Capítulo 3

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By Chihiro

La mañana estaba en completa calma. El cielo estaba nublado, como si estuviese por largarse a llover en cualquier momento. Las pocas hojas que aún quedaban en los árboles no se movían a causa de la ausencia de viento, y a los pocos minutos se pudo escuchar el sonido del agua golpeando en los tejados de las casas. Lluvia. Me quedé mirándola caer desde mi ventana por unos segundos, disfrutaba tanto esa escena...

Bajé las escaleras y fui directo a la cocina para desayunar. Necesitaba algo caliente en un día así.

Mientras desayunaba miraba por la ventana, por algún motivo me atraía mucho ese tipo de clima. Pero ese día era diferente, sentía como si me estuviera avisando de que algo iba a pasar aquel día, pero no le hice caso.

Terminé mi desayuno y decidí salir a caminar, no iba a desperdiciar una caminata en un día así.

La ciudad se veía tan hermosa cuando llovía... los locales estaban abiertos y al estar el cielo tan oscuro por las nubes, las luces de neón de éstos iluminaban las calles.

Caminé por la vereda, pisando los pequeños charcos de agua y empapándome los pies. Estuve perdida en mis propios pensamientos hasta que sin darme cuenta terminé en la casa de Sora. Estaba por seguir mi camino, pero me detuve cuando vi algo familiar. Creí estar alucinando, por lo que me acerqué un poco más a la casa. Realmente me hubiese gustado haberlo imaginado, pero no. En el marco de la puerta había una lámpara colgada... una lámpara exactamente igual a la de Zeniba. ¿Qué... qué significaba eso? Realmente esperaba que no significara nada y que fuera una simple coincidencia. Me acerqué aún más a la puerta y me estiré para poder tocarla pero en vez de eso me quedé congelada cuando Sora abrió la puerta. Me sobresalté al verla y me dirigió una sonrisa forzada.

—Entra.

—No, gracias. Sólo iba de paso. —Di mediavuelta, dirigiéndome a la calle.

—¿Ah sí? No me diste esa impresión. Digo, te atrapé colgada del marco de mi puerta. –Me detuve.

—Bien, me has pillado, pero no es lo que piensas.

—Dije que entres.

—No es necesario, en serio. –Traté de sonreír y seguí caminando hacia la calle pero en ese instante sentí cómo algo tiraba de mi ropa, obligándome a ingresar, solté el paraguas que llevaba debido al miedo. Automáticamente me vino a la mente cuando fui en busca de Yubaba para que me diera empleo. Tuve un deja vú, y ambas situaciones me aterraban.

La puerta se cerró detrás mío y Sora se apoyó en ella impidiéndome salir, comenzaba a asustarme.

—¿Qué es lo que quieres?

—¿Yo? Fuiste tú quién me ha hecho entrar en contra de mi voluntad.

—¿Te gusta mi lámpara?

—¿Qué? –No entendía a donde iba esto.

—Que si te gusta mi lámpara.

—Oye, sea lo que sea, yo no vi nada. Así que ya deja que me vaya. –Me acerqué a ella y traté de apartarla de la puerta, pero se resistió.

—¿Qué tanto mirabas entonces?

—Nada en realidad, sólo me llamó la atención.

—¿Qué hay con ella?

—Simplemente quise verla de cerca. Oye, ya deja de ser paranoica. No he visto nada que pueda incriminarte.

—¿Qué dices? –Diablos —. ¿Por qué piensas que eso podría incriminarme?

Línea del destinoWhere stories live. Discover now