2 CAP

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La alarma de mi celular no sonó esta mañana. Me encuentro aquí, sentado con los demás que llegaron tarde, esperando a que mi madre venga a justificar mi tardanza...Ojalá no me de un sermón después de esto. Siempre he llegado temprano a cada una de las clases ojalá no tomen en cuenta este único y último día.

El director ordenó que todos los que llegaron tarde esperemos a la segunda hora en la sala de lectura, según él es un castigo pero para mi es una maravilla, me gusta leer, mis tiempos libres son ocupados por los libros. Así que la hora pasará rápido.

Entro a la sala de lectura y me topo con él. Nuevamente. Una oportunidad para conocernos. No es que esté interesado en él. Más que todo quiero que vea en mí alguien bueno, espero que nadie le haya hablado de mi aún.

Se sienta en un pupitre y habre el libro. Realmente es un chico muy guapo, talvez debería descartar la idea de acercarme a él, no sé, talvez sea una burla para él. O mejor empiezo a conversarle.

-¿Eres el nuevo verdad?.- noto su indiferencia, tal vez no me escuchó, mi voz suele ser aguda. -Me llamo Tao. Tenemos el mismo horario de clases.- cierra el libro se digna en mirarme.

-¿Y eso qué?.-se para y deja el libro en el estante, y sigue su camino.

Talvez inicié la conversación en un mal momento. Seguro estaba de mal humor.

La campana sonó y todos salimos de la sala. Corrí para alcanzar la siguiente clase. Una de mis favoritas:Música.

El maestro es grandioso, me ha enseñado a tocar varios instrumentos entre guitarras hasta flautas y demás.

Al entrar me encuentro con él. Sí él, el que me ignoró hace unos momentos, no lo culpo, no agrado a simple vista.

El profesor empieza la clase y miro que se acerca a él. No puedo oirlos bien. De seguro le pregunta si sabe tocar algún instrumento. El profesor tiene una mini banda, y todos los viernes va a tocar a eventos con su grupo. Según el profesor solo invita a pertenecer a su grupo si correspondemos con su espectativa.

Él empieza a tocar el piano. ¡Increible! Lo hace demasiado bien. Sus manos recorren cada tecla del piano, con rapidez y sin perder la armonía y delicadeza en el toque. El maestro se ha quedado con la boca abierta. Y no solo él, yo también y el resto de la clase, hemos dejado a un lado nuestros instrumento solo para verlo.

Me gusta. Me gusta este tipo de personas. Que al cantar o tocar algún instrumento pone alma y corazón al hacerlo.

Puedo verlo. Es como si al tocar ese piano escribiera su vida. Y es grandioso. Demasiado.

La campana vuelve a sonar y todos nos asustamos. Nos habíamos quedado escuchándo cómo tocaba que olvidamos que la clase terminó.

El profesor le ha pedido que se quede unos minutos.
Obviamente ahora será parte de grupo de los viernes.
Me alegra por él.

Corro lo más rápido posible. Ayer no hice la tarea de matemáticas y necesito copiarlas de alguien. Al llegar el profesor estaba con una cara de espanto. No había demorado tanto ¿o si? Me irá mal. Definitivamente hoy no es mi día.

Entro a la clase con la miraba por los suelos. Y la clase empieza. Apunto todo lo que el profesor indica. Y guardo mis cosas.
La campana de descanso suena y todo salimos. Excepto yo. Suelo quedarme en clase esperando a que el descanso acabe...Sí, no tengo amigos. Así que prefiero no salir. Pero hay veces en las que me dirijo a un parque, nadie lo conoce, todos creen que da miedo pero no es así, antes de entrar a ese parque hay un letrero gigante que dice PELIGRO. ZONA RESTRINGIDA POR PROBLEMAS ELÉCTRICOS. Lleva así 3 años. Un día me dio la curiosidad y entré, ¡Precioso! ¿Problemas eléctricos? ¿Peligro? ¡Dios mío! Tanto timpo sin ver algo tan hermoso. El parque tenía una fuente en el centro de la que caía agua limpia, fresca y cristalina. Todo el perimétro del parque estaba repleto de flores rosas y amarillo patito. Y por algunos pasajes habían asientos de madera.
Era el lugar perfecto para pasar el tiempo.

Bueno. Pero ahí solo puedo estar unos 20 minutos como máximo hasta la salida.

Me quedo sentando en el pupitre pensando en nada. Depronto él entra, con su mochila en su espalda, y se sienta en el asiento junto al mío.

-Ya está ocupado ese asiento.- digo, tratando de que mi voz sea más gruesa...imposible.

-¿Y eso qué?.- la misma respuesta de hace una hora.

-Si quieres puedes ocupar mi asiento y yo me voy para atrás...-quería hablarle, pero era difícil. -Es hora de descanso. Debes ir a comer algo...hablar con tus amigos.

-Has eso tú. Yo no.

-No tengo amigos.-dije, y fijó su vista en mi.

-¿Acaso no comes, eh?

Es muy directo la verdad. Y seco. Me hace sentir tonto. Mejor no le respondo.

-Yo tampoco tengo amigos.

Dijo porfin. Porfin algo provablemente bueno. Y cuendo estaba a punto de responder tocó la campana y todos empezaron a entrar, gritando y jaloneándose.

Yo solo lo miré fijamente por unos segundos y al cabo de estos, lo perdí. Ya todas estaban amontonadas.

Me siento un tanto bien. Pude sacar algunas palabras sinceras de él. Y eso era un logro.

Las clases terminaron. En el segundo descans me llamó un profesor para ayudarle en algunos trabajos, cosa que no me permitió seguir conversando con el.

Las clases terminaron en su totalidad y me dirijí a casa.

Después de todo fue y es un día bueno.



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⏰ Last updated: Jul 21, 2015 ⏰

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