Cuatro

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Narras tú

Jack vino a dejarme a mi casa, se veía triste y no sabía por qué.

-¿Qué pasa, Jack? -dije lo mas alegre posible-. No has hablado nada en 10 minutos, eso no es normal en ti.
-Tal vez cambié un poco.
-Lo dice el chico que ha llevado ese corte de pelo toda su vida...
-¡Hey, en los chicos es normal! -infló los cachetes en modo de protesta-.
-...y el que ha llevado el mismo tipo de zapatos por toda su vida.
-Son bonitos, y para que sepas me veo DI-VI-NO con ellos.
-Los usas desde que tengo memoria, cuando se gastan o te quedan pequeños te compras otro par igual pero más grande, ¿Qué harás cuando ya no los fabriquen?
-Ya me preparé para eso, compré tres pares de mi número y tres números más para vivir eternamente con ellos.
-Has vivido menos de un cuarto de tu vida y ya has gastado más de 7 pares, no llegarás ni a los 40 y ya te habrás quedado sin pares.
-¿Sabes? Me gustabas mas triste - me sonrió -.
-Y a mi me gustas más así.

Le di un pequeño empujón y seguimos caminando hasta que llegamos a mi casa.

-Bueno tengo que irme -dije un poco triste por volver a estar sola-.
-Me gustaría quedarme, pero tengo algo muy importante que hacer. ¡Te aseguro que te hará feliz de nuevo! -levantó su dedo pulgar-.
-Está bien, te veré mañana.

Le di un gran abrazo y entré en mi casa, me recibió mi madre con un:

-Hola hija, ¿Cómo te fue?
-Bien, tengo tarea mamá. Iré a hacerla a mi cuarto.
-Bien hija. No te molestaré más. ¡Suerte!

Tuve que mentirle, no quisiera preocuparla más de lo que ya está. Me fui directo a mi pieza, tiré la mochila del colegio al suelo y me recosté boca arriba en la cama. Me quedé contemplando el techo hasta que mis párpados comenzaron a cerrarse por si sólos, haciendo que cayera en un profundo sueño totalmente negro, que hacía agradecer por dejar de tener esas pesadillas que ultimamente me atormentaban cada noche.

~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~

Sentí picazón en mi mejilla, de seguro un insecto o uno de mis cabellos está en cima. Abrí los ojos y noté que no era un insecto lo que había sino que estaba Jack acariciándome la mejilla, tenía una mirada melancólica y esta tan sumido en sus pensamientos que no notó que ya me había despertado.

-Emm, Jack. ¿Que estás haciendo...?

Lo recorrió un escalofrío, apartó su mano y me miró.

-De verdad eres tú...

Con una gran sonrisa en su rostro se tiró a la cama a abrazarme. Quedó encima de mi, escondió su cara en mi hombro y me abrazó fuertemente repitiendo una y otra vez.

-De verdad eres tú... de verdad eres tú...
-Hey Jack, quitate que Jonathan puede pensar mal.
- De verdad eres tú... de verdad eres tú...
-Hey Jhonny, ¿podrías darnos un minuto? -pregunté suplicante al infante a lo cual el asintió, salió de la habitación y cerró la puerta tras de si-. Tranquilo, todo estará bien ahora. Yo estoy aquí

Mi instinto maternal salió a la luz y le acaricié la espalda a Jack para tratar de tranquilizarlo, y parece que funcionó, porque se levantó; aún estaba encima de mi pero se afirmaba con sus manos que estaban arriba de mis hombros para no caer encima mío, pero pasó algo extraño... De la nada su mirada de incredulidad cambió a una de felicidad incondicional, se acercó a mi y me ¡beso! Estuve unos segundos sin comprender lo que estaba pasando pero cuando volví en mi lo empujé haciendo que quedara sentado en la cama y yo sentada frente a él, quería verlo a los ojos para reprocharle.

-¿¡Pero qué haces!? Cuando dijiste que ibas a traer algo que me iba a ser feliz, ¡no pense en esto!
-No recuerdo haber dicho eso -dijo confundido, creo que no comprendía lo grave de la situación-.
-Claro que sí. Cuando me viniste a dejar dijiste que tenías que ir a hacer algo que me haría feliz de nuevo-dije molesta-. Pero tienes que entender que somos amigos desde la infancia y sería raro si comenzáramos a salir -dije un poco mas calmada-.
-¿Amigos de la infancia? Oh, claro. Descuida, fue sólo un error. Creo que caí encima tuyo por error. Sí, eso es. Una mano se mes resbaló y caí, no creas que a Jack le gustas. Digo que ha mi me gustas. Sería raro y todo eso, a demás eres fea -dijo nervioso, aunque de alguna forma me parecía tierna esa reacción-.
-No soy fea.
-Jack piensa que lo eres.
-Es raro cuando hablas de esa forma.
-¿Qué forma?
-Nada, olvidalo -Le dediqué una sonrisa verdadera que hace mucho tiempo había dejado de hacer-. ¿¡Qué es eso!? -dije apuntando al extraño collar que llevaba-.
-Oh esto, que bueno que lo recuerdes -se sacó el collar y lo levantó delante de mi para que lo viera mejor- Es un regalo que un gran y apuesto amigo te había dado hace ya un tiempo.
-No puede ser.

Me levanté y fui a mi armario, saqué una caja en donde tenía guardado toda la colección de Sonic que tenía dispersa por mi cuarto. Busqué hasta encontrar la figurita que estaba buscando.

-Es idéntico a éste -levanté triunfante la figurilla de Shadow que ahora tenía el mismo collar con el mismo rubí reposando en su pecho-. ¿No te parece extraño todo esto?
-Tengo el presentimiento de que si te pones este collar todo se va a aclarar para ti -Jack me extendió el collar-.

No sé que hacer, algo en mi interior me dice que ese collar tiene algo que ver con lo que me pasa pero sé que ponerme un simple collar no cambiará nada. Se seguirán riendo de mí en el colegio y las bromas no cesarán más. Ya quedé como la loca de la ciudad y un collar no lo cambiará. Pero... ¿Y si ese no es un simple collar?

RubíWhere stories live. Discover now