"Capítulo 8"

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Bridget estaba en su habitación, sumida en sus pensamientos, cuando su teléfono sonó. Al ver el nombre de su padre en la pantalla, sintió un nudo en el estómago. Era la llamada que había estado temiendo. A pesar de su deseo de evitarlo, no podía ignorar la llamada.

—¿Bridget? —la voz de su padre resonó, fría y autoritaria—. He estado informado de tu actitud en la academia ¿Por qué carajos no estás comportándote como la próxima reina de corazones que se supone que eres? Necesitas recordarlo. Tienes que ser fuerte, digna, no como una niña consentida. No me hagas sentir vergüenza.

Con cada palabra, los recuerdos de las constantes críticas y menosprecios de su padre la golpeaban como un torrente. Cuando finalmente colgó, Bridget sintió que una oleada de lágrimas inundaba sus ojos. La presión de ser quien se esperaba de ella, la perfección que su padre exigía, era abrumadora.

Al pasar por el pasillo, Eva vio a Bridget llorando y su corazón se hundió. Sin pensarlo dos veces, se acercó rápidamente.

—Bridget, ¿qué pasó? —preguntó, su voz llena de preocupación.

Bridget intentó sonreír, pero fue en vano. En lugar de eso, rompió a llorar de nuevo.

—Es solo... mi padre —dijo entre sollozos—. Siempre me hace sentir que no soy suficiente. Que no soy digna de ser reina.

Eva sintió una punzada en su corazón al escuchar las palabras de su amiga. Sabía que el rey de corazones era un hombre cruel y despiadado, y que Bridget había estado lidiando con su sombra toda su vida. Sin pensarlo, tomó la mano de Bridget.

—Vamos a dar un paseo —sugirió Eva—. Necesitas un poco de aire y quizás un par de risas.

Bridget asintió y, mientras caminaban por los jardines de la Academia Merlín, Eva empezó a contar chistes, tratando de aliviar el peso que se había instalado en los hombros de Bridget. Al principio, las risas eran escasas, pero poco a poco, el humor de Eva logró su cometido. Bridget empezó a sonreír, dejando que la risa fuera un bálsamo para su dolor.

—¿Sabes? —dijo Eva, en un intento de seguir distraída a su amiga—. ¿Qué hace una abeja en el gimnasio? ¡Zum-ba!

Bridget soltó una risa genuina, algo que no había podido hacer desde que recibió la llamada. Eva sonrió al ver cómo poco a poco la tristeza de Bridget se disipaba. Sin embargo, a medida que continuaban su paseo, la risa de Bridget se congeló al ver a Hook acercándose a Morgie.

El corazón de Bridget dio un vuelco al ver cómo Hook atraía a Morgie hacia él, sus labios encontrándose en un beso. No era un beso cualquiera, sino uno lleno de pasión y promesas. En ese momento, Bridget sintió un dolor punzante en su pecho, una sensación de insuficiencia. No porque amara a Hook, sino porque se dio cuenta de que había estado en esa relación solo por la insistencia de él, tratando de olvidar a Eva. La imagen de Hook besando a Morgie la llevó a cuestionar su valor, haciéndola sentir que nunca sería lo suficientemente buena para alguien.

Sin poder soportarlo, Bridget se giró hacia Eva, sus ojos llenos de lágrimas. Sin decir una palabra, la tomó de la mano y se alejaron, dejando atrás la escena que las había herido. Eva sintió la tensión en el aire y supo que algo había cambiado, pero no insistió. En su lugar, decidió hacer lo que mejor sabía hacer: distraer a Bridget.

El resto del día fue un torbellino de risas, juegos y charlas ligeras. Eva llevó a Bridget a un rincón tranquilo del jardín, donde compartieron historias divertidas sobre sus días en la Academia, tratando de olvidar la presencia de Hook y la sombra de su padre. Hicieron manualidades, dibujaron y hasta se retaron a ver quién podía hacer la mejor imitación de sus profesores, lo que provocó carcajadas en ambas.

Mientras caía la tarde, Bridget sintió que, aunque el dolor seguía ahí, la compañía de Eva le daba fuerzas. Sabía que tendría que enfrentarse a los sentimientos y las inseguridades que la rodeaban, pero en ese momento, lo que más importaba era tener a su amiga a su lado.

—Gracias, Eva. Eres la mejor —dijo Bridget, sintiendo un cálido aprecio por su amiga.

—Siempre estaré aquí para ti —respondió Eva, sonriendo—. No dejes que nadie te haga sentir menos.

Cuando finalmente regresaron a sus habitaciones, Bridget se sintió más ligera. Aunque los problemas seguían ahí, se dio cuenta de que tenía a alguien en quien podía confiar y con quien podía compartir su carga. Y eso, al menos por hoy, era suficiente.

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"Possible Love" | Bridget/Queen of Hearts (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora