capítulo treinta y siete

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HIRVING BAJA DEL AVIÓN CON LA AYUDA DE DIEGO, quien le había tomado de la mano para ayudarlo a mantener el equilibrio. No solo eso, sino que también cargaba tanto su bolsa de mano como la mochila de Hirving.

— Que perro calor.— se queja el niño.

— Cierra la boca.

— ¡Ya me quiero regresar a México! ¿Por qué te hice caso?— lloriquea.

— Te voy a aventar por las escaleras si sigues quejándote.

— Todo esto es tu culpa, me hubieras dejado allá.

— Creeme, comienzo a pensar lo mismo.

El niño esperaba en una banca junto a las maletas a Diego, el cual estaba intentando conseguir un taxi, columpiaba sus pies en el aire aburrido.

Decide prender su celular después de tenerlo apagado por horas. Era una forma de evitar el morbo de entrar a redes sociales, sabiendo que habría comentarios de odio hacia el equipo y hacia él.

Pero no lo haría, solamente revisaría si no tenía algún mensaje sin responder, quitando los mensajes que había ignorado de Memo.

— Ayy, noo, que pendejo.— se lamenta.

— ¿Qué pasó?

— Cristiano me mandó mensaje y va a pensar que lo ignore.— grita.

— Ah, no me interesa.— desvía la mirada.

— Tu me preguntaste que que pasaba.— se cruza de brazos molesto.

— Creí que era importante.

— ¡Es importante! — exclama mientras se levanta de la banca y toma su mochila, pues el taxi ya estaba frente a ellos.— Ya quisieras tu salir a comer con Cristiano.

— No me interesa salir con ese tipo.

— Entonces, ¿Con quién?

Diego le abre la puerta del auto después de subir las maletas.— Ya súbete.— lo deja pasar primero, y una vez que Hirving ya está arriba del auto, Diego se sube y cierra la puerta.

— Creo que no te lo he dicho, pero gracias por ayudarme y por tenerme paciencia.— le dice a Diego, tan apenado que no podía verlo a la cara. Miraba por la ventana el recorrido del taxista hasta el hotel en dónde se habían estado quedando.

— ¿Y esa bipolaridad? ¿Qué mosco te pico? — le pregunta con burla.— ¿Te entro el remordimiento?

— Si.— admite.— No es su problema y aún así tu y Memo me ayudaron.

Diego decide guardar silencio, en caso de que Hirving agregara otra cosa, pero se queda en silencio.

— Bueno, dile a tu Cristiano que te ayude.

— Mmta, ¿Ahora que traes tú? No me digas.. ¿Qué te da celos? Con toda razón, Cristiano es un muy buen jugador, ya quisieras tu jugar como él.

— Como sea.

— Y se va a comer a este bombón.— se señala asi mismo, pero abre los ojos asustado, dándose cuenta de su error.— Osea, no a este mocoso, sino a mi yo yo.

— Si entendí.— se cruza de brazos, molesto. Pero a los segundos se gira a ver de nuevo a Hirving.— Dime la verdad, ¿Realmente te gusta ese tipo?

— ¿Cristiano? Pues es guapo.

— ¿Y ya?

— Pues si, para eso son las citas, Diego.— le explica cómo si el otro fuera el niño pequeño.






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⏰ Son güncelleme: Apr 02 ⏰

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