Capítulo 20

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LEO


No me puedo creer que Helena estuviese en mi coche, cuántas veces he pensado en tener ese par de piernas a mi lado y contemplarlas embobado. Cuando acarició la tapicería creí que iba a lanzarme encima de ella, pero soy un campeón y ni pestañeé, aunque mi polla si que se alegró.

Para nada me esperaba que hiciese esa clase de preguntas cuando estábamos en el mirador, solo pensaba en el olor de su perfume metido en cada poro de mi piel cuándo salimos del coche.

Durante un segundo pensé en contarle todo, mi padre supongo que tiene razón, lo entenderá pero cuando dijo a lo que tenía miedo, sentí como mi corazón se volvía a romper.

Quería decirle que no tuviera miedo a nada, que yo estaría para protegerla siempre, como ya hice en su momento, pero nada de eso salió de mi boca, solo una pequeña frase de lo mucho que quería decirle, pero ahora mismo Helena era una bomba y no sabía cuando su cerebro le revelaría toda la información sobre esa noche.

Me miró con ternura y me acerqué lentamente a ella, sus labios pedían a gritos que los besara y quería hacerlo, vi como su respiración cambiaba y eso me excitó, pero una llamada me salvó de hacer esa tontería, creo que no era el momento.

Stefan me llamó para avisarme de que la reunión se había adelantado , que los Escassi querían quedar antes, y algo me olía mal.

Al dejarla en su casa decidí que era hora de empezar a marcar territorio ¿ por qué ? todavía no lo sé.

- Helena - la llamé.

Ella se giró con una pequeña sonrisa es su perfecto rostro.

- ¿ Vienes conmigo al baile del final del otoño ? - pregunto.

Se muerde el labio de una forma tan sexy que ni  Anastasia de 50 sombras de Grey sabría hacer.

- ¿ Por qué no ? - responde.

Arranco el coche y lo hago rugir para que la familia Ferragni sepa que Leonardo Corleone está aquí.

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La ducha me despejó la mente y aclaró mis pensamientos, ahora tenía que sacar a Helena de ellos y concentrarme en la reunión.

Benja estaba a mi lado, como el gran amigo fiel que era. Aparcamos nuestras motos y esperé a que Stefan y Miguel llegaran con el coche de mi padre, el como siempre, quería venir.

Entré con paso seguro y con dos pistolas en la cinturilla de mis pantalones.

- Leo - dice Silvio , tiene el labio partido y la nariz tapada con una venda. Intento no sonreír ante su imagen.

- Dime ¿ cuál es la urgencia para adelantar la reunión ? - pregunto aburrido.

- Quería dejar este tema zanjado cuánto antes , además tengo una cosa de la que hablarte.

- ¿ Cuál es ? - a ver con que tontería me viene ahora.

- Me han dicho que los Napolitanos ofrecen armas más baratas que los Corleone - dice levantando una ceja.

¿ Que ? ningún Napolitano vende armas en Italia , lo sabríamos. Me siento en la primera silla que veo para aparentar normalidad.

- Pues te informaron mal Silvio, no hay nadie más en toda Italia vendiendo armas , si pasas nuestras fronteras , es posible que los encuentres pero en Italia no - digo en un tomo más que cortante y mirándole con desafío.

El asiente y se gira para coger un maletín , lo pone encima de la mesa y lo abro con cuidado, por si acaso y mirando hacia el.

Me levanto de la silla y Benja ocupa mi lugar, el es el encargado de contar el dinero y verificar que todo esté en orden, abre el maletín que trajimos vacío y empieza a colocar los billetes , no me fío de nada que no sea mío.

Respira (Crónicas de la mafia #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora