uno.

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El despertador ni siquiera llegó a sonar antes de que Yoongi lo apagara, llevaba más de dos horas despierto dando vueltas en la cama, le dolía la cabeza porque había dormido demasiado mal y era todo culpa de las estúpidas pesadillas que volvían siempre en aquellas fechas. Habían pasado tres años desde que encontró a su ex pareja acostándose con otro, pero el recuerdo le atormentaba día tras día.

Para cualquiera podría parecer una tontería, pero aquello le afectó de tal manera que durante unos meses tuvo que volver a su ciudad natal, alejarse de cualquier persona de Seúl e incluso borrar todas su redes sociales. No solo Dohyeong le engañó, sino que al parecer todos eran conscientes de que el chico llevaba dos años saliendo con esa persona y se lo habían estado ocultando porque seguramente les resultaba divertido ver a Yoongi tan enamorado y siendo tan imbécil como para no notar las señales.

Sacudió la cabeza intentando borrar cualquier pensamiento intrusivo y se sentó en la cama, eran las nueve de la mañana. Aquel día no tenía que trabajar pero sí tenía que hacer las maletas, había planeado pasar unas semanas en casa de su madre, en Daegu. La navidad se acercaba y ese año tenía ganas de pasarlo en casa, cantando villancicos, bebiendo chocolate caliente y peleándose con sus familiares sobre temas tan estúpidos como que qué serie de Netflix era mejor.

Obviamente Sweet Home, pero ese no era el punto.

Mientras se estiraba, más que dispuesto a levantarse y preparar el desayuno, el sonido de su teléfono le hizo pegar un salto en la cama y llevarse la mano al pecho con dramatismo, era demasiado temprano como para que alguien le llamase.

—¿Qué quieres ahora, Seokjin? —Aquello fue lo único que dijo al descolgar, teniendo demasiado claro que solo su mejor amigo le llamaría tan temprano. Escuchó una risita al otro lado de la línea y suspiró, realmente era demasiado temprano para aquello.

—Pero bueno, ¿quién te ha enseñado esos modales, Yoongi? —El menor volvió a suspirar, esta vez cerrando los ojos y apoyando la cabeza en la almohada. —Aunque te lo pasaré por alto porque no te llamo para hablar de tus modales, pero más te vale cambiarlos antes de volver a casa, no querrás que tu madre te escuche hablándole así a tus mayores.

—Seokjin, al grano, por favor. Tengo que preparar las maletas y decidir a quién dejarle las llaves para que cuide de MiniMini mientras no estoy.

—Te dije que yo podía cuidar de tu gato. —Yoongi puso los ojos en blanco, ya habían tenido aquella conversación demasiadas veces y siempre acababa en pelea. Seokjin se empeñaba en que podía cuidar a MiniMini pero Yoongi le conocía, sabía que a veces ni siquiera era capaz de cuidarse a sí mismo así que definitivamente no iba a dejarle cuidar de su pequeñito.

—Seokjin...

—Sí, sí, ya me centro. Solo quería preguntarte cómo estás, hace días que no hablamos y te vas a ir y... sabes, quizás deberíamos vernos y ponernos al día antes de que te vayas porque ya sabes, muchas cosas pueden cambiar de aquí a que vuelvas de Daegu y... Yoongi, Dohyeong se va a casar con Gwangcheol. —Abrió los ojos lentamente al escuchar aquello, la línea se había quedado en completo silencio haciendo que su respiración se escuchase con más claridad. Giró lentamente la cabeza hasta fijar la mirada en el calendario que había colgado de la pared, era quince de diciembre; el día anterior habría sido su octavo aniversario.—¿Yoongi?

—¿Cuándo se lo pidió? —Su voz sonó entrecortada.

—Ayer. Prepararon una cena en el piso de Dohyeong e invitaron a todo el grupo. —Seokjin y Yoongi se conocieron gracias a Dohyeong, ambos eran compañeros de universidad y tenían el mismo grupo de amigos, pero nunca llegaron a llevarse del todo bien. Sin embargo, Seokjin y Yoongi conectaron enseguida y no tardaron en considerarse mutuamente mejores amigos.—No tenía que haberte dicho nada, lo siento.

good boy. ☹ yoonmin.Onde as histórias ganham vida. Descobre agora