Capítulo 37

4.7K 421 131
                                    

Que dolor de cabeza. La luz me hacía daño a los ojos y había algo que me estaba incomodando. Tiré de ello y me di cuenta de que era mi propio vestido. Fantástico no me lo quité. Paso la mano por mis ojos, para frotarlos a ver si me despierto un poco más y cuando la veo... Tengo un pegote negro. Estupendo, tampoco me desmaquillé.

¿Algo más?

Me pongo a hacer memoria. Solo soy capaz de pensar en lo de mi madre. Ella sabe que existo, sabe que me llaman Dama. Incluso debe de saber como encontrarme...

Eso hace que mi estómago se contraiga. Todo este tiempo le ha dado igual y cuando más cerca estoy de encontrarla me dice que lo deje. Debí de ser una hija de mierda, para que no quiera verme. Me toco el puente de la nariz con los dedos y entonces me acuerdo...

Besé a Connor.

Suspiré derrotada y volví a cerrar lo ojos. Menudo día de Navidad me espera. Me puse la almohada encima e intenté recordar todo, pero mi mente tenía lagunas. Supongo que el príncipe azul me trajo a casa para que estuviese sana y salva.

Cuando ya me cansé de dar vueltas y vueltas a la nada me levanté. Menos mal que al menos me quité los tacones. Me desvisto a paso de tortuga y me meto a la ducha. Al frotarme la cara la esponja se queda entre negra y marrón.

Esto no se iba a quedar así. En cuanto salí de la ducha me puse unos leggins y un jersey largo de hombro caído.

Cogí la chaqueta de cuero un gorro blanco de lana, porque mi pelo aún estaba húmedo y era un desastre, y el bolso con todo lo necesario dentro.

Bajé corriendo las escaleras. Llegué a la puerta y escuché que alguien me llamaba a gritos, pero antes que nada estaba ir en busca de respuestas.

Fui corriendo hacia el coche y vi como Thomas estaba en la puerta diciéndome algo. No sé muy bien qué quería ni nada, pero supongo que ayer me debió de ver llegar a casa con la borrachera que traía y querrá saber qué pasó. Él y su afición de hacer de padre...

El problema es que no necesito un padre nuevo, tengo uno. Y es un padre de mierda últimamente.

Llego a su ático en un tiempo record, creo que me he saltado más semáforos que en toda mi vida. Pero necesito acabar con todo esto de una vez por todas. Necesito saber, porque creo que en este juego voy perdiendo. No puedo ganar sin saber las reglas.

Me gustaría poder decir que toqué la puerta como la gente normal, pero la aporreé como si mi novio de toda la vida me estuviese poniendo los cuernos tras ella.

Mi padre me abrió. Ya estaba vestido de manera impecable, su pantalón de vestir, su camisa, su corbata, todo.

- ¿Qué quieres Brooke?

Y se atreve a preguntarme que qué quiero. Casi exploto, casi. Pero aún me quedan algunas fuerzas, las suficientes como para respirar hondo y encararle.

- Todo este tiempo has sabido de ella.

No es una pregunta, es una afirmación. Me duele hacerla, me duele pensar es real. Siento como mi mundo se para en seco al no recibir una negación.

- ¿Dónde está?

Se masajea las sienes, como si yo le estuviese produciendo dolor de cabeza. Yo me quedo observándole, nada me parece real.

- No lo sé.

- Pero hablas con ella... - él ni siquiera asiente, pero tampoco niega - ¿Por qué?

No sé muy bien que estoy preguntando. Creo que pregunto todo y nada.

- No podía seguir aquí con nosotros.

Te enseñaré a tenerme miedoWhere stories live. Discover now