Capítulo 2: recomponerse

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Durante varias semanas Hermione estuvo recluida en su casa. Apenas comía y dormía. Se pasaba el día como alma en pena. Se preguntaba por qué no había podido hacer, por qué con la magia que tenía no servía para lo importante, por qué había estado luchando, arriesgando su vida y la de sus padres. Supuestamente por un mundo mejor, pero ahora no estaba segura de eso.

Una y mil veces, se lamentaba haberse encontrado mal por rechazar a Ron. Si no le hubiese dicho nada a su madre, esta no hubiese querido venir antes a verla. Cada vez, se sentía más culpable por lo sucedido de sus padres.

El sonido del teléfono la había sacado de sus pensamientos. Había dejado de contestarlo, no quería más condolencias de gente que ni siquiera conocía. Pero esta mañana no apenas había parado de sonar y ante la insistencia, Hermione lo cogió.

-¿Señorita Granger? Menos mal, que me coge el teléfono.

-¿Quién es?

-Soy Cupricionio Brown del banco.

-¿Qué quiere?-preguntó desganada, quería que la dejasen en paz.

-Verá, como ya le comenté su situación financiera es pésima. ¿Podría venir al banco y lo hablamos?

Después de unos segundos, Hermione aceptó.

No le apetecía ducharse, pero lo hizo. Se vistió con lo primero que vio, recogió su pelo y se dirigió caminando. En media hora llegó, pronto la atendieron. Cupricionio Brown la guio hasta su despacho donde se sentaron.

-Tengo prisa- comentó Hermione.

-Comprendo. Verá, sus padres volvieron a hipotecar la casa, para pagar las reformas de la clínica. Lleva dos meses de retraso en el pago de las letras. Cada una de 5.000 €.

-Mis padres tenían un dinero ahorrado para cuando se jubilasen.

-Lo sé, pero hasta dentro de cinco años ese dinero no se puede tocar.

A Hermione la cabeza le empezaba a dar vueltas.

-¿Cuánto tiempo dispongo para pagar esos plazos?

-Tiene un mes, sino comenzaremos un procedimiento judicial. Al no haber pagado en los plazos establecidos, tiene un penalización del 15%.

-¿Me está diciendo que tengo que pagar esos pagos atrasados y un 15% más por el retraso?

-Así es. Aunque si en un plazo de una semana, nos da indicios de que puede hacer frente a la deuda, le concederemos más tiempo.

-Enséñeme el contrato que firmaron mis padres- le pidió Hermione, no podía creer que le estuviese pasando todo eso a ella.

-Espere un segundo.

Hermione reconoció la firma de sus padres en el documento. Pero todavía quedaba un resquicio de esperanza.

-Con su anterior hipoteca, mis padres hicieron un seguro que en caso de que falleciese alguno de los dos la hipoteca se cancelaría.

-Sí, pero esta vez no lo hicieron y el anterior seguro ha caducado.

No le daba buenas sensaciones. Ese hombre tenía respuestas para todo, como si se hubiese aprendido todo lo referente a su préstamo. Le extrañaba que con tanta gente que tenía ahí su hipoteca, se hubiese memorizado todo. Lo normal sería que lo hubiese mirado, pero no que guardara esos datos en su memoria.

Salió de allí y se dirigió rápidamente a prepararse mejor. Necesitaba encontrar trabajo y sabía que con las pintas que tenía no lo conseguiría. Se puso un pantalón negro te pinzas, una camisa blanca básica y una americana negra. A pesar de lo poco que le gustaba se puso unos zapatos con un poco de tacón.

Se dirigió al callejón Diagon, ya que en el mundo mágico era conocida y seguramente le sería más fácil. Su primera opción fue ir a preguntar a Flourish y Blotts.

-Hola, señorita Granger-la saludó el dueño nada más entrar- lamento mucho su pérdida.

-Gracias, señor Roller.

-Sabe que si hay algo que pueda hacer por usted...

-La verdad es que sí.

Al escuchar eso, el señor Roller dejó de ordenar libros y la escuchó atentamente.

-La verdad es que estaba buscando trabajo y me pregunta si sabría de algo...

-Con todo lo sucedido, mi tienda ha quedado hecha un desastre, tengo que hacer inventario, ordenar los libros, pedir que me manden los que me faltan...

-Me gustaría ayudarlo- comentó agradecida.

-¿Estás segura de querer trabajar aquí haciendo eso? Seguro que si buscas encontraras algo mejor.

-No lo creo, me gustan los libros y estoy segura que aquí encajaré- se alegraba de poder estar con sus queridos libros.

-Aún no hemos hablado de dinero- le comentó el señor Roller- le parecen bien unos 200 galeones al mes.

-Claro.

-Nos vemos mañana.

Hermione tan pronto como llegó a casa llamó al del banco.

-He conseguido trabajo, solo que tardaré un poco en pagar las letras.

-Comprendo, tener trabajo es una garantía para aplazar el pago. Veré lo que puedo hacer. No le puedo prometer nada.

Les mando una lechuza a sus amigos contándoles que había conseguido trabajo. Ellos le dijeron que mañana la invitarían a cenar y les contaría todos los detalles.

                                                   

El primer día en Flourish y Blotts pasó rápidamente. A Hermione le encantaban los libros y ver tantos la distraía. Sentía mucha pena por como habían quedado muchos ejemplares, muchos estaban quemados o rotos.

El trabajo de Hermione consistía en ordenar y clasificar los libros. Apuntaba los ejemplares que no servían para la venta, ya que se deben solicitar unos nuevos. Lo bueno, era que el señor Roller le dejaba llevarse los ejemplares que no se podían vender.

-Señorita Granger-la llamó.

-Sí, señor Roller.

-Tengo que salir a buscar unos libros. ¿Te puedes hacer cargo de la librería?

-Claro.

Hermione siguió ordenando, hasta que escuchó la campanita de la entrada que significaba que alguien había entrado. Salió al mostrador y para su desgracia conocía al cliente. Era un abogado muy conocido en el Ministerio, el mismo que llevaba los casos de los miembros de la familia Malfoy.

-Buenos días, ¿en qué puedo ayudarle?- Hermione sacó toda la educación que tenía.

-Vengo en representación del señor Malfoy. Yo soy su defensor y vengo a pedirle que testifique. Me llamo Ben Davis.

Fue algo que la extrañó.

-¿Se refiere a Draco Malfoy?

-Así es.

-No lo entiendo, si lo defiende ¿por qué me pide que testifique?- preguntó extrañada.

-Quiero que nos relate lo sucedido cuando se encontraba en la casa de los señores Malfoy y Bellatrix Lestrage la torturó.

-Malfoy, no hizo nada para ayudarme- comentó sin entender nada. ¿Eso no era algo que lo dañaría?

-¿Sabe si mi defendido disfrutó con lo sucedido?

-No sé qué decir- no lo recordaba exactamente.

-Piénseselo, y por favor acuda al juicio.

Eso la dejó muy pensativa. No estaba muy segura que le fuese a servir de mucha ayuda a Malfoy. Se quedó pensando, lo único que recordaba nítidamente era a Bellatrix Lestrage torturándola. Ahora estaba trabajando, ya pensaría más tarde en ello.

Resquicios de orgulloWhere stories live. Discover now