•Capitulo 12•

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La pelinegra abrió los ojos unos momentos, pero los cerro con cansancio, el cuerpo le dolía, vaya novedad, pensaría ella con sarcasmo, como sabrán, no era raro para ella el terminar haciendo una locura para salvarse pero al final terminando lastimandose gravemente en el proceso.

—¡Padre, despertó!—

Un grito fuente hizo que se levantará de golpe, observando a su alrededor frenéticamente, sin embargo, sintió una mano en su hombro, haciendo que se pusiera tensa y apartara con un manotazo la mano de quién sea que la estuviera tocando, cerro su mano en un puño y la rodeó en llamaradas, a punto de atacar a la persona, pero se quedó estática al ver qué solo era Cornelia.

Respiro de forma agitada y bajo su puño poco a poco, sintiéndose bastante mal por haber reaccionado así.

—¿D-Donde estoy?—Pregunta la chica anonadada mientras intenta relajar su adolorido cuerpo.

La reina simio se acercó un poco, tomando con cuidado los hombros de la niña entre sus manos, intentando calmarla.

—Lugar seguro—Fue lo único que dijo la hembra, logrando tranquilizar un poco a la más pequeña.

En eso, unas figuras familiares entraron al lugar, la chica soltó un jadeó cuando dos bolas de pelo la abrazaron sin darle oportunidad de reconocerlos, aunque se dió una idea al ver los ojos azules de uno y la piel moteada del otro.

—Wow, se nota que me extrañaron—Dice la pelinegra con diversión, intentando abrazar a ambos, aunque se le dificultaba un poco por el tamaño de los dos simios.

Al separarse del abrazo, ambos simios jóvenes la bombardearon con preguntas, mareandola un poco.

Chicos, déjenla un rato, está agotada—César los regaño, separándolos un poco de la oji-rojo.

—Esta bien César, me alegra haber vuelto—Confiesa la chica con una pequeña sonrisa, recargandose en el hombro de Ash, que se había sentado a su lado.

—¿Tu, bien?—Pregunta el rey simio con preocupación, sentándose en el suelo frente Nix.

—Mas o menos, me duele un poco el cuerpo, pero en un par de horas estoy bien, ya sabes cómo me suelo lastimar en los combates—Comenta la chica sin darle importancia, encogiéndose de hombros mientras miraba hacia otro lado.

Pero tu te excedes, casi te mueres—Firma Ash, rodando los ojos con diversión pero cierta preocupación.

—Ya sabes que hierva mala nunca muere—Resita ella con diversión, aunque sonrió con incomodidad al ver qué los presentes no entendieron el refrán.

Después se formó un silencio que fue rápidamente deshecho por el rey.

—Te dejaremos... descansar—Dice César con una sonrisa mientras se llevaba a los simios más chicos mientras éstos se quejaban ya que querían quedarse más tiempo.

—¿Duele?—Pregunta Cornelia cuando ya estuvieron solas, tocando de forma suave y delicada las quemaduras en los brazos descubiertos de la chica, mirándola con preocupación y tristeza.

—Es soportable—Mintió Nix con una sonrisa forzada, era obvio que le dolía el cuerpo horrible y de forma insoportable debido a que cuando se movía, lo hacía de una forma muy lenta y cuidadosa.

Sin embargo, Cornelia lo noto y se acercó a ella, envolviendo sus brazos alrededor de la chica con sumo cuidado y delicadeza, abrazándola y permitiéndole recargarse en ella.

La oji-rojo en primera instancia se tenso ante el contacto, sin embargo, instantáneamente se relajo y soltó un suspiro, cerrando los ojos y acurrucandose contra la mayor ante la sensación de seguridad que ella le daba, una sensación tan familiar, al principio no reconoció ese sentimiento, pero después de analizarlo unos segundos, la recordó a ella... Su madre. Hundió su rostro en el pecho de la hembra al sentir sus ojos humedecerse y un nudo formándose en su garganta.

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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•The beginning of the end• El planeta de los simios. Tem.2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora