Capítulo 6: Solo tú y yo

22.2K 1.2K 442
                                    

Narra Rubén:

Estaba abrazado al Adam de 5 años. Era tan bonito, esos ojos brillantes y esa sonrisa.

Mis labios encajaban a la perfección con los suyos. Me mordía el labio de una forma tierna y dulce.

-Adam. -dijo una voz grave mientras abría la puerta de la habitación.

No habíamos escuchado al padre de Adam, seguíamos besándonos.

-¿Qué narices? -dijo impactado el padre de Adam.

Nos separamos sobresaltados, me levanté de la cama y el padre de Adam fue corriendo a por su hijo, le pegó un puñetazo haciendo que cayera a la cama.

-¡Ah! -gritó.

Abrí los ojos rápidamente, y me incorporé de la cama. Unos pinchazos invadieron mi cuerpo. Me levanté de la cama dolorido y fui a ver a Adam.

Cuando llegué Adam estaba gritando y moviéndose demasiado.

-¡Papá para! -gritaba más de una vez.

Me acerqué corriendo a la cama, cogí a Adam de los hombros y lo incorporé. Sus ojos estaban completamente cerrados, pero su respiración se notaba acelerada.

-¡Papá no! -gritó de nuevo.

Lo zarandeé para que me hiciera caso y despertara de esa mala pesadilla. La cabeza de Adam cayó mirando a la cama.

-¿Adam? -dije asustado.

Levantó la cabeza, me miró y se tiró a abrazarme. Abrazó mi torso desnudo, mi respiración se aceleró.

-¿Estás bien? -dije mientras acariciaba su pelo.

-Mi padre me pegaba. -dijo entre sollozos.

Me quedé en shock. Adam estaba empezando a recordar, ¿cómo es posible?

-Tranquilo. -dije mientras me sentaba en la cama.

Adam se separó de mi, me miró con esos ojos lagrimosos, levantó su mano y pasó suavemente un dedo por mis heridas. Un gemido salió de mi boca.

-¿Te duele? -dijo serio.

-Un poco. -le dije mirando para otro lado.

No se como, pero siempre acabábamos a escasos centímetros de nuestros labios. Eramos como dos imanes que necesitan estar unidos.

Observé como Adam se puso nervioso y tragó saliva.

-¿Me vas a besar? -preguntó sarcástico.

Ganas no me faltaban para besarle, pero no podía hacerlo, tenía novio.

-Podría hacerlo, pero a Don celoso no le gustaría. -le dije sonriendo.

Adam se hecho a reír y se tiró a la cama, yo en cambio me levanté y me fui a mi habitación.

Me tiré a la cama y apoyé mi cara suavemente sobre la almohada, pude notar como mis mejillas estaban que ardían. No pude evitar sonreír y ponerme a patalear como un niño.

-¡Rubén! -gritó. -Vamos a desayunar, tengo hambre.

Me estaba gustando este cambio en él, ya no mostraba ese miedo hacia mi.

Fui hacia el armario donde cogí una camiseta blanca más o menos transparente. Baje hacia la cocina, donde ya estaba Adam comiendo como un animal.

-¿Y esto? -dije mirando la mesa completamente llena de comida.

Empezó a hablar con la boca llena, solo le entendí la palabra mamá. Le mire confundido.

Incompatibles [Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora