Capítulo 54

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—Me hubiera gustado que me informaras de esta fiesta hace unos días, Paris. —dice mi novio desde el marco de la puerta de mi habitación.

—Lo siento, amor —digo con una mueca mientras rebusco en mi clóset mi blusa rosa con brillitos—. Quería decirte el sábado, pero te di la guitarra y luego te pusiste a decirme cosas bonitas y se me olvidó.

Se acerca a mi y recarga su hombro a un lado de las puertas de mi armario.

—¿O sea es mi culpa?

—Si, por ser tan lindo.

Me vuelvo hacía él con una enorme sonrisa angélica, pero cuando mis ojos chocan con su torso descubierto, mi sonrisa empieza a borrarse.

Recorro, lentamente, con mi mirada desde el botón de su pantalón hasta su clavícula, permitiéndome detenerme, durante mi recorrido, unos segundos más en su marcado abdomen.

Atrapo mi labio entre mis dientes y siento como un suave suspiro sale de mi.

No importa cuántas veces lo vea así. Siempre voy a quedar igual de fascinada.

Me imagino.

Unos cálidos dedos me toman de la barbilla, subiendo con delicadeza mi cabeza, hasta que mis ojos colisionan con los de Jay.

—Recuerda que mis ojos están aquí, amor. —suelta con burla.

Sintiendo mi cara ponerse roja, le doy un manotazo y giro, otra vez, mi cara en dirección a mi armario.

—Si quieres que te mire a los ojos, entonces no me pongas tu escultural cuerpo frente a mi carita, porque haces que me distraiga. —replico y saco mi blusita de entre la ropa.

Me doy media vuelta y camino en dirección a mi cama, sacándome mi blusa en el camino, quedando solamente con mi sostén.

Jayden suelta una carcajada y siento su pecho pegarse a mi espalda.

—Yo podría decirte lo mismo, rubia. —pasa sus brazos por mi cintura.

—¿Lo mismo?

Mhm.

—¿Por qué?

—Porque eso de pasearte solo en sostén frente a mi —murmura cerca de mi oído, erizándome la piel, mientras juguetea con mi tirante—, solo hace que me distraiga, amor.

Me doy la vuelta y me cruzo de brazos, encarándolo.

—Es para que sientas lo que yo siento cuando te paseas enfrente de mi así. —digo y le clavo con suavidad mi dedo en el pecho.

Esboza una sonrisa ladeada, llena de malicia, y lleva su mano a mi espalda, pegándome a su cuerpo y haciendo que lleve mis manos a su pecho.

—Amor, lo que tú sientes no es ni mínimamente comparable con lo que yo siento cuando te veo así. —suelta en voz extremadamente baja.

Pasa descaradamente sus ojos por mis senos, haciendo mi piel erizar, y provocándome un agradable burbujeo en mi vientre.

No creo que alguien se moleste si llegamos tarde a la fiesta.

Es más, seguro que si no vamos, nadie notará nuestra ausen...

—Oye, Paris, ¿tu tienes mis...?

Al escuchar una tercera voz, el hilo de mis pensamientos se cortan, al igual que la oración de la otra persona, por lo que llevo mi cabeza como latigazo en dirección a la puerta, encontrándome a mi mejor amiga parada en el marco con los labios entre abiertos y los ojos llenos de asombro.

Enamorada de una super estrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora