Capítulo 12

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Me desperté con el pie de alguien en mi cara,era Lucy.Luego sentí como alguien tomaba mis dos mejillas con sus manos,una era enorme y la otra pequeña.Eran Mateo y Nathanael.Me levanté y quité el cabello de mi rostro.

—¿Dónde está Jose?

—Ese se fue con su mamá.

—¿Por qué?

–Para alistarse para que lo saques a pasear.

—¿Qué?

—¿Tienes plumas en los oídos?

—¿¡De quién fue la brillante idea!?

De tu papi Mateo.

Ay no me digas,jamás me lo hubiera imaginado.

Mateo no contestó pero ya después de eso no era necesario-Tranquilo no pienso enojarme-.Los niños fueron a vestirse y yo entrè a la ducha y me di un largo baño.Al entrar a mi armario pude darme cuenta que mi madre le había agregado 10 estanterías más con cosas nuevas.Busquè algo que me gustara,estuve unos minutos así hasta que me decidí.

Al terminar de vestirme me maquille ligeramente y me puse un glos de uva que tenia en mi tocador

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Al terminar de vestirme me maquille ligeramente y me puse un glos de uva que tenia en mi tocador.Mateo no tardó mucho en recorrer mi cuerpo con sus ojos.

—Te ves preciosa Princesa.

—Gracias.

Ambos bajamos y toda la familia ya estaba en la mesa.Despuès de desayunar los niños cogieron las cosas que iban a llevar y las metieron en unas pequeñas mochilas.Scheyla quiso venir con nosotros,además de que dijo que debía enseñarme algo que me iba a dejar completamente alucinada.

Todos nos montamos en el auto,yo me senté delante con Mateo y Scheyla va detrás con los niños-¿A dónde quieren ir chicos?-preguntó Mateo.

Los tres hermanitos se miraron muy emocionados pensando en todo los lugares maravillosos a los que podríamos ir-A por helado-dijeron los tres.

—Conozco una muy buena heladería por aquí cerca-dijo Scheyla.

—Dime dónde es.

—Avanza.

Mateo siguió sus instrucciones hasta que llegamos.Me bajé del auto y estaba apunto de entrar a la heladería cuando Scheyla me jaló del brazo—¿Qué pasa?

—Te dije que debía enseñarte algo,así que vamos.

Le dije a Mateo que me regresaría de inmediato y me fui con Scheyla para que ella me mostrase eso tan raro que me dejará alucinada.Caminamos un rato hasta llegar a un gimnasio.

Fruncí el seño-¿Por qué estamos aquí?

Ella me tomó de la mano-Entra y verás-dijo para luego arrastrarme dentro.Al entrar Scheyla se dirigió al recepcionista y le preguntó por el dueño del gimnasio.

El Destino, Una Puerta Que Nos Une [ Libro 1  ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora