17- Tu fin.

155 22 4
                                    

Saqué disimuladamente la pistola, rezaba que no me viera con cada movimiento que hacía mientras él no sé qué hacía. ¿Mirarme? ¿Mirar a los francotiradores? El caso es que rápidamente disparé y guarde la pistola. Shibazaki se asustó demasiado tirando papeles al suelo y pude retroceder unos pasos entre tanto alboroto. Shibazaki estaba muy enfadado, recé porque no lo pagara conmigo...

-¿Para eso os pago? -Gritó.- Pero... -Miró al suelo.- ¿¡No veis que está más para la derecha, retrasados?! Además, ¿¡Quién coño os ha dado orden de disparar?! Luego quiero al puto culpable. No juguéis con esas mierdas, coño. Que me lo vais a matar sin que me de lo que quiero. Irse, ya me encargo yo del tonto este. No creo que sea nada del otro mundo.

Este era mi momento, no sé si él está armado, pero si lo está tardará en cargar y esas cosas. Si no era ahora no era nunca. Tiré mis llaves cerca de Shibazaki para distraerle. Se puso a gritar como un loco cuando me aproximé a él lo más rápido que pude y cuando pudo girarse y verme ya tenía mi pistola en su sien. Miré victorioso a Shibazaki y este temía por su vida de una manera extraña. Se rió, no me importó nada. Pero no le iba a dejar sin decir nada.

-Así que al final la trampa era tuya y la víctima soy yo. ¿Me vas a matar?
-¿No te ha quedado claro que sí?
-Que suerte tienes, Nine. Los de allí te han enviado una pistola. No contaba con ello. ¿Sabes por qué? -Miró al suelo.
-No.
-Traicioné a alguno de los hombres que tengo allí, solo por irte a buscar. Supongo que no debí. Si no lo hacían ellos lo harías tú, y ellos te lo facilitaron. Hoy íbamos a llegar al final alguno de los dos, y fui yo. ¿Me dices ya dónde está el numerito?
-Ni de coña, Shibazaki. Jamás. Hasta nunca.

Disparé y aparté la vista. No me atreví a ver cómo quedó, salí de allí corriendo por si alguno quería perseguirme y unas lágrimas cayeron por mi cara. Por fin todo había acabado. Por fin este hombre no nos iba a molestar nunca más. Tenía ganas de llamar a Five y avisarle de esto, llamar a Twelve para decirle que ya era libre. Pero no tenía mi móvil para hacerlo.

Llegué a casa y mi padre estaba ahí. Esperando en la escalera. Cuando lo vi le abracé y le pregunté si me dejaba volver a la ciudad para ver a mis amigos. Él al verme tan desesperado me dio permiso sin rechistar y me dio algo de dinero también.

Después de varias semanas, volvía a ver a mi chico, a mi tonto, a mi mejor amiga y a su retrasada amiga. Por fin les vería la cara. Tenía muchas ganas de besarle. Cogí el tren y me puse a mirar por la ventana. Por fin respiraba con tranquilidad.

Boom (Nine y Twelve - Zankyou)Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin