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Al día siguiente me desperté sin ánimos. Mi papá igual, en su mirada había rastro de culpa, pero simplemente no podía culparlo, se esmeraba mucho en su trabajo para darme lo mejor. El hacía el papel de padre y madre en mi vida. Pero...en ningún momento se me ocurrió que podrían mandarlo a China por el trabajo y peor aún, por tiempo indefinido. Además, mi mandarín era horrible, un asco, con A mayúscula.
Había dejado todas mis maletas arregladas, todas mis cosas guardadas en cajas, cosa que se me hizo más fácil ya que papá me ayudo.

También llamó al papá de ChanYeol para que no me pasará a buscar, siempre me iba con ellos. En cambio el me llevo.
Durante todo el trayecto al instituto me estuvo hablando en mandarín. Había frases en las que no sabía que responder. Tenía AÑOS de no hablarlo, mi papá cuando era más pequeña me hablaba en coreano y mandarín, pero dejo de hacerlo cuando cumplí siete. Pero al parecer la fluidez de él no se perdió.

-Te quiero pequeña. Nos vemos en la tarde. -Besó mi cabeza y yo baje del auto. Me acomodé la falda del uniforme y respiré hondo. No lloraría, no aquí.

ChanYeol seguramente estaría en el salón, no podía verlo aún. Así que decidí quedarme en el patio, en una parte alejada para poder pensar. O por lo menos pensar bien qué le diría a ChanYeol después.

El timbre tocó veinte minutos después de que estuve divagando en mi mente sentada en el césped. Fui una de las últimas en entrar al salón. Me senté en mi lugar, el cual compartía con JongDae. ChanYeol se sentaba tres mesas más atrás de la mía.

-Señorita Kim. -Me llamo mi profesor de literatura. En realidad, no estaba prestando nada de atención.

-¿Si? Disculpe, no le preste atención a la pregunta, podría repetirla. -Creo que él sabía lo que pasaba, ya que me miró con algo de tristeza, era una de las alumnas sobresalientes en su clase.

-¿Por qué amamos la vida y a la muerte la odiamos? -Toda la clase me miró. El profesor me veía con una pequeña sonrisa, a sabiendas de que sería una de las últimas respuestas que le daría.

-Amamos la vida porque es una hermosa mentira, y odiamos a la muerte por ser una cruel y dolorosa verdad. La vida es un sueño y la muerte nos despierta de el. - Mi profesor me sonrió y volvió a su clase luego de mi respuesta.

Al final de clases, me di cuenta de lo que había hecho en mis cuadernos de las cuatro primeras clases. Había escrito en dos idiomas diferentes, como escuchaba lo que mis profesores dictaban, mi mente lo traducía y hacía que lo escribiera en mandarín.

Y así me la pase el resto del día, distraída, triste, pero no lo demostraba frente a ChanYeol. Sabía que él se daría cuenta.
Varios profesores me habían buscado durante los recesos o habían pedido permiso para sacarme unos minutos del salón. Solo para despedirse de mí, para desearme suerte, pero eso me hacía sentir peor.
La mamá de ChanYeol nos pasó a buscar en la tarde, en el camino a la casa, mi cabeza estuvo todo el tiempo recostada sobre las piernas de él, mientras acariciaba mi cabello. El entendía que aún no iba a hablar. Su madre tampoco hablo.

Cuando llegamos a la casa, ayude a ChanYeol con la tarea, mientras yo daba la excusa de que mi papá me ayudaría cuando él me preguntaba si no la haría también. Jugamos hasta más no poder. Hacía un esfuerzo muy grande para no echarme a llorar mientras veía a ChanYeol reír. El no merecía esto, no merecía llorar por esto. Subimos a su habitación, ya que, según él, tenía que darme algo.

-Jiji...-Hace tiempo me llamaba así. Como su madre me decía "JiHyunnie" a él se le hacía muy largo y lo acorto, así que pronunciaba dos veces la primera sílaba de mi nombre y terminó llamándome "Jiji"-. ¿Qué sucede? -Como no respondí me abrazo-. Dime...

-Me iré a China...esta noche...-Y me rompí. Su cuerpo se tensó y me abrazó con más fuerza.

-Es una broma, ¿no? Te estás vengando por lo de la semana pasada de la rana que puse en tu mesa...-Lo miré y negué-. Jiji...-Sus ojos se cristalizaron, y las lágrimas corrieron por sus mejillas-. Jiji...tú no puedes irte... ¿qué haré sin ti? Tú sabes que me gustas y....-No pudo seguir a causa de sus sollozos.

¿Dijo que le gustaba? Oh, ChanYeol...

Estuvimos varios minutos en esa posición, llorando abrazados hasta que nos quedamos sin lágrimas. Se levantó y busco algo en el cajón de su mesita de noche. Saco un pequeño estuche largo de color azul pálido. Se sentó en la cama, apoyándose en la cabecera y haciendo que me sentara en el medio de sus piernas, mirándonos a la cara.

-Recuerdas que te dije que iba a darte algo...pues...es esto. -Abrió la caja y en el interior había dos cadenas de plata, y como dijes tenían letras, una tenía "JH" en mayúscula, la otra "CY". Eran nuestras iniciales... Tomo la que tenía sus iniciales, hizo a un lado mi cabello y me la puso-. Prométeme que nunca te la quitaras...

-Lo prometo. -Tomó la otra y se la colgó en el cuello, algo dentro de mí se removió cuando vi mis iniciales colgando en su cuello.

-Y yo nunca me quitaré esta cadena. Lo prometo. Los Park nunca rompen una promesa. No sé qué haré sin ti, JiHyun...

-Puedes llamarme, solo es una hora de diferencia allá es una hora más temprano que aquí. Puedes enviar cartas, puedes hacer cualquier cosa ChanYeol. Con tal de que sepa que estas bien, yo lo estaré. -Me sonrió y yo lo hice de vuelta. Pero esa sonrisa de borró de mi rostro cuando escuche la bocina del auto de mi papá. Mi vista fue al reloj que ChanYeol tenía sobre el cajón, el vuelo salía a las ocho. Eran las siete con quince de la noche.

-No, no, no, ¡No! -Salté de la cama, pero me detuve a media escalera. No quería irme...no podía hacerlo, sabía que mis tíos y mi primo me esperaban en China, había hablado con Yixing por la tarde.

Tuve que bajar cuando escuche a mi papá llamándome.

-Mi pequeña...es hora.

-JiHyunnie...-La mujer que consideraba una madre para mí se acercó y me abrazó con fuerza, escuchaba sus silenciosos sollozos en mi oído. Cuando me soltó el papá de ChanYeol me abrazó también.

-Nos harás falta, JiHyun...no sabemos cómo quedará ChanYeol cuando te vayas...eras la única que le daba sentido a su vida, según lo que él nos ha dicho. Cuídate dulzura. -Asentí y me giré para ver a mi padre, el cual me tendía la mano esperando a que la tomara. Mire otra vez a los Park.

-Adiós...-Susurré y tomé la mano de mi padre. Estaba a punto de cruzar la puerta cuando lo escuche.

-Jiji...-Mis ojos se llenaron de lágrimas y me solté de la mano de mi papá.

Corrí a los brazos de ChanYeol y este me abrazó con fuerza. Su cabeza reposaba en mi cuello y sus brazos abrazaban mi cintura. ChanYeol solo me pasaba en estatura por una cabeza. Y eso que solo teníamos trece.

-ChanYeol. Cariño, JiHyun debe irse...-Hablo su madre.

-No quiero que se vaya... ¡No quiero! -Y esas dos palabras hicieron que lo abrazara con más fuerza.

Las manos de mi padre tomaron mis hombros y también vi las de su padre sobre él. Escuche contar a mi padre: "Uno...dos...tres" y ya no tenía a ChanYeol en mis brazos.

-¡Mamá, no dejes que se vaya! ¡Por favor! ¡Jiji, no me dejes! ¡No lo hagas! -Gritaba mientras trataba de zafarse de los brazos de su madre.

Yo me retorcí, lloraba y gritaba su nombre en los brazos de mi papá.
Afuera de la casa había una camioneta negra esperando, era de la empresa. También vi al jefe de mi papá, Moon YongMin.

-Siento mucho que hayas tenido que ver esto YongMin, no ha sido fácil para ella...-Tenía las piernas alrededor de la cintura de mi padre, y mi cabeza estaba escondida en su cuello, mientras el pasaba su mano por mi espalda tratando de tranquilizarme.

-Entiendo cómo debe sentirse, teniendo esa edad...en realidad lo lamento, pero...no tenía más opción, lo siento JiHyun. -Escuche decir al señor Moon.

Mi padre subió al auto aún teniéndome encima de él, el cansancio de haber llorado y gritado tanto, me fue venciendo poco a poco.

Promise. ⇨Park ChanYeol⇦Место, где живут истории. Откройте их для себя