¿Por qué nos mientes?

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Matt abrió sus ojos para encontrarse frente a frente con el rostro de la castaña. El rostro de ella lucía tan relajado que le provocó las ganas de volver a cerrar sus ojos y dormir pero no lo hizo, una porque era muy tarde para volver a dormir y otra porque decidió acariciar la mejilla de Jeanne. Rozó únicamente su dedo índice sobre la blanca piel de la muchacha, trazó una línea invisible hacia arriba y luego otra hacia abajo, en el rostro de ella se dibujó una sonrisa.

Ella estaba despierta, probablemente desde mucho antes que Matt.

—Buenos días —susurró él aun dudando que Jeanne estuviera despierta.

—Buenos días —dijo Jeanne sin abrir sus ojos pero su voz se escuchaba aun adormilada por lo que seguramente, pensó Matt, se había despertado cuando él la había acariciado.

—Abre tus ojos —pidió.

—No quiero —contestó la castaña imitando la voz de una niña pequeña haciendo berrinche—. ¿Por qué quieres que lo haga?

Él intentó encogerse de hombros pero como siempre no lo logró así que solo dijo lo que había estado pensando desde que despertó.

—Quiero ver tus ojos.

Jeanne abrió sus ojos de golpe sorprendida de escuchar esas palabras, nadie se había detenido a preguntar o pensar en sus ojos, eran tan comúnmente castaños que pasaban desapercibidos antes cualquier persona.

¿Por qué Matt quería ver sus ojos?

De pronto sintió sus mejillas acaloradas y temió sonrojarse por lo que decidió cubrirse con la cobija hasta la cabeza.

—Creo que esa no es la mejor manera de poder ver tus ojos —dijo el muchacho riendo.

—No me gusta cuando mantienen la mirada en mí —dijo Jeanne debajo de las cobijas.

A Matt le pareció tierna la acción de ella y acarició su cabeza por encima de las cobijas o al menos intentando hacerlo.

—Bueno, creo que será mejor que nos levantemos —dijo cambiando de tema—. Tenemos un problema ¿sabes?

Jeanne se descubrió la cabeza y lo observó unos segundos para después desviar su mirada.

—¿Qué problema? —preguntó sintiéndose nerviosa, queriendo salir rápidamente de la cama. Se sintió como una tonta al ver la situación en la que había estado, ella misma había tenido esa idea y ahora ella era la única nerviosa.

—Son las 8 de la mañana y no podemos salir como si nada los dos de la misma habitación a no ser que quieras que piensen "mal" de nosotros —la muchacha cerró los ojos entendiendo todo.

Ambos salieron de la cama, Jeanne se quitó las ligas que sostenían su cabello y lo acomodó sobre su espalda dejando formar largas ondas. Matt en cambio solo se revolvió el cabello para que no luciera tan "me-acabo-de-levantar" y observó a la muchacha que estaba del lado contrario de la cama. Solo habían dormido en la misma cama pero se sentía tan... bien.

—Yo saldré primero —habló Matt abriendo el primer cajón del buró que estaba a un lado de su cama y sacó un celular de emergencia, sobre el buró reposaba su celular rojo, caminó hasta Jeanne y se lo entregó—. Te mandaré un mensaje para avisarte que es seguro salir sin que haya nadie vigilando, en cuanto te lo envíe tienes que salir.

—Está bien —contestó asintiendo rápidamente.

Matt ni se preocupó por cambiarse a otra cosa que no fuera su pijama y de esa manera salió de la habitación. Jeanne esperó impaciente un par de minutos hasta que el aparato en su mano vibró anunciando la llegada de un mensaje. Cuando lo revisó salió inmediatamente de la habitación y caminó con disimulo hasta la habitación de Brenda y supuestamente ella. Entró de espaldas vigilando que nadie estuviera alrededor por lo que al cerrar la puerta y girarse vio que su hermana aun seguía en la habitación, parecía aun más molesta de lo que había estado el día anterior y la posición tan formal en la que estaba sentada la hizo parecer mayor casi como una madre que estaba lista para regañar a su hija.

¿Jugamos a ser novios? (JASN Libro #1) (DISPONIBLE EN FÍSICO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora