HOUSE OF BLACK || Theodore Nott fanfic!
"Ser una Black digna de su apellido".
Madelyn siempre había tenido esos pensamientos, especialmente al recordar que su padre, Sirius Black, traicionó el legado familiar al irse a los Potter.
Detrás del árbol...
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CAPÍTULO CINCUENTA Y SIETE «Gran anuncio»
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El aire en la biblioteca de los Black era denso, cargado de un silencio que gritaba más que cualquier improperio de Walburga. Regulus estaba sentado en su rincón favorito, un libro de constelaciones abierto sobre sus piernas, pero sus ojos no registraban las intrincadas líneas de estrellas.
Estaba esperando. Y la espera, como un nudo apretado en el pecho, dolía. Sabía que Jane tenía noticias, noticias que temía por la creciente tensión que se había instalado en ambas casas en las últimas semanas. Los encuentros secretos se habían vuelto más difíciles, las miradas de sus padres más inquisitivas, y la atmósfera general se había cargado de un presentimiento ominoso que helaba la sangre. Regulus sentía en el aire la inminencia de una decisión que no podrían controlar.
La puerta se abrió con un suave clic, y Jane entró. Su vestido verde esmeralda resaltaba la palidez de su rostro, y sus ojos, usualmente brillantes con una chispa traviesa, estaban apagados, casi vidriosos. Regulus se levantó de inmediato, el libro cayendo al suelo con un golpe sordo que resonó en la quietud.
—Jane. —dijo, su voz apenas un susurro.
Ella se acercó lentamente, evitando su mirada. Sus manos estaban entrelazadas frente a ella, los nudillos blancos. Finalmente, levantó la vista, y la tristeza que encontró en sus ojos hizo que el corazón de Regulus se encogiera.
—Regulus. —respondió, su voz temblándole ligeramente.
Un presentimiento helado recorrió la espalda de Regulus. Sabía, en lo más profundo de su ser, lo que iba a escuchar. La tensión en el aire era palpable, la anticipación, un veneno lento.
—Walburga... —comenzó Jane, tomando una respiración profunda que pareció costarle—. Ella lo ha arreglado.
Regulus permaneció en silencio, dándole espacio para continuar, aunque cada segundo se sentía como una eternidad.
—Me voy a casar. Con Sirius.
Su mundo pareció detenerse. La biblioteca, con sus estanterías llenas de sabiduría ancestral, pareció inclinarse sobre él, amenazando con aplastarlo. Sintió un dolor agudo, punzante, que lo dejó sin aliento. Era como si alguien le hubiera arrancado el corazón del pecho.