Blanca oscura losa, lanza
prosa de delirio con la noche,
son las nueve y ya me ahorca
la amenaza fuerte de la Corte.
Corte cruel de manos largas
de los días que se acaban.Van los sabios brazos de mi padre
al vuelo, pero sirven solo pocos lapsos,
dan las doce y yo en la cama,
bote blando que no alcanza
a empatar la luna con deseos de templanza.Negra niña de ojos ciegos yo te veo
en el reflejo del espejo al que me mandas.Hombre tenue, me das pena
con tus dedos al costado de mi cuello,
rio de sangre que alimenta la colmena,
fiero infierno, cuando suena fuerte la tambora,
llenas poros con tus llamas de agua helada
todo el cuerpo y retumba en la azotea,
ruega, ruega que te vayas de mi alma,
vete loca, son las dos de la mañana.Ese espectro solo juega,
esa nena no me falla,
ni la Corte de la maña
que puntual nos apuñala.Los minutos se me pasan
más que lentos deshonrosos
en un cuarto desastroso
jaula de oro, jaula odiada.Llena estás de horas largas.
Casi tres de la mañana,
y el granate que no calma.
Y recuerdo que a las tres sin más estalla.Ojalá que no me falle,
que ya quiero que se acabe.
Por favor estalla,
mente: por favor estalla.