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-¿Ya has pagado?
-Sí, ya podemos irnos.
Louis se dirigía a la salida cuando sintió un tirón en su chaqueta. Se dio la vuelta y sonrió hacia el rizado.
-¿Ocurre algo?
-No, sólo estaba pensando en que podíamos quedarnos en esta tienda un poco más de tiempo.
-Harry, en estas tiendas apenas hay probadores, si ocupásemos uno media hora creo que se darían cuenta.
La sonrisa fallida de Harry ante el comentario dejaba claro que algo le inquietaba.
-Pensé que estarías deseando correr hacia Burberry.
-¿Por qué iba a hacer eso?
-Quizás porque llevas semanas hablando de esas estúpidas rebajas en botas.
El pequeño hizo intención de hablar, pero fue interrumpido.
-Y antes de que me contradigas, recuerda que bajan el precio diez dólares.
-No. -Inseguro, se tomó un tiempo antes de seguir la frase.- No voy a decir que no lo sean, lou, pero no tenía pensado ir de todas formas.
-¿Y a dónde quieres ir? ¿A Marc Jacobs?
Harry se acercó hasta el mostrador y una mujer mayor le dio una caja acompañada de una dulce sonrisa. Harry correspondió el gesto y en un par de zancadas ya estaba al lado de su amigo.
-Lo he pensado mucho porque no estaba muy seguro, pero espero que te gusten.
-Todas las veces que me he imaginado este momento, ha sido con una caja algo más pequeña.
Entre risas Louis abrió la caja, y de ella se asomó un par de converse blancas.
-¿Esto es para mi?
Louis no daba crédito a lo que estaba viendo.
-No, se que tú usas siempre vans o nike.
-Eso era lo que me sorprendía -aclaró Louis mientras acariciaba su cara con ternura.
-Son...
-Son para Liam, ¿verdad?
-Louis William Tomlinson, ¿podrías dejar que acabe la maldita frase?
Louis bajó la mirada cohibido por el tono duro en la voz de Harry. Era consciente de que podía llegar a molestar mucho a su compañero, pero esta vez no había sido esa su intención.
-Siento esto, solo intentaba decirte que son para mi y verte entusiasmado.
-No me vas a ver así, porque no lo estoy.
Sus ojos cambiaron drásticamente de tono. Los que una vez fueron verde claro ahora lucían como dos grandes esmeraldas.
-Tu prefieres este tipo de calzado, debería gustarte más si me lo compro.
Louis soltó su bolsa con frustración y empezó a dar vueltas por el local.
-No puedes agradar a todo el mundo. Te lo he dicho un millón de veces, Harry.
-Solo quiero volver a ser el de antes, no es para tanto.
El ojiazul paró en seco.
-¿Y qué es lo próximo? ¿Cortarte el pelo y dejar de llevar camisas? -gritó todavía dándole la espalda.
-Ya he pedido hora en la peluquería.
Louis pasó las manos por su cara, desesperado, y se acercó a Harry con una mueca de desaprobación.
-¿A caso no te das cuenta? Si cambias, muchos que te quieren ahora dejarán de hacerlo.
-¿Y qué se supone que debo hacer? -preguntó al borde del llanto.
-Estar a gusto contigo mismo.
-¿Aunque me quede solo?
-Aunque así fuese.
Cientos de lágrimas empezaron a resbalar por las mejillas de Harry. Desconsolado, dejó las zapatillas encima de un asiento cualquiera y salió corriendo de allí.
Louis las cogió y se las entregó a una dependienta, se negaba en rotundo a dejar que su amigo se llevase aquello por lo que la gente pudiese pensar o decir.
Salió de la tienda algo cabizbajo, con las manos en los bolsillos. Hacía bastante frío, pero lo único que sentía estaba en su interior. Un cóctel de emociones que iba desde ira hasta tristeza e impotencia. Y todas provocadas porque Harry no se aceptase tal y como es.
Porque si se viese un único segundo por sus ojos, se le quitarían todos los complejos e inseguridades.
Una vez que cruzó la calle, pudo ver la silueta de su compañero al lado de un pequeño lago. Estaba sentado en la orilla, con los pies enterrados en la arena, muy cerca del agua.
Sin articular palabra, se sentó a su lado. El silencio solo era interrumpido por pequeños sollozos. Por cada uno, el corazón de Louis se rompía en un pedazo más.
-Haz, siento no apoyarte en esto como te gustaría.
El silencio volvió a hacerse presente y Harry giró la cabeza dándole un poco la espalda.
-¿Sabes qué?
Louis movió el hombro de Harry antes de proseguir. Ahora los dos se miraban a los ojos.
-Que no lo siento Harry. -admitió- Nunca te apoyaría para que cambiases, porque tu sonrisa de cuando te apasiona lo que eres y lo que haces es lo que me da la felicidad día a día.
No hay nada que me guste más que verte escogiendo camisas horribles que ponerte por las mañanas, o botas desgastadas que usar en verano.
Estoy impaciente por ver hasta donde te puede crecer el pelo y por seguir jugando con él hasta el momento en el que te lo cortes. En el que te lo cortes por iniciativa propia.
Joder, Harry, a veces pienso que dudas de mis sentimientos por ti. Se que no es así, pero es que yo estaría dispuesto a que me odiase el universo, si tu siguieses amándome hasta el último de mis días.
No quiero condicionar lo que vayas a hacer, porque decidas lo que decidas, yo estaré aquí. Pero por un momento, vuelve a escuchar tu corazón, porque él te dirá lo que en realidad quieres.
Harry de pronto estalló en risas. Su sonrisa brillaba en contraste con sus mejillas rosadas por el llanto. Y aunque al principio Louis se extrañó, acabó contagiándose del ataque del tonto que tenía al lado.
El de ojos azules se recostó con delicadeza sobre la arena húmeda dirigiendo su mirada al cielo. Este era grisáceo gracias a las nubes, pero ¿cuándo no era así en Londres?
-Lou, ¿sabes lo que me dice mi corazón?
-¿Mm?
-Mi corazón me dice que lo único que ha querido desde que tenía dieciséis años ha sido a ti. -respondió risueño.
Louis se incorporó ante aquella respuesta inesperada. Harry se acercó a él y juntó ambas frentes.
-Si llego a saber que me ibas a echar ese discurso, habría ido a comprarme zapatillas antes.
El mayor se sonrojó mientras Harry cogía una de sus manos y entrelazaba los dedos con la suyos. Él aprovechó para apartar un rizo que caía salvaje por su cara y colocarlo detrás de su oreja.
-Te amo enano, gracias por darle color a mi vida.
-Gracias a ti por darle el blanco y negro, los únicos colores que me faltaban.
Y ambos se fundieron en un beso lento del amor más puro y verdadero. De esos que no se olvidan, de esos que no se repiten y de esos que solo unos pocos tienen la suerte de experimentar.

boots • l.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora