Levantarse temprano es muy duro, el dejar tu mundo de sueños para volver a la vida real no es precisamente un lujazo...
Pero para Hinata Shōyō, que debe baja una montaña en una bicicleta durante media hora para lleguar al instituto de Karasuno y realizar la práctica matutina del club de voleibol, es todo un lujo. No es difícil adivinar por qué, pues antes de ingresar en la preparatoria no tenía ningún equipo con el que practicar su deporte favorito. Pero, al llegar a Karasuno, todo fue a mejor...
Bueno, todo menos Kageyama Tobio.
El Rey de la Cancha, la persona que le humilló en su último año de secundaria y al que se había prometido derrotar, ahora se encontraba en su mismo equipo, el cual levantaba el balón para él y hacía que pudiera ver lo que había al otro lado de la red.
Su odio comenzó a convertirse en respeto y un poco de amistad, pues aunque fuera un jugador excelente, su carácter hosco hacía que fuera difícil acercarse a él. Sin embargo, a veces aparecía un lado amable y tranquilo que despejaba todos los males de su mente.
Y eso hizo que la pequeña amistad que se había formado entre ellos supusiera un problema para el pequeño pelinaranja. Y es que...
Se ha enamorado de él.
- ¡Eh, Hinata-idiota!
Hablando del Re-hum, persona en cuestión (a Kageyama no le gusta que Hinata lo llame Rey, e incluso el pequeño evita decirlo en su mente por si acaso. Su "amigo" puede llegar a ser... bastante violento...): se encuentra detrás de él, con su típico ceño fruncido. Shōyō iba tan distraído que no se ha dado cuenta de que lo ha pasado.
- ¡O-oh, Bakeyama, buenos días!- dice intentando sonar como siempre. Espera a que su compañero llegue a su lado y baja de la bicicleta para no dejarlo atrás de nuevo. En estos momentos de tranquilidad reina el silencio, hasta que Kageyama hace un pequeño comentario.
- Hace frío...
Hinata asiente y sonríe.
- Bueno, es normal, estamos en octubre.
- Sí, pero hace DEMASIADO frío... ¿Y tú cómo puedes venir a las seis de la mañana en manga corta al instituto?
El pequeño se mira de arriba a abajo antes de encoger los hombros.
- Vengo en bicicleta, así que suelo venir algo acalorado.
Tobio suspira y niega con la cabeza.
- Así solo atraparás un resfriado...- dice mientras le coloca su preciada chaqueta del club de volei al rematador con cuidado.
El pelinaranja, por su parte, pega un bote y sale disparado a unos cuantos metros de la posición en la que se encontraba.
- ¡¿S-s-se puede saber qué haces?!- grita con el rostro rojo a más no poder.
- Mmm, ayudarte, algo que no parece gustarte; devuélvemela si no la quieres.
No sabe qué hacer. Por un lado, el dejarse doblegar por el Re-hum, su compañero no le hace ninguna gracia. Pero su acto de amabilidad le derrite el corazón, y agacha la cabeza.
- ¡GRACIAS POR DARLE SU PRECIADA CAPA A UN SIMPLE PLEBEYO, MAJESTAD!
- ¡¿QUÉ DICES, HINATA-IDIOTA?!
- ¿Ya estáis armando escándalo desde por la mañana?
Los dos cuervos se giran para encontrarse con Daichi y Sugawara, mostrándoles una pequeña sonrisilla.
- ¡B-buenos días!- saludan los de primero a sus senpais. Ellos asienten y les acompañan el resto del camino hacia Karasuno, en el cual Hinata no para de oler el aroma que desprende la chaqueta de Kageyama mientras sonríe como un idiota.
- Por cierto, ¿por qué Hinata lleva la chaqueta de Kageyama?
- ¡El Rey me dió una ofrenda!
- ¡NO ME LLAMES REY, HINATA IDIOTAAA!
