Capítulo 7

19.8K 1.8K 277
                                    

Lo que siguió al pequeño asunto fue un cuestionario escrito que llenar a mano con la información básica. Nombre, ciudad de origen, número al cual llamar en caso de emergencia. Sabía todo eso, había estudiado bien a mi personaje, y por más retorcido que resultara una identidad falsa dada por el Servicio Secreto no era realmente una identidad falsa. Mis documentos eran reales y válidos a pesar de contener un nombre e información que no era la mía. Las siguientes preguntas me limité a responderlas con cuidado. Si ponía todos los idiomas que hablaba, que eran alrededor de diez, hubiera llamado quizás un poco la atención por lo que me limité a poner la mitad. Materia favorita en el instituto, pasatiempos, mis metas en la vida. ¿Estaba al tanto de las noticias mundiales? ¿Tenía alguna habilidad especial? ¿Me encontraba bajo medicación? Las últimas eran un poco retorcidas.

De haber sabido que la división de cabañas se haría entorno a las respuestas de los cuestionarios entonces lo hubiera pensado mejor. El lado bueno: terminé con Izzy en la cabaña. El lado malo: terminé con Carmindy en la cabaña. Asignaron una por grupo, y nos dieron el resto de la mañana libre para que pudiéramos instalarnos tranquilamente pero todos debíamos reunirnos en el comedor para el almuerzo. Sprouse era horriblemente entusiasta y empalagoso, el perfecto compañero de Carmindy quien lo amaba, mientras que Collins parecía totalmente fuera de lugar. Se despidieron diciendo que los desafíos estaban en todas partes y podían ocurrir en cualquier momento.

Esos tontos se estaban pasando con el entusiasmo y yo no estaría de buen humor hasta no encontrar algo para mis oídos. Nunca más dormiría en un vuelo transatlántico. Había cuatro cabañas, y al llegar a la nuestra tan solo encontramos la puerta cerrada al igual que todos los demás. Genial, otro desafío. ¿Podría intentar violar la cerradura? No era mi fuerte, el MI6 se había negado a enseñarme por no confiar del todo en mí y Ethan no me había enseñado mucho al respecto. Además que podría resultar bastante sospechoso, Stephanie era una chica buena que no debía llamar la atención con cosas como violar una cerradura.

—¡Todd dice que es otro desafío! —exclamó Carmindy saltando y aplaudiendo—. Debemos encontrar la llave para poder entrar.

—Bueno, eso es evidente —dijo Izzy—. El problema es dónde está.

—No somos los únicos con eso —respondí mirando alrededor, los demás también se habían encontrado con el mismo inconveniente—. No debe estar muy lejos. ¿Alguien tiene alguna idea?

—¿Preguntar a los demás? —inquirió Izzy.

—No —dijo Carmindy con tanta seriedad como era capaz con su aguda vocecita de niña, a pesar de su edad—. Las cosas no funcionan así. He estado en muchos campamentos antes.

—No me imaginó por qué —susurró Izzy.

—Nos están probando. Todd dice que nos están evaluando, como una amistosa competencia —continuó Carmindy—. Tenemos que lograr entrar primero que los demás si queremos ganar. No pediremos ayuda y tampoco la daremos. Ellos están tomando el tiempo.

—¿Por casualidad vienes también con una muñeca macabra de porcelana o eso se vende por separado? —preguntó Izzy.

—Bien, tenemos que encontrar la llave —dije y suspiré—. ¿Dónde demonios podrían haberla escondido?

—Bueno, tenemos una pista —dijo Carmindy.

Ella señaló el número trece escrito con tiza sobre la puerta. No se trataba específicamente de algo que dijera mucho. Y contra cualquier criterio racional sabía que Carmindy estaba en lo cierto. Esto no era nada más que otra prueba, estaban evaluándonos, observándonos desde algún lugar esperando ver quién entraba primero. Y tal vez era un poco inquietante el hecho de saber aquello. Izzy golpeó sus labios con su dedo mientras observaba con sus oscuros ojos el número trece en la puerta. Al menos no éramos los únicos estancados.

Indigo (Pandora #4)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora