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Olor a cigarrillos y alcohol.

Ese era el antídoto de Harry.

Los dos se encontraban pidiendo algo de tomar. Allí Harry aprovechó para mirar bien a Lana.

Con su cara a oscuras, su cabello largo suelto y cuerpo esbelto. Él nunca había mirado detenidamente su físico, pero siempre notaba su inteligencia en diferentes áreas, eso le atraía más. Como salía arte de sus manos, moviendo el pincel de lado a lado creando obras que a él lo hechizaban. O la manera en que expresa sus sentimientos más profundos con poesía. Su voz cuando titubea canciones en clases, es angelical. Los bosquejos que le regala. La admira. Admira su alma.

─ Ten o te lo escupo ─ dijo Lana estirándole el trago. Él tragó en seco y lo cogió.

Ella lo notó. Notó su mirada intimidante en ella. ─ ¿No me dirás lo linda que me veo? ─ preguntó burlona.

Harry rió. ─ Creo que no debería alzarte más los humos, es insoportable.

Lana sonrió. Conoce a Harry y sabe que jamás le dirá aquellas palabras.

─ Ven, baila ─ Y lo haló a la pista.

Harry titubeó pero al verla tan alegre la siguió.

Sus cuerpos muy juntos, inquietos, manos deslizándose por lugares que no pensaban tocarían más. Harry moldeaba la cadera de Lana con sus manos atrayendo mas sus cuerpos. Se sentían en el cielo, como si estuvieran solos ellos dos en ese lugar, olvidaron todo.

Lana se volteó hacia el y lo miró con dulzura, cuando él sólo la miraba con lujuria.

Le agarró la cara y juntó sus labios.

Harry le siguió el beso. Era lento. Lana intentaba mostrarle lo que sentía. El calor de sus labios reconfortó a Harry. Le gustaba ese sentimiento. Sentir que con un solo toque olvidaba todo, hasta su nombre. Se sentía maldito, que ella lo condenó. Y no se sentía mal. Quería detener el tiempo justo en el momento en que juntaron sus labios. Esa chispa inquieta en su estómago de sorpresa y calidez que jamás había experimentado.

Allí fue donde sintió miedo. ¿Qué le podía ofrecer a Lana? No se merece a un chico así, pensó miles de veces. No quiere lastimarla, ella es el único rayo de luz en su vida y no quiere que se vaya. Todo se convertiría oscuro, no podría ver a través de intemperie fúnebre. Nada tendría sentido.

La apartó. Ella lo miró confundida.

─ Hey ¿qué te pasa? ─ preguntó con dulzura.

Él simplemente la miró fijamente. A esos ojos que le hacían recordar la calidez de la vida.

─ Nada Lana, no pasa nada ─ y así salió del club.

Ella lo siguió, no entendía lo que le sucedía.

─ ¡Para! ─ Le gritó.

El se detuvo y se volteó. Ella corría hacia él.

─ ¿Por qué me sigues Lana?

─ Porque te vas como un maldito estúpido sin explicaciones siempre. No logro entenderte nunca.

─ Nunca lo harás Lana, ni yo mismo me entiendo

Ella lo miró directo a los ojos y luego al suelo.

─ Entendámonos juntos Harry. No me importa que tengas un enigma en tu cabeza, solo quiero estar contigo ─ susurró con lágrimas en los ojos.

A él se le partió el corazón. Le estaba haciendo daño. Se quedó callado mirando al suelo, no quería dañarla más.

─  ¿Me quieres o no me quieres? ─ dijo intentando no llorar.

Harry alzó la mirada y la vio intentando abrigarse con sus propios brazos, temblando del frío.

─ No hablemos esto aquí ─ dijo serio.

─ ¿Y si no es aquí dónde entonces? ─ respondió alzando la voz.

El se acercó y le dio su chaqueta,  se apartó.

No aguantó más y soltó las lágrimas que ya tenía guardadas de hace mucho tiempo. ─ Me dices algo un día y luego te contradices. Quiero que me digas la verdad ─ dijo sollozando.

─ No te quiero hacer daño Lana, ya basta ─ dijo Harry con voz baja.

─ ¿Daño? Ya yo estoy herida Harry, desde hace mucho. Y puedo notar que tu igual, te veo a los ojos y lo siento, siento tu dolor. Sé como se siente, te quiero ayudar, te quiero mejorar, te quiero  ─ dijo esta vez casi gritando.

Harry tragó en seco y la abrazó. Ella lo envolvió en sus brazos, dejando salir todo.

Al terminar el abrazo le agarró la cara le quitó las lágrimas. ─ No te convengo Lana, lo sé. No te quiero herir más. No te quiero arrastrar más a mi vida. No lo mereces. No mereces sufrir por otra persona ─ dijo aun con sus manos en la cara de Lana.

Ella suspiró desganada y lo miró fijamente. ─ No me importa de que vivas, si eres un asesino o lo que sea que eres, entonces ¿qué sería lo peor? No importa, ya estoy herida. Solo me alegras tu. No sentiste lo mismo que yo bailando, juntando nuestros cuerpos Harry, esa explosión de sentimientos cuando nos besamos. No lo niegues, eso era felicidad ─ dijo agarrando el rostro de Harry.

Y la besó.

La besó como si fuera la primera ves que se juntaban sus bocas. Las lágrimas aun caían de sus ojos y llegaban a sus labios.

Harry la apartó y la miró detenidamente. ─ Yo te miro el alma. Tu físico me emboba pero tu alma me atrae. Es lo que te define, puede que sea invisible e inmaterial pero aún así tengo la capacidad de verla y sentirla cada ves que estas a mi alrededor.

Lana sintió cada palabra que salió de su boca. Jamás se había expresado así de ella, siempre se lo guardaba.

─ Harry, me gustas

Harry sintió un balde de agua fría y miles de sentimientos revueltos. Alegría, dolor, amor, preocupación, dicha...

Se quedó congelado. ─ Lana siento que deberíamos hablar esto mañana.

Ella lo miró con tristeza y asintió. No tenía palabras para expresar lo molesta y destrozada que estaba, por lo que prefirió callarse.

Los dos mirando a lo lejos, con frío y dolor.

Harry sacó su celular y marcó a un taxi. Lana lo miró con odio, se sentía devastada.

─ ¡No seas un imbécil, no me llames a un puto taxi! ─ gritó agarrando con fuerza la chaqueta de Harry y lagrimas en sus ojos.

Él simplemente colgó con un nudo en la garganta.

Lana negó con la cabeza y lo miró por última ves antes de irse caminando a su casa, dejándolo solo y arrepentido.

psicosis | harry stylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora