Capítulo 7: La pregunta

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Cuando eres joven, la vida pasa rápido...Mucho más rápido de lo que uno imagina.

Aunque seguro que en más de una ocasión aquellos instantes de aburrimiento (Que apenas si recordaremos al momento de hacernos personas mayores) nos engañan, haciéndonos creer que estaremos siempre en la escuela, en un aburrido salón de clases, escuchando las largas y tediosas peroratas en las que a menudo suelen perderse los profesores...

Fue precisamente durante una de aquellas tardes aburridas, durante las cuales la profesora McGonagall abrumaba nuestras mentes con una serie de complicadas fórmulas matemáticas cuando aquello sucedió.

-Psst...-me susurró suavemente la voz de una chica que se encontraba sentada detrás de mí.

A esa chica no la conocía bien. La verdad es que nunca antes había hablado conmigo en alguna de las clases, aunque la reconocí como parte del "séquito" que solía secundar a Cho Chang, la chica más guapa de nuestra clase, acaso la más guapa de todo el colegio.

Al principio trate de ignorarla, sabiendo que si llamaba mucho la atención, me podía ganar una buena reprimenda de parte de McGonagall, pero ella insistió, pasándome un papelito por encima del hombro.

Yo le dirigí una mirada cortante, tal vez esperando que la dureza de mi expresión durante aquellos momentos fuese más que suficiente para dejarle en claro que yo tenía tiempo para juegos durante aquellos momentos, pero ella tan solamente se limitó a sonreír socarronamente. Al tiempo que me susurraba:

-Ábrelo...-me susurró de forma casi imperceptible.

Sin más remedio, me limité a hacer lo que ella me decía. Así fue como mis ojos se encontraron con la siguiente interrogante, la misma que había sido burdamente trazada a lápiz:

"Ginny, ¿Es cierto que tú y Harry son novios?"

"¿Qué?" Fue lo primero que atiné a pensar durante aquellos momentos. La impresión que había causado en mí semejante pregunta por poco me hace saltar de mi asiento, casi como si me hubiese sentado en una tachuela.

-¿Sucede algo, señorita Weasley?-inquirió fríamente la maestra McGonagall, quien durante aquellos momentos se hallaba escribiendo un complicadísimo ejercicio en el pizarrón. Ni siquiera había vuelto su rostro en dirección hacia mí.

-No...No...-balbuceé torpemente, mientras el resto de mis compañeros intercambian una serie de mis miradas en las que podía apreciarse una mezcla de burla y confusión.

Harry también volvió la mirada hacia mí disimuladamente, pero no tardó en dirigir su faz hacia otro lado, acaso como si tratase de pasar desapercibido.

La chica que me había pasado el papelito con tan chocante pregunta se mantuvo en silencio, pero yo pude adivinar por la expresión de su mirada que para sus adentros se estaba riendo en carcajadas de mi reacción.

Trate de controlarme y enfocar mi mente en los ejercicios que McGonagall, pero mi mente no dejaba de distraerse con aquella insidiosa pregunta que resonaba una y otra vez en mis oídos: "¿Es cierto que tú y Harry son novios?"

¡Que ridiculez! A Harry si yo lo conocía por aquel entonces. Era un chico simpático de mi clase, pero nada más. En las contadas veces que habíamos intercambiado palabra hasta ese momento, él había sido amable conmigo, pero en ningún momento me había dado entender la posibilidad de que él sintiera algo por mí...Ninguno de esos piropos casuales que los chicos que quieren dárselas de galanes (como mi hermano Ron) suelen decirle tan a la ligera a las chicas...Nada, ningún gesto de esa clase...

¿De dónde podrían haber sacado ellas una idea tan ridícula? ¿Acaso alguien estaría esparciendo rumores de ese tipo?

Pensé en Lavender Brown, la típica chica de la clase a la que le gusta cuchichear con sus amigas en el baño acerca de quien le gusta a quien, permitiéndose hacer la clase de especulaciones que haría la conductora de algún programa sobre la farándula de Hollywood.

¿Acaso me habría vuelto repentinamente un nuevo blanco del "cupido Lavanda"? (Tal era el nombre con el cual muchas de las chicas de la escuela se referían irónicamente a Brown)

También estaba otra posibilidad...

La posibilidad de que el propio Harry hubiese empezado esos rumores.

"No..." pensé. "Harry no es el chico que sería capaz de empezar un rumor de esa clase..."

Aunque por otro lado, no estaba enteramente segura de ello.

Brevemente, volví mi mirada hacia él, acaso como si esperase encontrar la respuesta de mis interrogantes en su rostro. Él permanecía con la fija gacha en su cuaderno, esforzándose por escribir todo lo que la profesora McGonagall estaba dictando. Ni siquiera se percató de que yo lo vi.

La chica sentada detrás de mí no tardó en pasarme otro más de sus papelitos intrigantes, esta vez con el siguiente mensaje:

"¿Y bien? ¿Son novios o no?"

Yo arranqué un pedazo de una de las hijas de mi bloc de notas, en la cual escribí lo siguiente:

"¡No! ¡No somos novios!"

Y se lo pasé de inmediato, esperando que aquella aclaración fuese más que suficiente para disipar cualquier clase de estúpidas suposiciones.

"¡Ay de Harry si es él quien está empezando estos rumores ridículos!" pensé frunciendo el ceño, al tiempo que mi mano temblaba levemente a causa del enojo que sentía durante aquellos instantes. La orejas me ardían terriblemente, pero trate de mostrarme calmada y en pleno control de la situación, a pesar de las numerosas dudas y sentimientos confusos que habían comenzado a invadirme...Y todo por culpa de aquel papelito endiablado con su interrogante inoportuna.

"¡En cuanto esta clase termine, Harry me va oír, le guste o no!"


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