángel Oscuro III. Tentando al DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora