Parte 9

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✰★🌟✪✨Amanda✰★🌟✪✨

Dos semanas después.

No iba a ser una cita, pero quería que él creyera que sí lo era. Le había dejado en claro que a partir de ahora yo solo quería ser su amiga. Aún no sabía qué intenciones tenía él conmigo, pero ya no iba a dejar que cruzara ninguna barrera, no esta vez.

Llegué puntual como siempre, espere diez minutos más y por fin apareció. Bajó del taxi, nuestras miradas se conectaron rápidamente y se acercó hacia mí. Arqueo esa perfecta sonrisa que siempre traía consigo. Se sentó al lado mio, me dio un ramo de flores que apenas me gustaron. Me beso en la mejilla y me aleje rápido para no prolongar mucho su contacto hacia mi.

-Hola. - Su voz no me logró traspasar esta vez.

- Hola Lucio. - Conteste de la manera más agria que me salió.

-No dejé de culparme por lo que hice Amanda. Necesito decirte..

-No necesitas decirme nada. - Lo interrumpí de inmediato. - Soy yo quien tiene que decirte cómo serán las cosas a partir de ahora.

Mis ojos comenzaron a aguarse en consecuencia de todo lo que estaba a punto de decir. Lo había ensayado. Me arme de coraje para al fin desarmar toda nuestra historia.

-Te pedí que vinieras porque hoy me desperté con la idea clara de que ya no quiero tenerte en mi vida. Me lastimaste y no puedo seguir permitiendo que esto siga ocurriendo.

- Amanda. Lo siento..

-No pienso escuchar tus disculpas. Nadie debería esforzarse por confiar y tú me dejabas siempre sin fuerzas. Enserio te creí. Me dejé llevar, porque lo que sentía era real. Rompiste mi mundo las veces que quisiste ¿Y piensas que con unas flores lo vas a reparar todo? No. - Su cara comenzó a ponerse pálida, su postura se fue inclinando hasta poner todo su ser en el piso que era donde debía estar. No podía seguir viviendo un amor tan hipócrita.

- Me di cuenta, que estuve muy mal. - Me miró fijamente y parecía como si quisiera llorar, pero no podía creerle, no ahora. - No sé cómo seguir desde que pasó lo de Miranda. Solo quiero una última oportunidad. Lo pensé, y estoy dispuesto a no esconder más la relación, se que así todo sería más transparente para ambos.

No podía seguir escuchándolo y comencé sin pensarlo a reírme de lo ridículo que se veía diciéndome todas esas cosas. Siguió hablando pero no lo escuché, el celular me vibró unas cinco veces en el pantalón. Era Oriana.

- Tengo que atender. - Oriana estaba a una calle del parque viéndolo todo. Le dije que me llamara para solo salir de allí y dejar su ego y hombría donde merecía.

- Tengo que irme. Esto se terminó.

Me levanté y le regalé una última sonrisa de venganza. Su mirada sabía a humillación. Se sentía bien terminarle al chico que por tanto tiempo me había vuelto loca, por el que yo había dejado muchas cosas de lado, al que siempre estuve dispuesta a esperar pero nunca llegó. Se quedó sentado mirando hacia el suelo. Oriana estaba en la esquina de la calle esperándome. Cuando la vi, pude por fin soltar unas cuantas lágrimas y ella solo me abrazó. Su abrazo era cálido como siempre, de inmediato comenzó a limpiarme la congestión de la nariz y le dio una forma más ordenada a mi cabello con sus manos.

- Rápido. Tienes que verte bien, termina de llorar más tarde. Nos están esperando.

- ¿Quién? ¿Dónde? - Le pregunté con la voz apagada aún. Sacó su labial y comenzó a repasar mis labios.

- Estoy orgullosa de ti Amanda. Estás venciéndote a ti misma, quisiera un poco de ese valor en mi vida.

- Gracias. - Le di un beso en la frente para recordarle que yo igual estaba orgullosa de ella.

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