-Te quiero.
-Nesecito que lo digas- dijo él
Mi interior gritaba por él, y no podía soportarlo un segundo más- Diré lo que quieras que diga.
-Entonces di que me perteneces, di que me tomas de vuelta, no haré esto a menos que estemos juntos.
-Nunca hemos estado separados, ¿cierto?- pregunté. Esperando que fuera suficiente.
El negó con su cabeza, sus labios rozando los mios- Nesecito escuchar que lo digas. Nesecito saber que eres mía.
-He sido tuya desde el segundo en que nos conocemos.