Llegamos nuevamente a mi departamento. Ese pequeño recuerdo me puso sentimental, pero también entendí muchas cosas, y una de ellas era salir adelante por mis propios medios, sin la ayuda de mi familia ni de nadie. Quería demostrarme muchas cosas.
- Llegamos - me dice Isabella, bajando del auto y subiendo conmigo al departamento.
Isa se quedó en la sala terminando sus pendientes, y yo fui directo a mi cama. Necesitaba dormir un poco. Mañana iré a esa escuela de modelaje; tengo una hora libre y hablaré con mi jefa para que me ayude un poco con los horarios. Era mi sueño y pensaba cumplirlo a como diera lugar.
A la medianoche sentí cómo un cuerpo caía en el lado izquierdo de la cama. Supuse que era Isabella, pero no quise voltear. Ella me dio un beso en el brazo y se acostó a dormir.
Desperté por un olor muy rico: waffles. Tenía bastante tiempo sin comer waffles; solo los comía cuando mi nana me los preparaba. Isabella sabía todo lo que me gustaba y lo que no, y yo, al igual que ella, pero sentía un dolor en el pecho desde que vi a mi abuela. Sabía que tenía que hablar con ella; de todas maneras, no podía seguir con ese odio en mi corazón, ya que no me traía nada bueno, solo más tristezas...
Me levanté de la cama y fui detrás de ese olor.
- Buenos días - dije cuando llegué a la cocina y vi a Isabella con su delantal, cocinando. Me dio mucha ternura verla batallar preparando el omelette.
- Buenos días - dice ella, dándome un beso en el cachete. - Ya está el desayuno de esta princesa - dice, sirviendo los waffles en el plato.
- Huele delicioso - le respondí, sentándome en la mesa.
- Me prometí que cuando te encontrara, te enamoraría a punta de comida - dice ella, riendo.
- Pues, si sigues así, en menos de un mes me tienes a tus pies - contesto, sirviéndome un poco de jugo.
- Pues sería la mujer más afortunada si eso pasa - dice, sentándose conmigo.
- Poco a poco - le contesté con una sonrisa.
- Extrañaba tu sonrisa, tus ojitos siempre llenos de alegría.
La miré sin decir nada; mis ojos reflejaban todo, menos alegría.
Terminé de desayunar, me despedí de Isabella, me duché, me puse una falda negra y una blusa azul con unos tacones, y salí hacia la empresa.
Llegué a la oficina más temprano de lo normal y noté que estaba un poco sola, pero una luz llamó mi atención. La oficina de descanso tenía las luces encendidas, lo cual era un poco extraño. Me acerqué para ver por qué estaban encendidas y, al mirar, vi unos mechones rubios y salí corriendo a mi oficina.
- ¿Por qué no entras? No muerdo - escuché a mis espaldas.
Volteé y me topé con su mirada, que inmediatamente analizó mi ropa de hoy, y una sonrisa se formó en su boca.
- Disculpe, pensé que dejaron las luces encendidas - respondí, mirando su ropa.
Hoy vestía un jogger negro con una camiseta casual blanca. Al parecer, mi llegada la tomó por sorpresa.
- Sí, estaba descansando un poco - dice, quitando un mechón de cabello de su cara.
- Bueno, empezaré con mi trabajo - dije, caminando a mi oficina, cuando ella vuelve a hablar.
- ¿Por qué estabas en esa casa? - me pregunta, acercándose a mí.
- Simplemente quise mirarla, ¿algún problema? - le dije, mirándola.
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¿Me Amas De Verdad?
AdventureMe enamore de esa mal educada egocéntrica fresita pero que podría pasar ¿Será que si me amo de verdad o simplemente fui algo pasajero? Lograre que esa engreída se fije en mi