Un Sentimiento que renace en mí

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Antes que nada, debo de dar mis agradecimientos por su ayuda a @RamonaFlowers2001 a el gran aporte de ideas al capítulo y a @CarlaLLDD por ser tan buena y remarca unos errores a la versión impresa de la historia y leerla :D gracias de verdad.

Nota: No voy a poder actualizar los días Lunes, Jueves y Viernes ya que trabajo jejeje, gracias :3

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Ciel cayó rendido al suelo, ya no sabía que hacer, ni pensar. ¿Que era lo que Sebastian estaba pensando al hacer algo cómo eso? ¿Su compromiso con Elizabeth se cancelaría? Ya había perdido su dignidad la noche pasada frente a uno de sus más fieles sirvientes....¡Todo era su culpa! Definitivamente, este había comenzado a odiar a Sebastian.

Sebastian caminó hacia él, y se dispuso a hablar.

Sebastian - Bochan, de verdad lamento todo, yo... no se que fué lo que me pasó, es solo que, cuando se trata de usted, no puedo estar tranquilo, - dijo cabizbajo -

Ciel, al escuchar las palabras de su mayordomo, se sonrojó demasiado.

Ciel - Esta bien, solo piensa mejor las cosas antes de hacerlas, maldito demonio espero que esto no se vuelva a repetir.

Sebastian - Pero... ¿Que pasará si Elizabeth le dice a la reina? ¿No sería usted removido de la nobleza?

Ciel - Justamente de esa manera sería, sin embargo estoy dispuesto a huir de este lugar a ser humillado frente a mis sirvientes, si eso pasa, tu y yo nos iremos a un lugar muy lejos de aquí.

Sebastian, al escuchar las palabras de su amo, se puso feliz notablemente y una tierna sonrisa se esbozo en el rostro de este, Ciel se sobresaltó al ver sonreír de esa manera a aquel, cuya mirada siempre era conformada por los sentimientos de ira, satisfacción y algunas veces odio hacia su amo.

Sebastian abrazó a Ciel y depositó un tierno beso en su mejilla, Ciel estaba algo triste, el de verdad que quería a Sebastian, pero no de la misma manera en la que él lo hacía. Su sueño de vivir toda la eternidad con alguien que lo amara se estaba haciendo realidad, aunque desde un principio el quisiera que ese alguien fuese Elizabeth Middleford, la que estaba destinada a ser su prometida, aquella niña de ojos verdes, dulce y encantadora, el también se había enamorado de ella, tal vez no tanto como ella le amaba, pero de igual manera se había enamorado aunque fuese solo un poco. Verla llorar cómo hace unos minutos de verdad que le partía el corazón en dos, ella siempre era tan alegre  amable que ese sentimiento llamado tristeza, era raro de verse en ella. ¿Porqué siempre era él quien le hacía llorar?

Ahora todo estaba arruinado, y todo gracias a el engreído de su mayordomo.

Si Ciel ya había jurado que jamás lo llegaría a amar o a sentir otro sentimiento contrario al afecto de padre e hijo que había en ellos dos, esa promesa se mantenía, pero ahora más fuerte y persistente.

Sin embargo ¿Porqué su corazón latía tan rápido?

Ciel se levantó del suelo, él tenía que establecer contacto con  la nueva reina de Inglaterra, y firmar un contrato que hacía que Ciel volviese a ser el perro de la reina. Se dirigió a su despacho ignorando el beso de su sirviente demonio y comenzó a leer las hojas del contrato, cuando terminó, firmó e contrato y lo metió en un sobre del tamaño de la hoja de este junto con una carta para a reina, la cual decía todas las condiciones que esta debía de tomar, claro, lo hizo pensando en si Elizabeth no le había mandado antes una carta por acuso de homosexualidad para que este fuese removido de la nobleza, justo en cuanto terminó de empacar todo, llamó a la campana para que alguno de sus sirvientes fuera a dejar la carta en el buzón de correos del pueblo para la reina, en ese preciso momento entro Sebastian al despacho.

Sebastian - ¿Necesitaba algo Bochan?

Ciel - Necesito que le des este sobre a Bard para que lo lleve al  buzón de correos que hay en el pueblo, es el contrato del perro de la reina Victoria II.

Sebastian - Entendido.

Sebastian tomó entre sus manos el sobre y salió inmediatamente del despacho de su joven amo, este se levantó de la silla, y justo antes de que pudiese ir a su cuarto para descansar un rato, se escuchó una voz MUY molesta.

Lau - He venido a ofrecerle unas disculpas por todo lo que pasó con la reina Conde.

Ciel - Tu más que nadie sabes que no eres bienvenido en esta casa, Sebastian¡ - dijo este con una voz demasiado enfadada mientras llamaba a su mayodomo, de verdad que esas personas le repugnaban en todos sus sentidos ¡¿Cómo se atrevía a aparecerse después de lo que le hizo a la familia Phantomhive?! ¿Que él no abía dejado en claro que ya no quería volver a tener ningún tipo de contacto con ellos? -

Sebastian entró a el despacho.

Sebastian - ¿Me ha llamado, Bochan?

Ciel - Quiero que saques a este par de idiotas desgraciados de mi mansión.

Sebastian - Cómo lo ordene.

Sebastian se dirigió a paso lento hacia Lau y Ran-Mao para sacarlos del lugar lo antes posible y evitar que su amo se enojase más.

Lau - Waaa? ¿No crees que eso es demasiado descortés de su parte, Conde?

Ciel - No me importa lo que me tengas que decir, no quiero oírte más, por favor, vete o de lo contrario, Sebastian se verá obligado a hecharlos de la casa de una manera dolorosa. - dijo con un tono de amenaza -

Lau - Si vine aquí, a parte de que quería hacer las pases con usted, es porque me dí cuenta de que sin mí, la compañía de dulces Phantom ha tenido grandes bajas en cuanto se habla de ventas en el lugar, me gustaría volver a servirle, sin embargo esta vez no tengo ni una intensión de fallarle en algo y esta vez le informaré sobre cualquier movimiento o petición quue tenga que hacer para la empresa para que usted  se de cuenta de que si puedo llegar a trabajar de la manera correcta.

Ciel - ¿Que certificado tengo de que esta vez no harás lo mismo de la vez pasada? ¿Cómo se que esta vez no me traicionarás?

Lau - Si le fallo, usted mismo con sus propias manos, serás libre de asesinarme.

Ciel pensó un poco las cosas, ese trato de verdad que era demasiado arriesgado, sin embargo si este cometiese algo mal o algo que pudiese ser considerado por la reina, un crimen, de verdad podía deshacerse de él cómo si nada ¿Porqué no?

Ciel - Esta bien, acepto tu propuesta.

Tras haber pasado un rato de negocios entre ellos firmaron un contrato que nombraba a Lau subgerente de la compañía de dulces Phantom.

Lau - Bien, entonces está hecho, solamente le tengo una petición.

Ciel - ¿Cual?

Lau - Déjeme vivir en su casa - dijo mientras deslizaba un dedo por el mentón del menor y con sus rostros a tan solo 2 centímetros de distancia... o tal vez menos...

Ciel - Esta bien, pero por favor, estamos demasiado cerca y...

El conde no pudo terminar la oración, ya que la distancia entre Lau y él, desapareció...

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Pau The Lemon Killer

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Ante las Puertas del Infierno (SebastianxCiel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora