Mani y Sol

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Los dioses pensaron que los carros no se manejarían por si solos, alguien debía guiarles. Buscaron a su alrededor y avistaron a los dos bellos hijos del gigante Mundilfer, los cuales llamaron su atención. El gigante, había dado a sus hijos el nombre de las recién creadas orbes, Mani(La Luna) y Sol. Sol, la doncella solar era la esposa de Glaur, el brillo.

Mani y Sol, encargados ahora de dirigir a los corceles de sus brillantes homónimos, fueron llevados hasta el cielo y día tras día cumplieron con sus obligaciones asignadas, guiando a los corceles a través de los senderos celestiales.

Mani, en uno de sus recorridos nocturnos vio como unos niños eran obligados cruelmente por su padre a acarrear durante toda la noche, en eso Mani decide arrebatárselos y desde entonces es acompañado por ellos. A estos niños se les conoció entonces como Hiuki, la luna creciente y Bil, la luna menguante.

Luego los dioses convocaron a Nott (Noche), una de las hijas de Norvi, el gigante y le confiaron el cuidado de un oscuro carro tirado por un corcel negro, Hrimfaxi, el de las crines de hielo, de las cuales caía el rocío y la escarcha hasta la tierra.

La diosa, se casó tres veces, con su primer esposo, Naglfari, había tenido un hijo de nombre Aud; con el segundo, Annar, una hija llamada Jörd(tierra) y con el tercero, el dios Delliger(amanecer), otro hijo cuya belleza era sublime y la cual se le dio el nombre de Dag, el día.

Los dioses al saber de la existencia de Dag, también le proporcionaron un carro, este, tirado por el resplandeciente corcel blanco Skinfaxi, el de las crines brillantes, de las cuales resplandecientes rayos de luz brillaban en todas direcciones, iluminando al mundo y trayendo consigo luz y alegría a todos.


Mitología NórdicaWhere stories live. Discover now