Capítulo 3: Acercamientos peligrosos

2.7K 429 192
                                    

Checo y Max llegaron a un restaurante cerca de su trabajo.

El pelinegro estaba un poco nervioso al compartir ese momento con su jefe, quien termino ordenando por ambos para su mayor comodidad.

—¿Qué opinas del trabajo? —Pregunto Max—¿Te gusta?

—Si, es interesante.

—¿Y qué más?

—No sé qué más responder—Confeso y Max sonrió.

—Quiero que siempre seas sincero conmigo—Checo lo miro con atención—Necesito esa confianza de tu parte, y así yo podre retribuirte confiando en ti.

—Perdón por mentir en mi hoja de vida—El pelinegro sentía una especie de admiración por su jefe al brindarle el espacio de ser honesto sin ser juzgado.

—Que sea tu primera y última mentira—Pidió.

Ambos continuaron con su comida, hasta que el teléfono del rubio comenzó a sonar.

Max se levantó y se alejó para poder atender la llamada. Checo lo observo mientras se quedaba en la mesa.

—No es necesario que vengas—Respondió Max mientras miraba el suelo.

—Pero si estoy detrás de ti—La voz de su novia lo hizo voltear a verla—¿Me extrañaste?

Ni siquiera le dio tiempo a responder cuando se abalanzó para robarle un beso.

Checo se sintió un poco incomodo al ver esto, porque sentía que no debía estar ahí interrumpiendo.

—Estoy comiendo con mi asistente—Continuo Max.

—¿Ya tienes uno? ¿Dónde está? Espero que no sea una chica—Kelly se giró buscando con su mirada.

El pelinegro se percató de esto y rápidamente aparto la vista intentando pasar desapercibido.

—No es una chica—Respondió Max y la guio para que pudiera encontrar a Checo—Es él.

—Es lindo.

—No tiene experiencia, pero no me ha decepcionado.

Kelly se volteo a verlo algo molesta.

—¿Por qué lo contrataste si no tiene experiencia? Eso hará que trabajes el doble cuando haga las cosas mal.

Max desvió la mirada. A veces sentía que su novia lo trataba como un niño pequeño.

—Se lo que hago—Respondió con molestia—Me pediste que no contratara a una chica y eso hice. Pero ahora te molestas por contratarlo a él.

—No estoy molesta—Renegó—Solo no quiero que te esfuerces demasiado. De por si no tienes tiempo para mí, será peor si él no lo hace bien.

Max sabía que ella tenía un punto al quejarse por eso. Pero no era lo que necesitaba en ese momento.

—¿A que viniste?

—A veces me gustaría que me hablaras con más delicadeza—Continuo ella—Quería sorprenderte y pasar la tarde juntos.

—No puedo ahora.

—Si puedes. Eres el jefe—Le recordó—Puedes hacer lo que quieras.

—No es así cómo funciona.

—Al menos esta vez—Insistió mientras lo tomaba del brazo como una niña pequeña que pide un dulce—Desaparece conmigo esta tarde.

El rubio sabía que nada la haría cambiar de opinión. Una vez que entraba una idea en su cabeza, no la soltaría hasta cumplirla.

Lᴏᴠᴇ, IɴᴄKde žijí příběhy. Začni objevovat