Capítulo 17

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Olvidamos por completo el tema del plan y nos pusimos a hablar como si fuera un día completamente normal, bueno en lo que cabe decir normal, porque nada con respecto a nuestra relación lo era.

-Oye... -comentó Christian indeciso cuando estaba a punto de terminarme mis chilaquiles.

- ¿Qué pasa? -le pregunté casi susurrando.

- ¿No crees que deberíamos...? Quisiera tomarte una foto solo...solo por si acaso las cosas se salen de control; quiero poder recordarte.

-Sí, pero será una foto donde estemos los dos -le respondí sonriente.

Christian tomó su celular y me guió hasta la sala, después nos sentamos en el sillón para tomarnos la foto y nos quedamos ahí perdidos cada uno en sus pensamientos; de pronto Christian me miró serio y yo levanté la cabeza de su hombro para mirarlo.

-Kari en caso de que nuestro plan no resulte según lo planeado y me arresten ¿aun así no te olvidarás de mí? ¿No vas a...?

-No -dije cortando sus palabras -no voy a olvidarte, jamás, ni siquiera pienso dejar que te alejen de mí.

-Kari, pero es tan absurdo, te secuestré porque tu padre me había quitado al mío, sin embargo yo estoy haciendo lo mismo, voy a quitarte a tu padre cuando lo metan a la cárcel.

-Ni siquiera se te ocurra pensar así, mi padre hizo mal, por eso lo van a encerrar en cambio el tuyo no hizo nada para que lo mataran. No te culpes -lo tomé del rostro y lo besé.

Ni siquiera al inicio ese beso tuvo la oportunidad de ser dulce o tierno, desde el inicio fue salvaje, atrevido, desesperado, no sabía que pasaría en un par de horas así que decidí disfrutar de cada segundo de nuestro beso.

Christian me empujó para quedar tumbada en el sillón, puso sus manos en mi rostro y cadera, mientras tanto enredé mis piernas en su cintura y le rodeé el cuello con mis brazos. Él comenzó a besarme todo el rostro hasta llegar de nuevo a mis labios y rosarlos con los suyos para después continuar los besos por mi cuello mientras yo le acariciaba el cuello, sus besos llegaron hasta mi hombro izquierdo bajando un poco la manga de mi vestido, lo que provocó que soltara un suave gemido.

Christian volvió a estampar sus labios contra los míos y comenzó a bajar su mano por mi cadera hasta que llegó a mi muslo, en cambio yo lo acerqué más a mí y sentí como su lengua exploraba cada centímetro de mi boca.

-Christian dejaste... ¡Dios...lo siento! -Christian se separó de mí en el instante en el que escucho la voz de su abogado.

Vi la cara desconcertada de Christian mientras me ayudaba a levantarme y sentí como mi cara enrojecía, el abogado era lo más cercano que tenía Christian a un padre y nos acababa de encontrar agasajándonos, estaba muerta de vergüenza, una cosa era que su amigo nos viera besándonos pero esto era una cosa muy distinta.

- ¿Qué haces aquí? Y ¿cómo entraste?

-Debiste haber dejado la puerta abierta y vine para llevarte al juicio, además el que tiene que dar explicaciones eres tú ¡¿por qué está la hija secuestrada de Jorge Ruano en tu casa?! ¡Y al parecer no está para nada contra su voluntad! -le contestó enojado el abogado mientras que yo quería me tragara la tierra porque estaba muerta de vergüenza.

- ¡Alonso! No la expongas así, ya tiene suficientes problemas por hoy, cálmate, te explicaré todo.

-Está bien, ¿puedes comenzar por el hecho de que se supone que está secuestrada y se encuentra en tu casa? Más que bien -agregó al final por lo bajo y escuché como Christian gruñía y asumo que lo fulminó con la mirada ya que yo no estaba dispuesta a levantar la vista.

-Cuando me dijeron que el accidente de papá había sido planeado e identificaron que Jorge (el papá de Kari) había sido el responsable me enoje tanto, quería que sufriera igual que yo, así que secuestré a Kari pero jamás le hice daño, después me enamoré de ella y decidimos que hoy antes del juicio iríamos a la policía para contarles todo, pero un poco distorsionado -agregó más bajo.

