6: "Falso Directioner"

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Aula 397, ¿Hay más de trecientas aulas en este instituto?

Entre de nuevo al edificio y prendí camino hacía el salón de detención, supongo que debe estar subiendo las escaleras.

— Trecientos noventa y cinco... Trecientos noventa y seis. — Contaba mientras me acercaba a mi objetivo. Al final del pasillo una puerta resbaladiza de color rojo se encontraba, un cartel escrito en blanco con la palabra "detención" colgaba de ella con el número 397 escrito en verde en la parte de arriba.

Empuje la puerta fuertemente pensando que ésta se encontraba cerrada... y no era así. Caí al suelo de rodillas como toda una Anastasia entrando a la oficina del Empresario Grey... con la diferencia que no era Anastasia y no existía ningún Grey, triste realidad. Me levanté del piso avergonzada y me acerqué hacia el escritorio... oh no, el profesor Wilson.

— ¡Que grata sorpresa tenerla por aquí Srta. Moore! — Me regalo la sonrisa más falsa en el universo.

Por culpa de el estoy aquí.

— Pienso lo mismo, Wilson. — Le entregué de mala gana el papel rojo que me había dado el Director anteriormente, el lo agarró y escribió unas palabras para luego firmarla y guardarla en el cajón del escritorio.

— Tome asiento en donde quiera.— Me señaló con la mano. — Llegó cinco minutos tarde. — Dijo mirando a su reloj de mano. — Por lo tanto, se quedará cinco minutos más luego de que pasen las dos horas. — Sonrío, de alguna manera presentía que le divertía esta situación.

Pues que creen, a mí no.

Bufo de mala gana y miro el lugar. Habían dos personas más en la habitación, una se encontraba con la cabeza en sus brazos durmiendo y la otra parecía que estaba drogada ya que se encontraba haciendo burbujas con su saliva, asco. Me senté en el lado izquierdo de la parte de la pared al lado de la ventana, se veía todo desde aquí arriba.

Me aburría estar ahí, el silencio me estaba matando, necesitaba hablar con alguien o por lo menos poder dormir, intente hacerlo pero no pude. Miré por la ventana intentando encontrar algo interesante en el que entretenerme. El viento movía las hojas de los árboles logrando que algunas caigan al suelo. Una silueta se encontraba en la punta del árbol más grande, era una persona.

¿Cómo cojones llegó hasta ahí?

No era una persona, eran dos.

Me estoy volviendo loca.

Las dos siluetas saltaron desde lo más alto, me pare de mi silla con la intención de gritar y pedir ayudar pero cambié de opinión cuando vi que las dos siluetas cayeron perfectamente al suelo, como lo haría cualquier gato saltando desde el techo de una casa. Mi boca de encontraba en una perfecta 'o' y mis ojos no podían creer lo que acaban de ver. Si alguien se llegase a tirar desde esa altura podría haber pasado dos cosas, la primera, moriría con el intento, y la segunda, nadie en su puta vida se atrevería a hacerlo. Las dos personas caminaron de los más normal hacia la entrada del colegio, empujándose entre si.

¿Qué eran? Nadie puede saltar de tal altura y caer como una pluma. Creó que los cinco minutos que llevaba en esa habitación estaban enloqueciendo mi mente haciendo que vea alucinaciones o simplemente el fuerte aroma de la chica de atrás me estaba mareando.

Una risa conocida logro sacarme de mis pensamientos, pasos se acercaban a la habitación. La puerta se abrió sin haber sido empujada y por allí entraron los gemelos, sonrientes como dos lindos pequeños. Se acercaron al profesor e intercambiaron una palabras, luego de eso los dos se dieron vuelta y caminaron hacia donde yo me encontraba. Miré el esmalte rosado que se encontraba en mis uñas intentando parecer neutral, aunque en realidad me encontraba nerviosa. Se me ponía la piel de gallina de tan sólo pensar que esos dos saltaron desde lo más alto de un árbol y cayeron al suelo como si nada.

Cosa de gemelos.| Gemelos Harries.Where stories live. Discover now