Un nuevo programa para el seireitei

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Nemu oteaba el horizonte sobre una palmera. Se hubiera maravillado con el atardecer tropical si no fuese tan inexpresiva, pero ese no era el caso. El primer día había transcurrido sin problemas, había cumplido con todos sus objetivos. Había colocado estratégicamente todas las pastillas correspondientes en los lugares por los que iba a pasar cada grupo. Todo estaba estudiado hasta el más minucioso detalle. Eso sí, Nemu no era omnipresente, así que tuvo algunos problemas distribuyéndolas todas.

—Qué fácil fue engatusarlo...—susurró para sí mientras se acomodaba un poco mejor en las hojas de palmera. 

 Al final, para darle más emoción recurrieron al ahora magullado y traicionado Yumichika, pero todo seguía yendo según el plan. 

Las cámaras camufladas repartidas por toda la isla monitoreaban todas las reacciones y movimientos de cada uno de ellos. Y podrían hacer grandes cosas con aquellas grabaciones, sí señor... Ganarían un pastón montando un pequeño programa de televisión en plan «Supervivientes». El plan era perfecto, salvo por un pequeño detalle: no sería entretenido sin ninguna acción más que los grupos dando vueltas por la isla como unos vagabundos. Por eso el capitán Kurotsuchi había ideado una pequeña diversión para sus concursantes... 

Nemu estaba impaciente por ver florecer los ingresos y ponerse a trabajar en algún experimento junto a su capitán, pero de momento debía concentrarse en la competición. En aquel momento se estaba retransmitiendo el primer capítulo de «Pánico en la isla» por todo el seireitei. Pronto los espectadores subirían como la espuma y ganarían una pequeña fortuna. 

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El comandante general acababa de salir de la ducha y se atusaba las barbas con un pequeño peine azul especializado para su larga melena. Aprovechó la ocasión y también se alisó un poco las cejas, lo que le recordaba que dentro de poco debería ir a que le hiciesen un pequeño recorte. Se sentó en su cojín estilo japonés y dejó el peine en una mesita a su espalda, cogiendo al mismo tiempo una pequeña taza de té. Sasakibe limpiaba con paciencia la tetera en un fregadero al fondo de la estancia. Yamamoto pegó un relajado sorbito y encendió la televisión. Empezó a hacer «zapping», pero no encontró nada interesante—un concurso canino protagonizado por Komamura, un programa de cocina dirigido por Kensei y Mashiro, anuncios que promocionaban la eficiencia de la Asociación de Mujeres Shinigami y que hacía un llamado a las shinigami del mundo—hasta que se topó con un nuevo «reality show» protagonizado por varios capitanes y tenientes(y algunos humanos, lo cual le extrañó). Lo encontró curioso, pero entonces salió Kuchiki Byakuya—uno de sus más fieles y eficientes capitanes—hablando con acento andaluz y reprochándole a Rukia de mala gana todo lo que decía. La taza se le escurrió de sus arrugadas manos y fue a parar al suelo con un estrépito de porcelana rota. Sasakibe se dio la vuelta alarmado y entonces también vio el desencadenante del incidente con la taza. Los dos abrieron la boca al unísono y dijeron solo dos palabras:

—Pero qué...

Bleach - Pánico en la islaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora