Bajo la Mirada de la Luna

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La luna brillaba débilmente sobre los rieles mientras el tren avanzaba en la oscuridad. Nezuko decidida a averiguar que estaba ocurriendo, se coló por una ventana abierta y cayó silenciosamente en uno de los pasillos. Recordando las instrucciones de Murata, avanzó sigilosamente por los vagones, buscando los asientos que le habían mencionado.
Al pasar por los asientos, vió a todos los pasajeros profundamente dormidos. Algunos incluso parecían estar en posiciones incómodas, pero ninguno de movía. Su respiración era suave, como si hubieran sido puestos bajo algún hechizo. Cuando llegó a los asientos donde debían estar Tanjiro, Zenitsu e Inosuke, los encontró dormidos también, lo que hizo que su preocupación aumentara. Algo definitivamente no estaba bien.

«¿Qué está pasando aquí? Todos están dormidos menos...»

Escuchó un murmullo más adelante y vió a cuatro personas despiertas, paradas cerca de la puerta de otro vagón. Decidida a descubrir la verdad, se acercó con cautela. Las cuatro personas la vieron y, al notar su presencia, dos de ellos sacaron cuchillos. Nezuko se puso en posición de defensa, preparándose para un enfrentamiento.

—¿Quienes son ustedes y por qué no están dormidos como los demás?

Uno de ellos, un hombre joven, con el rostro pálido respondió con voz temblorosa —¡ No queremos pelear contigo! Nos están obligando...necesitamos el dinero para nuestras familias.

Nezuko los miró con desconfianza, pero algo en su tono de voz y la desesperación en sus ojos la hizo dudar.

—¿Quién los está obligando ?

El hombro bajó el cuchillo lentamente y señaló hacia el vagón delantero. — El encargado... él nos prometió dinero si hacíamos lo que nos decía. No teníamos selección.

Nezuko asintió, entendiendo que estás personas no eran realmente una amenaza, sino víctimas. Sacó su teléfono y llamó a Murata, susurrando para que no la escucharan.

—“ Murata, encontré a cuatro personas despiertas. Están siendo obligadas. Llevártelos a un lugar seguro; no parecen ser enemigos — informó desde la línea telefónica. Tras colgar, se volvió hacia ellos y asintió.— Vayan a la salida trasera del tren. Alguien los recogerá. No hagan ningún ruido.

Los cuatro asintieron y, sin hacer preguntas, siguieron las instrucciones y salieron sigilosamente del vagón. Nezuko los observó hasta que desaparecieran de vista, asegurándose de que estén a salvo.
Respiró hondo y avanzó por el vagón hasta llegar al encargado de boletos, quien le esperaba con una sonrisa siniestra.

— Ah, así que has llegado hasta aquí. Te estaba esperando.

Nezuko lo observó con cautela, sabiendo que este hombre era la clave para entender lo que estaba ocurriendo en el tren.

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—¿Ustedes son los que se están quedando despiertos por el dinero ?— preguntó con ironía mirando a las personas

Uno de ellos asintió, tragando saliva — lo hacemos por nuestras familias...no tenemos otra opción

Murata suspiró, con un toque de compasión en su mirada — Entiendo. Los llevaré conmigo. Es mejor que no estén aquí cuando todo esto termine — los guío hacia un camino en medio del bosque

Mientras tanto, en la cabaña Giyuu se encontraba sentado en una silla al lado de la cama donde Shinobu dormía profundamente. La luz tenue de la lámpara apenas iluminaba su rostro mientras la observaba. Había algo en su expresión, una mezcla de curiosidad y algo que se acercaba peligrosamente a la preocupación.
Shinobu, ajena a su presencia, respiraba suavemente, en un estado profundo de sueño gracias al sedante. Giyuu alargó una mano y, por un momento, se quedó observando sus delicados rasgos. Había algo en su semblante sereno que lo desarmaba, una tranquilidad que le era ajena en su vida llena de caos y violencia.

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⏰ Última actualización: Oct 23 ⏰

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MÍA- GIYUUSHINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora