Capítulo I

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Lanzó un gruñido en cuanto sintió la perilla de su habitación girar. El chirrido de la puerta hizo eco en la vacío cuarto, en el cual, solo se encontraban un par de cajas y muebles vacíos, además de la cama en la cuál él se encontraba descansando hacía unos segundos atrás.

--¡Jimin! Mira la hora, te has quedado babeando mi almohada-- dijo con un poco de asco.

El nombrado volvió a gruñir y se escondió entre las mantas, abrazándose a sí mismo e ignorando a la gruesa pero agradable voz de su mejor amigo. Pero claro que en ese momento, era de todo menos agradable. Escuchó cómo las cortinas eran corridas para dejar entrar el sol. Arrugó un poco la nariz, para qué abrir las cortinas si ni eso le afectaba a él. En medio de ese pensamiento, las mantas fueron arrancadas de la cama, dejándole al descubierto de la fría habitación. Por esa misma acción se encogió sobre sí mismo y en acto seguido, se acostó boca abajo, mientras su mano se paseaba por la cama, en busca de sus mantas. Un escalofrío recorrió su cuerpo por el helado ambiente. Bostezó ruidosamente.

--El desayuno está listo. --dijo emocionado el chico.

Jimin asintió levemente y se sentó lentamente en la cama, se detuvo a medio camino, dirigió su rostro a donde provenía aquella gruesa y divertida voz.

--¿Desayuno? ¿Tú? -- Su voz, la cual era normalmente más aguda que el de cualquier hombre, salió ronca pero se podía notar el tono de incredulidad en ella. --Tae...

--¡Sí! ¡Y nada se ha quemado, Jimin! --le interrumpió, evidentemente feliz.

Jimin refregó su rostro con las manos y negó lentamente con la cabeza. Ciertamente, su amigo era un desastre en la cocina... Bueno, era un desastre en todo. Y por ello mismo no estaba tan seguro de mudarse y dejar a su auto destructivo mejor amigo vivir por sí mismo. Pero debía hacerlo, era un gran paso para Jimin hacerlo.

--Vamos, te espero abajo-- Escuchó a Tae salir de la habitación tranquilamente-- ¡Y por favor ponte algo de ropa! ¡Ya me cansé de ver tu culo desnudo por toda la casa!

Jimin rió divertido por lo dicho y tomó la ropa que se encontraba sobre una caja, la cuál él había dejado por la noche en ella. Quizá era por ello que su amigo no estuvo al 100 % en desacuerdo cuando le habló sobre su idea de mudarse y comenzar a vivir por sí mismo. ¿Qué tenia de malo dormir desnudo? Está bien, en realidad él andaba de esa manera incluso cuando no dormía. No veía utilidad eso de usar pijamas, desde muy niño se acostumbró a ser de esa manera. Extrañaba las pequeñas nalgadas que su madre le regalaba cada vez que se paseaba por el living como ella misma le había traído al mundo. Ahora, sólo se ganaba unos cuantos golpes en la cabeza de parte de Tae. Bueno, también se ganaba un par de gritos y por no decir insultos.

Se vistió con tranquilidad y fue hacia la cocina por aquéllos pasillos que tan bien conocía. Entro en la cocina rascando su cabeza con pereza y tomó asiento frente a la mesa. Sintió a su amigo colocar un tazón frente a su nariz, frunciendo el ceño lo tomó entre sus manos. Lanzó un quejido.

--Es por eso que no has incendiado la cocina. --dijo en medio de un gruñido. Se llevó una cuchara llena de cereal y leche a la boca, masticando con cierto recelo.

--¡Oye! Te he hecho el desayuno a modo de despedida ¿Y así me pagas? --respondió ofendido.

Jimin olfateó el olor que expedía su considerado amigo y volvió a fruncir el ceño.

--¿Eso que huelo es Jamón? Tae... ¿Estás comiendo un sandwich?

Taehyung abrió grandes los ojos y se alejó lentamente de Jimin, se metió todo el sandwich a la boca y masticó rápidamente, ahogándose en el proceso. Comenzó a toser violentamente, volvió a acercarse a su amigo y le dio un gran trago de leche del tazón de este, tragando con cierta dificultad.

BLINDOù les histoires vivent. Découvrez maintenant