LA ENTRADA EN LA TIERRA PROMETIDA

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LA ENTRADA EN LA TIERRA PROMETIDA

Despues de la muerte de Moisés, Josué había de ser el dirigente de Israel que tendría que conducirlos a la tierra prometida. Había sido su primer ministro durante la mayor parte del tiempo que los israelitas dedicaron a peregrinar por el desierto. Había visto las, maravillosas obras realizadas por Dios por medio de Moisés, y comprendía bien la disposición del pueblo. Era uno de los dos espías que fueron enviados a explorar la tierra prometida, y uno de los dos que dio un fiel informe de su riqueza y que los animó a poseer la tierra con el poder de Dios. Estaba bien calificado para llevar a cabo esa importante tarea. El Señor prometió a Josué que estaría con él como había estado con Moisés, y que obraría para que Canaán le resultara fácil de conquistar, con la condición de que fuera fiel y guardara todos sus mandamientos. El estaba preocupado por saber cómo cumpliría su comisión de conducir al pueblo a la tierra de Canaán, pero estas palabras de ánimo disiparon sus temores.

Josué mandó a los hijos de Israel que se prepararan para un viaje de tres días, y ordenó a todos los hombres de guerra que estuvieran listos para la batalla. "Entonces respondieron a Josué, diciendo: Nosotros haremos todas las cosas que nos has mandado, e iremos adonde quiera que nos mandes. De la manera que obedecimos a Moisés en todas las cosas, así te obedeceremos a ti; solamente que Jehová tu Dios esté contigo, como estuvo con Moisés. Cualquiera que fuere rebelde a tu mandamiento, y no obedeciere tus palabras en todas las cosas que le mandes, que muera; solamente que te esfuerces y seas valiente".

El cruce del Jordán por parte de los Israelitas debía ser milagroso. "Y Josué dijo al pueblo: Santificaos, porque Jehová hará mañana maravillas entre vosotros. Y habló Josué a los sacerdotes, diciendo: Tomad el arca del pacto, y pasad delante del pueblo. Y ellos tomaron el arca del pacto y fueron delante del pueblo. Entonces Jehová dijo a Josué: Desde este día comenzaré a engrandecerte delante de los ojos de todo Israel, para que entiendan que como estuve con Moisés, así estaré contigo".

El cruce del Jordán

Los sacerdotes debían ir al frente del pueblo y llevar el arca que contenía la ley de Dios. Y cuando sus pies tocaron los bordes del Jordán, las aguas se separaron comenzando por arriba, y los sacerdotes pasaron llevando el arca que era un símbolo de la presencia divina; y la hueste de los hebreos los siguió. Cuando los sacerdotes llegaron al medio del Jordán, se les ordenó que permanecieran en el lecho del río hasta que pasara toda la hueste de Israel. En esa ocasión la generación de israelitas que vivía en ese momento se convenció de que las aguas del Jordán estaban sometidas al mismo poder que sus padres habían visto manifestarse ante ellos en el Mar Rojo cuarenta años antes. Muchos de ellos habían pasado el Mar Rojo cuando eran niños. Ahora cruzaron el Jordán como hombres de guerra, perfectamente bien equipados para la batalla.

Cuando las huestes de Israel cruzaron el Jordán, Josué ordenó a los sacerdotes que salieran del río. Tan pronto como éstos, que llevaban el arca del pacto, salieron del río y estuvieron en pie en tierra seca, el Jordán comenzó a avanzar como antes y recuperó todos sus límites previos. Este maravilloso milagro llevado a cabo en favor de los israelitas aumentó grandemente su fe. Para que no fuera olvidado jamás, el Señor intimó a Josué a ordenar a hombres notables, uno de cada tribu, que sacara piedras del lecho del río, en el lugar donde los pies de los sacerdotes habían estado mientras la hueste hebrea lo cruzaba, para llevarlos sobre los hombros, y levantar un monumento en Gilgal, a fin de conservar el recuerdo del hecho de que Israel cruzó el Jordán por tierra seca. Después que los sacerdotes hubieron salido del Jordán, Dios retiró su mano poderosa y las aguas se abalanzaron como una tremenda catarata para seguir su curso.

Cuando todos los reyes de los amorreos y los cananeos oyeron que el Señor había detenido las aguas del Jordán delante de los hijos de Israel, sus corazones se disolvieron de temor. Los israelitas habían dado muerte a dos de los reyes de Moab, y su cruce milagroso por en medio de las aguas impetuosas y arrolladoras del Jordán los llenaron de tremendo terror. Josué circuncidó entonces a toda la gente que había nacido en el desierto. Después de esta ceremonia celebraron la Pascua en las llanuras de Jericó. "Y Jehová dijo a Josué Hoy he quitado de vosotros el oprobio de Egipto".

Historia de la redenciónWhere stories live. Discover now