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Abby se estiró en medio del desastre de sábanas y gimió al escuchar sus huesos tronar después de estirarse. Encontró a Kerry del otro lado de la cama roncando levemente con el cabello esparcido por toda su cara, ella rodó los ojos porque ellos nos podían contenerse un día de beber así que cómo anoche no salieron decidieron tragarse todas las botellas del bar que estaba junto a la piscina.

Revisó su teléfono y respondió un par de mensajes de poca importancia de sus amigos universitarios, luego se quejó cuándo se dio cuenta que hoy era su sexto día aquí, solo quedaban ocho.

Se levantó para darse una ducha y de inmediato pensó en John y en el paseo de anoche, la forma en cómo la besó, cómo si ella fuera hermosa y querida. Nadie la había besado así jamás, ni siquiera Damián. No pasó nada después, aunque ella deseaba que si, John sólo la miró en silencio durante unos torturuosos minutos, luego ambos se levantaron perdidos en sus pensamientos y volvieron a la hacienda, ella simplemente bajó de la camioneta sin despedirse y corrió a su habitación. No debería haberse ido así pero su cabeza estaba tan revuelta que apenas podía pensar, fue extraño, se sintió extraño pero quería repetirlo. Quería besar los suaves labios de John, acariciar sus mejillas rasposas, sentir sus duros músculos contra sus manos, escuchar sus gruñidos de satisfacción.

Jamás se había sentido más completa que estando en los brazos de aquel militar roto.

A penas lo conoces, se regañó a sí misma.

—Hey, Abs —saludó Kerry entrando al baño para cepillarse los dientes, Abby sacó la cabeza por la cortina de la ducha y le dio una sonrisa.

—Hey dormilona, planeaba desayunar y luego dar una vuelta por ese famoso spa ¿te apuntas? —Kerry asintió entusiasmada y corrió a su habitación para darse una ducha. Ambas se encontraron en el comedor ya vestidas y se burlaron de los chicos por tener una enorme resaca.

—Pareces muy feliz, Abigail —Damián alzó una ceja en su dirección mientras bebía su café, ella lo miró sin poder ocultar su sonrisa y se encogió de hombros descaradamente revolviendo su ensalada de frutas.

—Me levanté de buen humor, Damián —él la miró entrecerrando los ojos y murmuró algo entre dientes.

—¿Qué haremos hoy? —preguntó Louis ajeno a la guerra de miradas entre Abby y Damián, Kerry se adelantó a contar sus planes para el día —Genial, yo también necesito algo de relajación.

Louis miró a Kerry durante un rato, ella simplemente ignoró su mirada y continuó hablando con Joshua cómo si nada. Algo pasaba con esos dos, algo inusual que Abby se prometió investigar más tarde.

Después de desayunar todos caminaron con entusiasmo hasta el pequeño spa a un lado de la enorme mansión y cada quién fue directamente a la sala de masajes, las chicas pidieron estar separadas de los chicos para hablar con más libertad.

—¿Qué está pasando entre tú y Louis? —preguntó Abby, no podía ver la cara de Kerry porque estaban boca abajo recibiendo un masaje.

—Nada —dijo tal vez demasiado rápido.

—Ker, no soy estúpida. Me ofendes, creí que era tú mejor amiga.

—¡No es eso! Es que no está pasando nada, decidí rendirme con él y darle una oportunidad a Joshua, no sé Abby él parece molesto pero en cuánto lo menciono dice que todo está de mil maravillas. Últimamente está muy extraño —Abby escuchó el suspiro de Kerry y luego pensó seriamente decirle lo de John pero no pudo, tal vez porque ella misma aún no lo aceptaba o tal vez porque las masajistas probablemente lo conocían y eso la avergonzaba.

Bajo mi pielWhere stories live. Discover now