- ¿Qué no le hiciste daño?, la alejaste de su familia eso ya es hacerle daño, además ¿qué planeas contarle a la policía? Y ¿Qué le hiciste a su novio? Sé que cuando desapareció estaba con él.

-Le pagué para que la trajera y... -se detuvo un poco y me apretó la mano que tenía unida a la suya -y lo corrí.

- ¿¡Le pagaste?! ¡Dios santo, Christian! ¿En qué estabas pensando? -Alonso (el abogado) suspiró - ¿y qué pensabas decirle a la policía?

-Que le había dicho a Kari que su novio no la quería pero ella no me creyó e ideé el plan de "secuestrarla" para que me creyera.

- ¡Dios mío Christian! ¿En qué mundo creíste que iban a creer tus patrañas?

- ¡No lo sé! ¡Lo siento! ¿Si? Estuvo mal lo que hice, lo sé, pero no quiero que la alejen de mí -Alonso suspiró.

- ¿Todo esto es cierto? ¿No estás contra tu voluntad? -dijo dirigiéndose a mí.

Por fin levanté la vista y lo miré, era un hombre de unos cincuenta años, de piel clara, canoso, con barba y ojos café oscuros que me miraban con seriedad.

-Sí, es cierto, al principio creí que todo era obra de mí (ex)novio pero cuando Christian me salvó de él... -Alonso me miró un tanto extrañado pero para mi suerte no dijo nada -...y lo corrió, descubrí que él era responsable, nunca me maltrató, al contrario me ayudaba y se portó todo el tiempo amable y agradable, más tarde terminé enamorándome de él y pues aquí estamos -Alonso volvió a suspirar.

-Dejen ver si entendí, la secuestraste, te arrepentiste, quieres entregarte ¿y qué no te castiguen por ello?

-Ah, sí, creo.

-Ok, estoy lo suficientemente loco para creerte, te ayudaré, pero tienes que contar la verdad; vas a entregarte y jamás le causaste daño, sí le sumamos que ella no va a presentar cargos contra ti, probablemente otro tonto como yo se apiade de ti.

-Gracias Alonso.

-Aún tengo que hablar contigo Christian, pero vámonos ya, entre más pronto acabe esta locura, mejor -Alonso se levantó y se dirigió a la salida -nos vemos en un rato, adiós.

Ambos nos levantamos del sillón y Christian me tomó de los brazos para girarme y colocarme frente a él.

-Tranquila todo estará bien, solo hay que decir la verdad -dijo Christian mirándome a los ojos aunque parecía decirlo más para sí mismo que para mí -y no mencionaremos nada sobre nosotros, jamás nos creerían.

-Está bien, lo entiendo -dije sonriéndole, Christian puso su mano en mi mejilla y se acercó para besarme dulcemente.

Salimos de la casa tomados de la mano y nos dirigimos hasta el auto negro que se encontraba en la cochera. Me abrió la puerta y me senté en el coche; observé el coche, los asientos grises, el estéreo y el espejo que tenía colgado un cubo de Rubik de peluche.

-Me encantó desde la primera vez que lo vi -dijo Christian refiriéndose al cubo.

-Es muy lindo.

No dijimos nada más en el camino a la policía ambos estábamos lo suficientemente asustados y nerviosos como para conversar. En cuanto salimos de su calle comencé a reconocer lugares de la ciudad, en realidad ni siquiera estábamos lejos de mi casa, si acaso estábamos a escasos dos kilómetros de distancia, era ridículo que no me hubieran encontrado ya, pero bueno Christian era lo suficientemente listo para ocultar todo perfectamente; sonreí al pensar que hace tan solo hace unos días yo lo único que deseaba era escapar de Christian y hoy no quería que me separaran de él.

El auto giró a la derecha y vi la estación de policía a lo lejos, al parecer una patrulla acababa de llegar con algún delincuente.

El auto se detuvo y Christian se bajó para abrirme la puerta y darme la mano para bajar del coche, (era tan lindo y detallista).

Caminamos hasta las escaleras de la estación de policía, antes de entrar nos soltamos de las manos, nos miramos el uno al otro y soltamos un largo suspiro.

Mi secuestroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora