"-Aún en la noche más oscura, tan sólo verte unos segundos, sabré que hay una luz a la cual puedo aferrarme".
"-Sabes que no puedo ser esa luz a la que tanto anhelas, deberás aferrarte a otra cosa"
"-No intentes convencerme, mi corazón es tan duro...
Legolas y Moundliz fueron al gran almuerzo en donde se encontraría el rey Thranduil, la albina se puso nerviosa al recordar el trato cuestionable que el rey le dio cuando estuvo con ella, sin embargo Legolas estaba a su lado y no tenía nada que temer.
Entraron tomados de la mano, ya todos estaban sentados en la mesa y empezaron a murmurar entre ellos, allá en la punta de la mesa yacía el rey, mirando totalmente shockeado a la elfa, aquella elfa la cual el rey intentó codiciar hace 4 años.
Legolas fue directo a su padre y acomodó la silla para dejar sentar primera a Moundliz, ésta se ponía algo tímida al estar cerca del rey.
Legolas se sentó en el otro extremo de la mesa, siendo así que Thranduil estuviera sentado entre medio de los dos.
-Vaya, creí que había muerto (diría el rey sin mirar a la elfa)
-Si morí, majestad. Pero heme aquí, de regreso.
-Si, ya veo... Legolas ¿por qué la trajiste de nuevo?
-Ada, debes saber algo importante, yo...
Moundliz lo interrumpe y voltea a ver fijamente a la cara del rey, reuniendo el valor suficiente.
-Mi señor, he venido de la muerte para pedir la mano de su hijo.
-¿La mano de Legolas? Ja, una muerta que salió de su tumba. Por favor, no puedes decirlo enserio.
-Mi señor, ayer Legolas y yo intimamos como hombre y mujer, lo más correcto que puedo hacer es pedir su mano. Después de todo ambos perdimos la pureza.
Thranduil estaba bebiendo una copa de vino cuando casi se ahoga al oír aquellas frases.
-Pero qué... ¡Atrevida! ¡Cochina indecente, mujer vulgar! ¿¡Cómo se atreve a seducir a mi hijo para conseguir tales perversiones!? Es más que claro que usted es una bruja.
-Mi señor, su majestad la reina ya ha aceptado mi petición.
-¿De qué estás hablando? (Thranduil la mira incrédulo)
-Puedo verlo por sí mismo, majestad
Las puertas se abren dejando el paso a una elfa de cabellos rubios largos ondulados, un delicado vestido de seda y una diadema de gemas blancas entrando a la sala, Thranduil palideció como si fuera que vio a un fanstasma y casi se cae de espaldas al ver a su difunta esposa.
La mujer se acerca a Thranduil y le extiende la mano hacia él, el rey algo incrédulo toma su mano y la mira a los ojos.
-Esto... Debe ser un sueño.
-Un hermoso y real sueño mi amado Thranduil, he esperado tanto el momento para regresar.
-Pero... ¿Cómo?
-Yo lo hice su majestad, mis lágrimas devuelven la vida a los muertos, me tomé la libertad de buscar su tumba y llorarle. (Exclama Moundliz)
Legolas la mira con una leve sonrisa, los ojos de Thranduil se cristalizaron y rompió en llanto abrazando a su amada esposa. Todos los demás en la mesa, incluyendo los sirvientes, aplaudieron y felicitaron al rey y a la reina por reunirse otra vez.
Dos meses después
Moundliz se encontraba frente a un espejo, vestía un largo y hermoso vestido de novia blanco, sobre su cabeza yacía una corona de ramas blancas que simbolizaba el Bosque Negro, se miró de pies a cabeza, parecía una auténtica princesa.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
