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El día de la inauguración del restaurante, del padre de Pavel, había llegado. El lugar estaba abarrotado de gente curiosa y deseosa de probar los nuevos platillos con especias características que el chef Ohm Promphaophan había traído desde diferentes partes de Tailandia directamente a la capital.

— A papá le está yendo muy bien —dijo Benz mientras masticaba un chicle y miraba a su hermano de lado—.

— Y eso es más que perfecto —sonrió Pavel—. A Nut también parece que le está yendo bien —indicó con su cabeza—.

— Claro, coqueteando con medio chico y chica que se le cruce en el camino.

Ambos rieron porque sabían la verdad de su hermano mayor, Nut es un joven de veinticuatro años de piel clara y cuerpo esbelto, el chico soñado que muchos chicos y chicas quisieran tener en la cama.

— Buenas noches, bienvenidos a la nueva sucursal del restaurante Ania —sonrió a sus clientes—. Mi nombre es Nut, seré su mesero esta noche, ¿puedo tomar su orden?

— Buenas noches —saludó el hombre que parecía ser el mayor de los tres sentados en la mesa—. Nos gustaría pedir el plato especial de la casa y un vino tinto por favor, el de mejor calidad.

— Con mucho gusto —Nut tomó nota en su pequeña libreta—. ¿Algo más?

Por primera vez se animó a mirar a los otros dos comensales, el que parecía ser el menor de cabello largo negro y que vestía de manera informal le sonrió educadamente mientras que el otro hombre, con mirada seria y penetrante no dejaba de evaluarlo de pies a cabeza.

Nut sería mentiroso si negara que eso le gustó en demasía, además aquel hombre a comparación de los otros dos le llamaba demasiado la atención, con aquel porte elegante y esa mirada seria y deseosa. Tuvo que moverse un poco y comenzar a pensar en cualquier otra cosa para no tener una erección en ese preciso momento.

— Eso es todo, por ahora —el hombre tenía una voz grave y profunda y Nut sintió su cuerpo temblar—.

— Claro —tragó saliva—. En unos minutos estará lista su orden.

El esbelto joven llevó el pedido a cocina, donde su padre y otros chefs de apoyo se encontraban preparando la comida, luego de eso salió y se dirigió hasta la mesa de la esquina donde sus hermanos estaban sentados.

— ¿Siguen aquí? —bufó con diversión—. Creí que ya se irían a casa, ¿o es que van a pedir algo más de comer?

— Solo estamos viendo tus malas tácticas para conseguir acostarte con alguno de los clientes de aquella mesa —soltó Pavel mientras sonreía de lado—.

— Shhh —tapó la boca de su hermano y se inclinó hacia él—. No hables tan fuerte, te van a oír.

— Es una broma —rió el pelinegro—. Ahora vete y sigue trabajando.

— Idiota.

Nut vió como sus hermanos terminaban de comer y luego de despedirse se retiraban del restaurante, en ese tiempo él se encargó de llevar el vino tinto más caro hacia la mesa donde se encontraba el hermoso hombre que le estaba logrando entrecortar la respiración con solo cruzar miradas.

— Aquí tienen —dejó el vino en la mesa—. ¿Gustan que les sirva?

— Oh, no te preocupes cariño —el hombre moreno que parecía ser el mayor le dijo mientras sonreía—. Lo haremos nosotros mismos.

— Ok, no hay problema —sonrió de lado—.

—Disculpe, joven —Nut escuchó que otros clientes le llamaban de una mesa muy cercana—. ¿Usted es uno de los nuevos dueños de la famosa casa amarilla en el barrio de Sukhumvit?

Go away ~ PavelPooh/PoohPavelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora