Capítulo 4

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Decirte que...

Estaba esperando los exámenes para volver a la oficina de la  cuñada de Ellis. Cuando iba caminando hacia el lugar se encontró con las dos pelirrojas Pieth Reverso, ella les regaló una sonrisa y un saludo cordial.

— ¿Estás enferma cariño? — Marcela negó con la cabeza.

— Un chequeo, nada de qué preocuparse.

— Carpetas rosadas—Dijo Valentina. — ¿Ginecología?

— Hola ¿Qué hacemos todos aquí? — Preguntó Ellis al encontrar a su madre, hermana y socia  reunidas en espera del elevador, él repartió besos sobre las mejillas de las mujeres antes de volver a preguntar lo mismo.

— Un chequeo —Contestó la rubia agobiada.

¡Simplemente no era su día!

La negativa del señor Pieth, Augusto y Laura, , Mía estaba por conocerle la chucha y toda la familia Pieth Reverso debía enterarse de que tenía en sus planes cercanos.

— ¿Por qué? — Preguntó la hermana de Ellis quien si se lo proponía podría hacer de excelente periodista.

— Planeo ser mamá este año. Mía se ofreció a darme un chequeo, igual prefiero un vientre de alquiler.

— Es maravillosa la experiencia completa—aseveró la señora Pieth, que lo decía después de dar a luz y criar a cuatro niños.

— No lo sé, me da cierta...

— Podría ayudarte — Dijo Ellis y ella hizo un ademán con la cabeza.

— Odiarías la seriedad del pequeño, por lo que lo odiarías y entonces tendría dos padres horribles.

Marcela se apoyó en la plataforma y esperó a que se volviera abrir, cuando lo hizo un guapísimo médico se subió con una sonrisa alucinante de haber estado solos y con  unos años menos y él y ese elevador no hubiesen subido tan rápido. La mujer se bajó en su piso y esperó sentada su turno.

《¡Qué locura!, ¿un bebé solo para ti?

Y podía parecer increíble pero sintió unas mariposas en el abdomen.
Cuando vio la luz irse y una llamada de la oficina entrar, le pidió a la secretaria de su nuevo médico atrasar su cita porque tenía otros asuntos y rápidamente se dirigió a su oficina.

Unas modelos decidieron faltar y en lugar de llamar al fotógrafo; la llamaron a ella, Marcela indignada reprendió al encargado de la empresa en ausencia de los dueños y este aceptó la culpa, como a cualquiera a quien su jefe le escupe fuego por la boca le pidió una disculpa antes de retirarse.

Marcela se fue a casa, arregló los últimos detalles y decidió dormir para tener un buen viaje. Ellis había pasado preocupado por Marcela y molesto con su cuñada y el "acuerdo de confidencialidad médica " que había jurado el día que se graduó.

— ¿Está embarazada?

— Si fuese cierto... ¿Sería tuyo? — Preguntó su padre.

Podría estar embarazada y perfectamente podía ser suyo, todavía seguía sin olvidar la noche de pasión que compartieron unos meses atrás y además de lo bomba que lo pasaron; no usaron condón.

— Bien, es tarde — Besó la mejilla de su madre y hermana.

Luego le dio un abrazo a su padre. El hombre se ofreció a llevarle al aeropuerto y gustoso aceptó. Antes de dormir le envió un mensaje a Marcela.

Socio, ¡tendremos un hijo! Completa en DREAMEKde žijí příběhy. Začni objevovat